”La solución
pasa por añadir el polvo de caucho obtenido de los neumáticos
reciclados en la mezcla del asfalto. Un proceso aparentemente
sencillo que no justifica que la red viaria española cuente únicamente con 300
kilómetros de carreteras asfaltadas con este material reciclado de neumáticos
en desuso (conocidos por las siglas NFU)”, explicó Tomás.
A través de
esta combinación de materiales, las carreteras y autopistas, además de ecológicas, son más
resistentes, más seguras y menos costosas. “Las mezclas son menos susceptibles
a las altas y bajas temperaturas y se fatigan menos que las carreteras
convencionales”, dijo el gerente de la ATEB. Además aclaró que, si bien
hay pocas carreteras construidas de acuerdo a este método, esta técnica no es una
novedad en el mundo científico.
Otra de las
ventajas de este procedimiento, que supone añadir entre un 0,5 por ciento y un
2,0 por ciento de polvo de caucho reciclado al betún, es que no implica la
utilización de nuevas máquinas o equipamientos. “El aprovechamiento sería de un
neumático para cada siete metros cuadrados”, aseguró Ramón Tomás e
indicó también que las empresas podrían utilizar su infraestructura actual para
asfaltar las carreteras con el material modificado, “de manera que no habría
motivos para que esto se reflejase en los costes de los peajes”.
Por su parte,
un investigador del Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV),
institución que lidera el proyecto europeo Criosinter – donde se
promueve el desarrollo de mejores procesos de reciclado de neumáticos -,
dijo que el uso de polvo de caucho en carreteras representa un ahorro
a largo plazo, ya que alarga su vida útil debido a la mayor resistencia que
proporciona el asfalto modificado.
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