500 científicos lanzan
la Declaración de Bonn en defensa de una gestión sostenible de los recursos
hídricos.
Si no se
acometen reformas en profundidad en la gestión y utilización del agua dulce, la
escasez de este recurso imprescindible será un problema grave para la mayor
parte de los futuros 9.000 millones de habitantes del planeta Tierra en el
plazo de una o dos generaciones, advierten los científicos reunidos la semana
pasada en la conferencia Agua en el
Antropoceno, celebrada en Bonn, Alemania, que ha reunido a medio
millar de especialistas de todo el mundo. El agua dulce es un recurso natural
esencial para el que no existe sustituto, recuerdan los científicos, y el
riesgo que afronta la humanidad es autoinfligido y completamente evitable.
“La mala
gestión del agua, el uso excesivo y el cambio climático suponen amenazas a
largo plazo para el bienestar de la humanidad”, afirma la declaración.
“Incontables millones de actividades humanas locales repercuten en cambios a
escala regional, continental y global que alteran drásticamente los flujos y
reservas de agua, reducen su calidad y perjudican a los ecosistemas. La
actividad humana, por tanto, juega un papel central en el comportamiento del
sistema global del agua”.
La
declaración recoge las conclusiones esenciales del Proyecto Sistema Global del
Agua en el que los científicos llevan trabajando desde 2004.
“Los humanos
suelen buscar su suministro de agua a través de soluciones de ingeniería a
corto plazo y, a menudo, costosas que pueden generar impactos en los sistemas
sociales y ecológicos. Ante el dilema de elegir entre agua para obtener un
beneficio económico a corto plazo o defender la salud general de los
ecosistemas acuáticos, la sociedad masivamente elige el desarrollo, a menudo
con consecuencias nocivas en los mismos sistemas que proporcionan ese
recursos”, explican los científicos. El desarrollo sostenible requiere tanto la
innovación tecnológica como institucional, advierten. Las investigaciones
“confirman que el actual incremento del uso del agua y la escasa eficiencia del
sistema hídrico avanzan en una trayectoria insostenible”.
La
Declaración de Bonn reclama una agenda que aglutine la labor de científicos,
políticos y gestores, y hace unas recomendaciones: adquirir el compromiso de
adoptar un enfoque multidisciplinar y a diferentes escalas en la investigación
del agua para comprender el complejo e interrelacionado sistema hídrico global
y cómo puede cambiar en el futuro; realizar estudios de síntesis acerca del
conocimiento sobre el agua dulce que permita desarrollar evaluaciones de riesgo
y estrategias de protección de los sistemas de agua; preparar a la siguiente
generación de científicos y expertos en cambio global para hacer frente al
reto; extender el monitoreo mediante redes de observación del medio ambiente y
sistemas avanzados de satélite; tomar en consideración alternativas basadas en
los ecosistemas frente a las costosas soluciones estructurales ante el cambio
climático; desarrollar soluciones innovadoras en las instituciones que se
ocupan del agua, con un equilibrio entre soluciones técnicas y de gestión.
*La humanidad utiliza un área del
tamaño de Sudamérica para sus cosechas agrícolas y un área del tamaño de África
para el ganado.
* La extracción de agua y de
hidrocarburos en zonas costeras bajas, dos tercios de los grandes deltas fluviales
están hundiéndose, algunos de ellos cuatro veces más rápido que la media global
de subida del nivel del mar.
* Las actividades humanas mueven ahora
más rocas y sedimentos (por ejemplo, en minería, infraestructuras costeras y
presas) que la erosión natural del hielo, el viento y el agua juntos.
* Muchas inundaciones fluviales
actualmente están relacionadas con actividades humanas, incluyendo la del Indo
en 2010 (con 2.000 personas muertas) y la de Bangkok de 2011 (815 fallecidos).
* La humanidad ha construido, como
media, una gran presa cada día durante los últimos 130 años.
*Cientos de miles de diques
distorsionan el flujo natural de los ríos a los que los ecosistemas y la vida
acuática se ha adaptado a lo largo de miles de años.
* La desecación de humedales destruye
su capacidad de inundación natural, un servicio de la naturaleza difícil de
reemplazar.
* La evaporación de sistemas de
irrigación mal gestionados seca muchos ríos y sin agua no hay vida. Así, poco a
poco decenas de miles de especies se acercan cada día a la extinción.
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