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lunes, 16 de septiembre de 2013

Científicos españoles descubren en la Antártida un invertebrado marino que come huevos

 Investigadores de la Universitat de Barcelona (UB) y del Instituto Español de Ocenaografía (IEO) han descubierto una nueva especie de invertebrado marino que se alimenta de huesos y que ha sido bautizada como 'Osedax deceptionensis'.

La especie se ha descubierto simultáneamente a la bautizada como 'Osedax antarcticus' --ésta descrita por un equipo del Museo de Historia Natural de Londres--, y se trata de las dos primeras descripciones de un tipo de gusano marino, ha precisado la UB en un comunicado.

Los resultados se publican en la revista 'Proceedings of the Royal Society B', si bien otras publicaciones como 'Nature', 'Science' y 'National Geographic' también se han hecho eco del hallazgo.

Las dos especies de 'Osedax' se han hallado en zonas geográficas separadas por pocos kilómetros, aunque a profundidades diferentes, por lo que parece que se trata de dos seres vivos adaptados a condiciones diversas, "tal y como se aprecia en los estudios genéticos que se han llevado a cabo", ha indicado la investigadora de la UB Conchita Ávila.

Asimismo, destaca que si bien la mayoría de especies invertebradas encontradas en la Antártida se habían extraído de profundidades que van de los centenares a miles de metros, el gusano "comehuesos" es el primer 'Osedax' que se halla a solo 20 metros de profundidad.

El gusano, descubierto en la campaña de 2010 del proyecto Actiquim II, se alimenta de los esqueletos de ballenas en descomposición, y se ha bautizado como 'deceptionensis' por descubrirse en la isla de Decepción, teniendo la base española antártica Gabriel de Castilla como centro de operaciones.

El proyecto Atiquim, iniciado en 2007, ya ha permitido describir tres nuevas especies de gusanos anélidos, dos 'Dorvilleidae' y un 'Cirratulidae'.

Hasta la fecha solo se conocía la existencia de cinco especie del género 'Osedax', todas procedentes de latitudes más templadas, y fueron descritas por primera vez hace diez años, cuando los investigadores descubrieron un gusano microscópico --en el caso de los machos-- que vive en el interior de un tubo que construyen las hembras y que mantienen una función meramente reproductiva.

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