Expertos
y ecologistas alertan del impacto de los barcos de recreo sobre la
posidonia.
GEN-GOB
pide a las Administraciones limitar los fondeos en las calas más
turísticas.
Las
extensas praderas de posidonia oceánica se están perdiendo. Esta
planta acuática —endémica en el Mediterráneo y que solo
sobrevive en zonas de poca profundidad, de hasta 40 metros—, está
sufriendo un proceso de deforestación. Y el ser humano está detrás
de esta reducción de biodiversidad. "Dos terceras partes de las
pérdidas de praderas de posidonia se deben a impactos físicos
provocados por el hombre, como la construcción en la línea de costa
o la pesca de arrastre", indica Núria Marbà, investigadora del
Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, dependiente del CSIC y
la Universidad de las Islas Baleares. "Las anclas también están
detrás de esta pérdida", añade Marbà. "Cada vez que se
tira el ancla en una pradera se arrancan haces", afirma.
La
organización ecologista Grupo de Estudios de la Naturaleza (GEN-GOB)
ha centrado este jueves el foco en los fondeos de los barcos
recreativos y el turismo en las calas de Ibiza. GEN-GOB ha presentado
el informe La posidonia, una responsabilidad compartida. Seguimiento
de zonas de fondeo. Se trata del balance del programa de control
submarino realizado en cuatro de las calas con más presión
turística de la isla: Talamanca, Porroig, Cala d’Hort y Cala
Salada. Esta organización concluye que la "creciente presión
náutica y la falta de gestión de las zonas de fondeo" están
desencadenando "la deforestación de las praderas".
"Talamanca
es donde más posidonia se ha perdido. Aquello es un caos, en verano
funciona como un puerto", detalla Jorge Sáez, encargado de
coordinar el proyecto de seguimiento de GEN-GOB. "Existe un
impacto erosivo sobre las praderas de posidonia oceánica debido al
anclaje de embarcaciones en tránsito que fondean en las calas o
fondeaderos de la isla", concluye el informe presentado este
jueves. Este mismo problema de erosión se ha detectado en el caso de
"las estructuras fijas para el amarre de embarcaciones" que
hay en las zonas estudiadas. "Este efecto se debe principalmente
a la acción de sus cadenas durante el borneo de las embarcaciones
amarradas. La salud de los hábitats colindantes con estos fondeos
experimenta signos de degradación", alerta el informe. Sáez
apunta a otro problema ligado a la navegación recreativa: la falta
de control sobre las aguas residuales, que se vierten al mar desde
las embarcaciones.
La
posidonia es un bioindicador. "Cuando hay extensiones
importantes eso indica que la costa está en buen estado",
señala Marbà. Y, a la vez, esta planta contribuye a mejorar la
calidad de las aguas: "Evita la erosión y ayuda a la creación
de arena en las playas". Además, es un "sumidero de CO2"
de gran capacidad. "Captura y entierra el CO2 durante miles de
años", sostiene Marbà.
Esta
investigadora es una de las autoras de un artículo, publicado en
Biological Conservation, en el que se analiza la evolución de las
praderas entre 1842 y 2009 en el Mediterráneo occidental. En los
últimos 50 años, según ese artículo, se ha reducido la extensión
de posidonia entre un 13% y un 38% en la zona de estudio. "En
Baleares hay pocos datos sobre evolución de la superficie, pero
estamos perdiendo densidad de las praderas", afirma Marbà.
La
preocupación por el impacto del hombre sobre esta planta es
compartida por el Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco y la
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que han
alertado en varias ocasiones del peligro de los fondeos y los
vertidos de aguas residuales. El Gobierno balear tiene un programa de
gestión en las nueve zonas de las islas catalogadas como Lugares de
Interés Comunitario (LIC). Durante las épocas de mayor presión, se
instalan 330 boyas ecológicas, que impiden que se destruyan las
praderas. Solo en estas boyas, 4.484 embarcaciones fondearon el
pasado verano.
Pero
GEN-GOB pone el foco en las calas que no están bajo la protección
del LIC, donde el Gobierno balear dice que no tiene competencias.
Para esas zonas, como las cuatro calas analizadas, Sáez pide también
boyas ecológicas. Pero, fundamentalmente, esta organización aboga
por una "reducción inmediata de la presión" y la
"aplicación de límites". GEN-GOB reclama que las
Administraciones elaboren estudios para "determinar la capacidad
real de albergue de cada una de las zonas de fondeo" y se ponga
en marcha un plan de gestión partiendo de esos datos. Esta
organización resalta que la conservación del patrimonio natural es
"imprescindible para la supervivencia de la industria
turística".
Más
información:
http://imedea.uib-csic.es/
http://imedea.uib-csic.es/
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