La celebración de días sin automóviles, en los últimos años, ha cobrado importancia ciudadana y se ha extendido por diferentes lugares del mundo. Sin embargo, en 1974 diversos gobiernos europeos ya tuvieron la idea de celebrar un día sin coches ante la crisis energética que sufrían. La experiencia no volvió a repetirse hasta mediados de los años ochenta, por iniciativa de las organizaciones ecologistas. La últimas propuestas surgen a finales de los años noventa y se dirigen especialmente a las jornadas cruciales para el tráfico: los días laborables.
El principal objetivo de este día es potenciar el transporte público como medio alternativo y concienciar a los ciudadanos de los efectos que los automóviles tienen sobre el medio ambiente.
El principal objetivo de este día es potenciar el transporte público como medio alternativo y concienciar a los ciudadanos de los efectos que los automóviles tienen sobre el medio ambiente.
La última oleada de iniciativas surge en la recta final de los noventa y se dirige especialmente a las jornadas cruciales para el tráfico: los días laborables. Los promotores principales son las instituciones europeas y los gobiernos de varios países, aunque también existen aisladas pero valiosas aportaciones de movimientos sociales.
Se refleja así el cambio en el discurso dominante sobre la movilidad urbana; un cambio que se había venido produciendo desde el inicio de la década a través de diversos documentos oficiales, los cuales alertaban sobre los problemas ambientales del automóvil y sobre la necesidad de cambiar las políticas de tráfico en las ciudades.
Se refleja así el cambio en el discurso dominante sobre la movilidad urbana; un cambio que se había venido produciendo desde el inicio de la década a través de diversos documentos oficiales, los cuales alertaban sobre los problemas ambientales del automóvil y sobre la necesidad de cambiar las políticas de tráfico en las ciudades.
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