Buscador Medio Ambiental

BUSCADOR MEDIO AMBIENTAL (GOOGLE)

viernes, 19 de abril de 2013

Presente y futuro(s) del agua potable

El crecimiento global hace escasear los recursos naturales
Un tercio de la Humanidad vivirá en 2025 en zonas con deficiencia de agua

En Botsuana, en el sur de África, un país árido y sin salida al mar, la palabra pula (lluvia en lengua setsuana) es tan importante y valiosa que llega a dar nombre a la moneda nacional. El que haya lugares donde el agua es tan valiosa que su mero nombre sea dinero ha sido, hasta ahora, anecdótico. Pero el mundo está cambiando muy deprisa.

Según datos recopilados por el Foro Económico Mundial, para el año 2025 más de un tercio de la población del planeta, 3.000 millones de personas, vivirán en zonas con escasez de agua. En los próximos 20 años, la humanidad necesitará un 40% más de agua solo para poder acompañar el ritmo del crecimiento económico.

Pero la importancia capital del agua y de su futuro muchas veces queda oculta en las urgencias de lo cotidiano. Para debatir el presente y el futuro del agua, EL PAÍS ha reunido a varias personalidades en un desayuno patrocinado por Agbar.

¿Cuáles son los principales problemas del agua hoy día?
“Yo creo que más que un problema de falta de agua, lo que tenemos es un problema de gobernanza del agua”, afirma Ángel Simón, presidente de Agbar. “La crisis nos está dando la oportunidad de reformar la gobernanza del agua, de cómo gestionar un recurso escaso de la forma más eficiente posible”.

“En nuestro mundo hay dos grandes recursos escasos: la tierra y el agua”, afirma Jaime Lamo de Espinosa, presidente de la Asociación España-FAO. “Tenemos muy poquita agua: el agua dulce es solo el 0,77% de los recursos hídricos del planeta. Y la que hay está distribuida de manera muy irregular: el 75% del agua dulce del planeta está en solo cinco países”.

El agua dulce es solo el 0,77% de los recursos hídricos del planeta
“El agua es un factor desde el punto de vista de la seguridad”, señala Ángel Pascual-Ramsay, director del programa de estudios sobre riesgos globales del ESADEgeo Center for Global Economy and Geopolitics. “Hasta ahora, las guerras justificadas por el agua como recurso estratégico han sido la excepción y no la regla. La ocupación israelí de los altos del Golán es, posiblemente, el ejemplo más obvio”.

Para Pascual-Ramsay, la importancia geoestratégica del agua tiene, por ahora, un perfil más bajo, pero no por ello menos importante. “Puede servir de catalizador de conflictos de baja intensidad. Por eso creo imprescindible garantizar la seguridad de abastecimiento”.

“En China ya hay 600 millones de personas viviendo en ciudades y que quieren consumir con los patrones de Occidente”, confirma Lamo de Espinosa. “Al crecimiento de las clases medias de los países emergentes le ha seguido una explosión del precio de los alimentos a nivel global. Y los problemas de subsistencia que ha provocado esa explosión están detrás de la primavera árabe”.

“Mahatma Gandhi dijo una vez que la Tierra tiene recursos para saciar las necesidades de todos, pero no la codicia de unos pocos”, recuerda Luz María Sanz, responsable de la delegación para el centro de España de la Fundación Vicente Ferrer. “Nosotros trabajamos en India, donde habitan 1.200 millones de personas, de las que el 80% vive de la agricultura. Y nuestra experiencia allí nos ha enseñado que antes de poder usar bien el agua hay que poder acceder a ella, lo que en muchas regiones del mundo no ocurre”, agrega.

No se puede hablar ya del agua en el siglo XXI sin tratar del cambio climático y del calentamiento global, cuyos efectos se hacen notar. “¿Qué le va a pasar al ciclo del agua con el cambio climático?”, pregunta el arquitecto y humorista gráfico José María Pérez González, Peridis. “Este mes de marzo no ha parado de llover, mientras que el año pasado se rezaba por el agua”, señala Lamo de Espinosa. “Es sintomático que las plegarias sean vistas como una solución al problema”, apunta Pascual-Ramsay.

En España también se han vivido conflictos por el agua. “Recuerdo el debate de los trasvases y de los planes hidrológicos”, reflexiona Peridis. “Entonces se planificaron y construyeron desaladoras para un modelo de urbanización que ya no existe. ¿Cuánto ha costado eso? ¿Cuánto nos cuesta tenerlo parado?”. “El agua es un recurso global”, afirma Lamo de Espinosa, “y, por más que lo intentemos, los españoles no podemos ser localistas”.

Para Peridis, el problema reside en la irracionalidad del uso del agua. “El hombre siempre se ha instalado al lado de los ríos. Y aun así, los maltratamos. Llenamos de plástico los mares y matamos a los animales. Cuando falta agua, decimos: ¡Ya se llevará!”, afirma el humorista. “La naturaleza tiene algo que decir sobre la forma en que la tratamos”.

Para el escritor Félix de Azúa, que también es catedrático de Estética en la Universidad Politécnica de Barcelona, la falta de consideración con el medio ambiente tiene una causa más profunda. “La palabra naturalezasurgió en el siglo XVIII, para convertir en laica la palabra Dios. Ahora la estamos destruyendo para sustituirla por una tecnificación absoluta”.

Para Azúa, la humanidad “ha sustituido a los entes metafísicos por cosas completas y planificadas”. Este mundo más concreto se sostiene sobre el pilar de la escasez. “Antes no existía la escasez. La creamos porque es necesaria. No podríamos vivir sin ella”.

Hay esperanza para el agua
Pero no todo son malas noticias. El objetivo de Naciones Unidas con respecto al agua, reducir a la mitad el número de personas sin acceso al agua potable antes de 2015, se cumplió cinco años antes de lo previsto. Desde 1990, 2.000 millones de personas han mejorado su acceso al agua.

De estas personas, 522 millones viven en India, donde fundaciones como la Vicente Ferrer han contribuido a la mejora de las condiciones de vida de una de las zonas más pobres del país, construyendo presas, entre otras cosas. “En Anantapur, la región del Estado de Andhra Pradesh donde trabajamos, las cosas han mejorado mucho gracias al apoyo que hemos recibido de millones de personas”, afirma Luz María Sanz.

“El agua es abundantísima”, afirma Peridis. “La primera vez que vi el mar, me dije: ‘¡Cuánta agua!’. Lo que es realmente escaso es la tierra, mientras que lo que es realmente abundante es el hombre. La verdadera inundación es de hombres”.

Pascual-Ramsay recuerda que el agua no solo puede ser fuente de conflicto, sino también “motor de paz”. Y pone un ejemplo: “En la mayor parte de las veces, compartir cuencas ha obligado a entenderse a los países”.

“Se está produciendo una revolución en el riego agrícola”, según Lamo de Espinosa. “España es pionera en ese sector. Y es importantísimo, dado que el 70% del agua se utiliza en la agricultura”.

Pero hay que buscar soluciones para los problemas que existen ya. Naciones Unidas estima que 605 millones de personas, uno de cada 12 seres humanos, seguirán sin acceso al agua potable en 2015. ¿Cómo solventar esos problemas y los que traerá el futuro?

Uno de cada 12 seres humanos seguirá sin acceso al agua potable en 2015
“No hay que olvidar la educación”, señala Peridis. “Tenemos que educarnos mucho mejor en un respeto reverencial al agua”.

“Es necesaria una mayor colaboración público-privada para gestionar los recursos del agua”, indica Pascual-Ramsay. “Y el descrédito de las instituciones públicas es evidente, pero ese descrédito también se extiende a una gran parte del sector privado”.

“Pero la iniciativa privada es importante”, considera Simón. “Nosotros surgimos con el ensanche de Cerdá, en Barcelona, cuando la ciudad salió de la barrera de sus murallas para crecer. El ensanche habría sido imposible sin agua, y el agua habría sido imposible sin la iniciativa privada: sin nosotros, Barcelona tal y como la conocemos no habría sido posible”.
“Entre los jóvenes crece la opinión de que el papel del sector privado es positivo y debe crecer”, afirma Pascual-Ramsay.

“Pero no hay que olvidar que la política también es capaz de rescatar lo perdido”, interviene Javier Moreno, director de EL PAÍS. “Recuerdo que el río de mi pueblo, donde me bañaba cuando era pequeño, empezó a decaer tras la construcción de una presa. La contaminación, la falta de cuidados, acabaron con el río. Pero intervino el Gobierno y el río volvió a la vida”. Peridis asiente. “Lo mismo ha pasado en las tablas de Daimiel. O en la ría de Bilbao, por ejemplo”.

“Lo importante es que todos, especialmente los jóvenes, sepan que la solución está en su mano”, afirma Félix de Azúa.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu opinión. Siempre es importante aprender de los demás.