La dehesa
donde se ha ubicado históricamente la producción del cerdo ibérico es un
ecosistema propio de los países del sur de Europa, con especial peso en la
península Ibérica. Su origen se halla en los bosques mediterráneos, pero ha
sido cincelada por la mano del hombre al eliminar parte de esa masa arbolada y
convertirla en un territorio que conjuga la actividad económica agrícola con la
forestal y la ganadera, dando lugar además a un espacio con una gran
biodiversidad.
En España, la
superficie calificada actualmente como dehesa, según los datos que maneja el
Ministerio de Agricultura, se sitúa entre 3,5 y más de cinco millones de
hectáreas, en función de las definiciones más o menos restrictivas que se hagan
sobre las características este tipo de territorios. Su desarrollo está ligado
en parte al avance de la Reconquista, muy especialmente desde el siglo XIII,
cuando los ganaderos locales empezaron a vallar sus fincas para cerrar el paso
a los rebaños de la trashumancia. De hecho, el término dehesa procede
de defesa, que en latín significa defensa o terreno acotado para uso
de los pastos.
La definición
más aceptada es la que considera la dehesa como un sistema de explotación
ganadera o cinegética de carácter multifuncional en el que al menos el 50% de
la superficie se halla ocupado por pastizal, con arbolado productor de bellota
y un porcentaje de espacio cubierto entre el 5% y el 60%. Desde unos
planteamientos más restrictivos, la dehesa sería la superficie formada
solamente por especies del géneroquercus (encinas, alcornoques o quejigos
ligados a la producción de bellotas) y alcanzaría 3,5 millones de hectáreas en
130 municipios de Extremadura, Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha y
Madrid. Si en la definición de dehesa se incluyen además otras especies como
castaños, acebuches, madroños, lentiscos o jaras, la superficie podría superar
los cinco millones de hectáreas. Actualmente cada comunidad autónoma maneja sus
propias cifras.
Extremadura: 1.237.000
hectáreas.
Andalucia: 946.482
hectáreas.
Castilla La Mancha:
751.554 hectáreas.
Castilla y León: 467.759
hectáreas.
Madrid: 113.051
hectáreas.
Según el
Ministerio de Agricultura, existen alrededor de 25.000 explotaciones de dehesa,
de las que unas 8.000 tienen más de 100 hectáreas y que suponen 2,8 millones de
hectáreas. El 75% de son de propiedad privada y la parte restante corresponde a
bienes comunales, grupos de vecinos o de Ayuntamientos. El 60% de las
explotaciones cuentan solamente con un solo empleado fijo y la contratación de
trabajadores temporales solo se hace en periodos estacionales como podas, saca
de corcho o cultivos.
El valor de
la dehesa, además del territorio que ocupa y su contribución al medio ambiente
y la biodiversidad, reside también en su peso económico en cuatro vertientes.
En primer lugar, por las explotaciones ganaderas que cobija. En la superficie
de dehesa se hallan integradas un número importante de especies autóctonas y
otras externas que se han adaptado al medio. Aunque las cifras varían en
función de los mercados, históricamente ha acogido entre 800.000 y 900.000
cerdos ibéricos de bellota y de campo. Hoy se ha reducido ese número.
En la dehesa
pastan también más de ocho millones de ovejas, el 40% del censo total,
especialmente de las razas merina, manchega, castellana y talaverana, tanto
para la producción de carne como para leche y quesos, además de otros tres
millones de cabras, casi el 45% del censo nacional de esta especie. Pastan
además más de un millón de vacas nodrizas para la obtención de carne, entre las
que destacan las de raza retinta y limousine. Hay más de 1.200 ganaderías
inscritas para la cría de toros de lidia. Más del 60% de las casi 800
ganaderías de caballos de pura raza español se hallan en las dehesas, y más de
50% del censo total de caballos. A todo ello se suman otras especies como el
asno andaluz, la vaca blanca cacereña o la gallina azul extremeña.
El ecosistema
constituye también un espacio importante para la cinegética, además de mantener
la protección de otras especies. Y en el recuento de masa forestal, la dehesa
alberga casi 190.000 hectáreas de alcornocales con unos 16 millones de árboles,
el 90% en Extremadura y Andalucía, con una producción por hectárea de unos 220
kilos. Frente a otros materiales, el sector del corcho se halla en retroceso,
pero se mantiene como el material más importante para fabricar los corchos en
vinos de calidad. La producción de madera se estima en más de un millón de
esteros, unidad que equivale a la leña que se pueda colocar en el espacio de un
metro cúbico. El 75% de la madera se utilizaba para la industria del carbón y
el 25% se consume como leña seca.
Dada la baja
calidad de los suelos en una buena parte de estos territorios, la agricultura
desarrollada no es, en líneas generales, de altos rendimientos, pero contribuye
al autoabastecimiento de materias primas para la alimentación animal con varias
especies de leguminosas y forrajeras, además de pequeñas producciones de
girasol o trigos duros.