Las
escarpadas paredes de los Roques de Salmor, una de las 177 Zona Especiales de
Conservación (ZEC) de Canarias, sirvieron en el pasado de protección a una
subespecie del lagarto gigante de El Hierro que ya ha desaparecido, y ahora
podrían ser la única esperanza de otros ejemplares de lagarto gigante de la
misma especie.
Los Roques de
Salmor forman parte de una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y
acogen vegetación endémica de las costas macaronésicas, resistente a la
salinidad y refugio de colonias de aves marinas, como pardelas,
petreles y paíños, protegidas por la normativa europea.
Estos dos
pequeños roques de paredes escarpadas y plataforma en la cúspide se
levantan en aguas próximas a los municipios de Valverde y
Frontera, en el noroeste de la isla de El Hierro,
alcanzan hasta 104 metros de altura sobre el nivel del mar y
tienen una superficie total de 4,5 hectáreas.
En el pasado,
estos dos roques estaban habitados por los “Gallotia Simonyi Subespecie
Simonyi”, lagartos gigantes que desaparecieron y de los que tan sólo se
conservan algunos ejemplares disecados en museos.
Pero los
Roques de Salmor pueden ser ahora la salvación para el “Gallotia Simonyi Subespecie Machadoi“, ya que el Cabildo de El Hierro ha
comprobado que la reintroducción de 32 ejemplares de esta especie única en
el mundo y catalogada en peligro de extinción criados en el centro de
recuperación de esta especie está dando sus frutos en este hábitat.
El lagarto
gigante de El Hierro es de color pardonegrusco, con dos series laterales de
ocelos de color amarillo limón, que se intensifican en el periodo reproductor,
mide unos 60 centímetros y puede superar los 400 gramos de peso.
Es un reptil de crecimiento lento que
puede vivir veinte años, mientras que su alimentación es sobre todo
vegetariana, acompañada de algunos insectos, y su principal enemigo es el gato
asilvestrado.
El biólogo
del Gobierno de Canarias Ángel Vera ha indicado que la vegetación de los roques
es matorral resistente a la salinidad de la maresía y de las salpicaduras
de las olas y se desarrolla sobre todo sobre sustratos rocosos volcánicos
costeros, un hábitat presente en los archipiélagos de Azores,
Madeira, Salvajes y Canarias.
Destacan la
lechuga de mar (Astydamia latifolia), el tomillo marino (Frankenia spp.) y la
uva de guanche (Zygophyllum fontanesii).
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