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lunes, 10 de agosto de 2020

La reducción de la biodiversidad favorece la aparición de nuevas pandemias

Un estudio con miles de especies muestra que la transformación de terrenos salvajes para el cultivo beneficia a unos pocos animales que albergan muchos patógenos con potencial para saltar a humanos.

En 1965, el año en que nació el actual director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, vivían en el mundo 3.324 millones de personas. De ellas, más de un 35% pasaba hambre. Durante la vida de Adhanom, el planeta ha alcanzado los 7.800 millones de habitantes, multiplicando por más de dos su población mientras el porcentaje de hambrientos ha caído por debajo del 15%. Ese logro ha tenido sus costes. La transformación de millones de hectáreas de terreno salvaje en tierras de cultivo también ha hecho más probable el salto a humanos de nuevas enfermedades. Un estudio de la Universidad de Brown estimó que entre 1980 y 2010 el número de brotes epidémicos de enfermedades infecciosas se multiplicó por tres. Otros análisis han visto un vínculo entre el uso de nuevas tierras y la aparición de enfermedades como la fiebre del Nilo o la enfermedad de Chagas.

Aún no está claro si este mayor riesgo de salto de patógenos de animales a humanos se debe a cambios ecológicos generales relacionados con la actividad humana o a situaciones específicas relacionadas con determinadas enfermedades en contextos concretos. Para intentar comprender cómo funcionan estas interacciones, un equipo liderado por University College London (UCL) recopiló información recogida en 184 estudios que les permitió analizar 6.801 grupos ecológicos con más de 7.000 especies, de las que 376 tienen patógenos que también pueden infectar a humanos. Sus conclusiones, que se publican en la revista Nature, muestran que cuando se transforma la tierra para cultivo, se favorece a especies más acogedoras para microorganismos que pueden provocar enfermedades a las personas.

Un estudio calculó que entre 1980 y 2010, el número de brotes epidémicos de enfermedades infecciosas se multiplicó por tres

Frente a la idea de que el virus que provocará la próxima gran pandemia se agazapa en el interior de alguna especie exótica como el pangolín, en una selva oscura, los autores muestran que el peligro está precisamente en los lugares donde el entorno natural se ha transformado en tierras de cultivo o en ciudades y en aquellos animales que se benefician de estos cambios. El avance humano reduce la biodiversidad y las especies que prosperan con este avance, como las ratas, los estorninos o algunas especies de murciélagos, son también los mejores hospedadores para los patógenos que pueden infectar a los humanos. Este efecto se agrava además porque desaparecen otros animales a los que esos microbios no infectan o lo hacen con más dificultad y que suponen una barrera para su progresión.

Estudios recientes han encontrado una relación entre la pérdida de biodiversidad y un aumento en la transmisión de enfermedades. En EE UU, se detectó una fuerte correlación entre una baja diversidad en las aves de una región y un incremento en el riesgo de encefalitis provocada por el virus del Nilo Occidental. El motivo se atribuye a que esos entornos de diversidad reducida están dominados por especies que amplifican la expansión del virus y no cuentan con otras aves en las que el virus no se encuentra tan a gusto.

Los autores, no obstante, aclaran que la aparición y expansión de nuevas enfermedades es un problema complejo. “Nuestros resultados muestran que diferentes especies hospedadoras y diferentes tipos de enfermedad pueden responder de forma distinta a las mismas presiones medioambientales”, apunta Rory Gibb, investigadora de UCL y primera autora del estudio. “Por ejemplo, los riesgos asociados a enfermedades en primates pueden ser superior alrededor de bosques donde la gente tiene un contacto más estrecho con ellos, pero inferior en entornos agrarios, donde las enfermedades portadas por roedores pueden suponer un riesgo mayor”, aclara.

Una de las preguntas que quedan sin responder es el motivo por el que las especies ganadoras de la irrupción de los humanos y su apetito por las tierras de cultivo y urbanización son mejores huéspedes para los patógenos, tanto los que infectan a los humanos como los que no. Como propuesta, los autores plantean que los rasgos que hacen a algunos roedores y aves adaptables a los cambios que producen los humanos, como una vida rápida y prolífica, esté relacionado con su inversión en un sistema inmune más tolerante con la presencia de microbios.

Sobre el caso concreto de la covid, los autores reconocen que no hay pruebas de que el uso de la tierra tuviese alguna influencia en su aparición, pero eso no significa que no la haya tenido en otras epidemias pasadas o que pueda tenerlo en algunas futuras. En los próximos años, el incremento de la población va a continuar y con él la necesidad de transformar tierras y el riesgo de virus saltando de animales a humanos. Gibb y sus colegas reconocen esa necesidad y proponen incidir en algunos factores controlables. “Estos factores son generalmente socioeconómicos e incluyen la forma de conseguir el sustento, la calidad de las viviendas, el acceso a agua limpia y saneamiento y el acceso a sanidad”, afirma Gibb. “Siempre se pueden reducir estos riesgos, mejorando el acceso a la sanidad o invirtiendo en viviendas de calidad y buenas infraestructuras”, concluye.

En un artículo publicado en la revista Science el 24 de julio con Andrew Dobson, de la Universidad de Princeton (EE UU) como primer firmante, se proponía un esfuerzo de entre 20.000 y 30.000 millones de dólares anuales para prevenir la deforestación y regular el comercio con animales salvajes como estrategia para reducir la probabilidad de nuevas pandemias. Todos los años, dos nuevos virus que antes solo infectaban a animales saltan a los humanos y este tipo de medidas de control, además de ofrecer beneficios para los ecosistemas de todo el planeta y las poblaciones humanas que viven en las regiones donde la deforestación es más acelerada, podría reducir la probabilidad de que se produjesen estos saltos.

Más información:

https://link.springer.com/article/10.1007/s00442-008-1169-9

https://www.nature.com/articles/s41586-020-2562-8.epdf?sharing_token=2fKgxch9EIBS5_1JkmhB2NRgN0jAjWel9jnR3ZoTv0NqID9oJ9Oz_8xjYH7pyzOTF9b6jf0p5tCuM6MZ2xphtJRYDJdPEbCXd9t16r19y4dx_Fxrm0tOjsML6VjwqaWQkTGjUrct_pFze53XaZKY5LORLu18HHpxEdZqyFfTNXfKknD0WFvCoF4zwall4ik3As0TZMYM731Z9uN0Iyp-97ShR9_aAXO4-ES7w1NBvDHJyicy0geZXpPH0mG2eDlMYt6eZnpCv9eN4b2XuDADSWz6gqHNqeF1_Ml6FWr9sXgGVPDTuThqAGd508pWHUVpfE29uCrgQuW-bv2YHGyIUA%3D%3D&tracking_referrer=elpais.com

https://royalsocietypublishing.org/doi/full/10.1098/rsif.2014.0950

https://science.sciencemag.org/content/369/6502/379/tab-pdf

La Sierra de las Nieves, un poco más cerca de ser declarada parque nacional

Los trámites para declarar parque nacional a la emblemática Sierra de las Nieves, en Málaga, seguirán su cauce tras el cierre hoy del plazo de consulta pública para presentar observaciones a dicho anteproyecto de ley que fue abierto hace un mes por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco).

Una vez estudiadas y valoradas las observaciones recibidas y superados otros procesos de participación preceptivos, el texto será enviado al Consejo de Ministros para su aprobación con el objetivo de convertir a la Sierra de las Nieves en el decimosexto entorno natural incluido en la Red de Parques Nacionales.

Una vegetación y fauna singulares

Con una vegetación y fauna singulares, la superficie del entorno abarca 23.000 hectáreas comprendidas entre los municipios malagueños de Benahavis, El Burgo, Istán, Monda, Parauta, Ronda, Tolox y Yunquera, promotores de activar la declaración de la Sierra de las Nieves como Parque Nacional y que han colaborado para su protección a través de la declaración previa de parque natural y Reserva de la Biosfera.

La futura declaración de este entorno natural incorporará a la Red de Parques Nacionales importantes masas de pinsapo y afloramientos rocosos de peridotitas, muy escasos en el mundo, con sus comunidades florísticas asociadas, igualmente singulares y raras, hasta ahora no representadas en dicha red.

La Sierra de las Nieves alberga el 65% de la superficie de pinsapar española, y el abeto pinsapo (Abies pinsapo) y el abeto blanco (Abies alba) con los únicos representantes del género Abies en la Península Ibérica.

Aunque existen excelentes bosques de abeto blanco en algunos parques nacionales (como Ordesa y Monte Perdido, en Aragón, y Aigüestortes y Lago de San Mauricio, en Cataluña), el pinsapo no figuraba en la Red de Parques Nacionales.

La Sierra de las Nieves destaca también por sus afloramientos de peridotitas, unas rocas ultra básicas que son de las que más escasean en la corteza terrestre, y asimismo por su diversidad de hábitats y variada fauna.

Junto a la representatividad de sistemas naturales, la Sierra de las Nieves cumple con el resto de los requisitos para ser parque nacional, definidos en la Ley 30/2014 de Parques Nacionales.

Así, cuenta con una proporción relevante de las especies y comunidades propias de los sistemas naturales representados; su superficie es continua, no fragmentada, ocupada principalmente por formaciones naturales, sin elementos artificiales que alteren significativamente el paisaje, y suelos no susceptibles de transformación urbanística. 

Más información:
https://www.juntadeandalucia.es

http://www.sierranieves.com/

Drones, robots y ‘big data’: tecnología punta contra los incendios forestales

Simuladores en tiempo real que muestran la propagación del fuego. Robots que distinguen a través del humo. La alta tecnología gana protagonismo en la lucha contra esta catástrofe.

De Australia a California y Brasil. De España, Portugal y Grecia a Suecia, Noruega y Siberia. Los grandes incendios forestales se han convertido en una tragedia global, muy vinculada a los efectos devastadores del cambio climático, que arrasa vidas y bosques. La situación en España, el segundo país del sur de Europa que más sufre estos siniestros (solo superado en los últimos años por Portugal), es especialmente grave. Solo el año pasado, cerca de 11.000 incendios quemaron casi 84.000 hectáreas en España, más del triple que en todo 2018, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Las situaciones de meteorología adversa, con olas de calor y sequía cada vez más frecuentes, agravan las condiciones de propagación de las llamas y amplían el periodo de riesgo de unos montes vulnerables y con insuficiente gestión forestal, denuncian las organizaciones ecologistas. Incendios y fuegos masivos que se suceden por los cinco continentes y cuya virulencia cada vez es mayor, con consecuencias terribles para las personas, el medioambiente y el clima global.

Más allá del uso de drones o de imágenes por satélite, las nuevas tecnologías se han convertido en un aliado indispensable en la lucha contra las llamas. Robótica, 5G, big data e inteligencia artificial al servicio del planeta para prevenir, anticiparse y actuar con eficacia cuando se desata la primera chispa. Millones de datos con información precisa para combatir incendios cada vez más peligrosos, rápidos e incontrolables. En este contexto, los proyectos e ideas innovadoras se multiplican. Detrás de muchas de ellas se encuentran ingenieros y startups españolas, con propuestas punteras a escala mundial e iniciativas pioneras que se han exportado a otros países.

Es el caso, por ejemplo, de Wastmote, una plataforma de sensores inalámbricos desarrollado por la empresa aragonesa Libelium. Un dispositivo electrónico detecta el riesgo de incendio mediante la combinación de varios parámetros de medición, como la temperatura, humedad, presión ambiental y radiación solar, y transmite la información a través de Internet. Estos sensores se han instalado este año en distintos puntos del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en el Pirineo aragonés. De esta manera, se puede saber al momento qué zonas del bosque están más expuestas a un posible fuego. “Gracias al Internet de las cosas, la inversión en tecnología al servicio de la sostenibilidad ambiental es uno de los mayores legados que podemos aportar a la conservación de los espacios naturales. Sin olvidar que estamos actuando sobre recursos de gran atracción turística que generan un impacto favorable en la economía y el empleo local”, explican en Libelium.

Anticiparse es la clave

Los expertos coinciden. En el ámbito de la prevención, la detección y extinción, la recuperación de zonas quemadas y el análisis, las nuevas tecnologías son un tesoro. “Gracias a modelos matemáticos muy precisos, el big data y la inteligencia artificial permiten desarrollar herramientas y aplicaciones para anticiparnos en el tiempo y saber qué va a pasar antes de que ocurra nada. También ofrecen mayor capacidad de actuación y de planificación a la hora de acometer trabajos de extinción, y son a su vez de gran ayuda en la reconstrucción de masas boscosas”, apunta el ingeniero de montes José Ramón González.

Es lo que sucede con Wildfire Analyst, un software que proporciona análisis en tiempo real del comportamiento de incendios forestales. El programa simula en pocos segundos la propagación de estos siniestros y permite la toma de decisiones con rapidez y precisión. El sistema se integra con la detección por satélite cada cinco minutos y la lectura de datos en tiempo real de 80.000 estaciones meteorológicas. Además, hace un seguimiento de la vegetación y severidad del fuego en colaboración con la NASA y Google. A su vez, integra imágenes de drones y emplea la supercomputación. “Cada día simulamos 380 millones de incendios virtuales en California, computando los posibles impactos a personas, casas y puntos críticos. Este mismo sistema lo usan las mayores compañías eléctricas americanas para reducir su riesgo de incendios”, explica Joaquín Ramírez, director general de Tecnosylva.

Esta empresa de León trabaja desde hace siete años en EE UU y sus desarrollos tecnológicos la han convertido en una referencia mundial. Tecnosylva es también la responsable de fiResponse, una multiplataforma que permite seguir y gestionar incidentes relacionados con los fuegos. Distintas organizaciones y usuarios puedan utilizar esta herramienta de forma sincronizada y compartir la información mientras sucede el siniestro. Ocho Estados de EE UU ya emplean este dispositivo, al igual que varias comunidades autónomas de España.

El hombre tiene la última palabra

Pese a todos estos avances, los expertos coinciden en que las nuevas tecnologías no pueden suplir nunca al factor humano. “Jamás deben suponer una excusa o una coartada para la inacción ni para apoyar las justificaciones de una mala decisión o una gestión inadecuada de una emergencia”, advierten Pablo Gárriz y José Manuel Peribáñez, miembros de la Asociación Española de Lucha Contra el Fuego (Aself). “Si se pretende una automatización de las decisiones sin la intervención humana basándose en elementos tenidos en cuenta en inteligencia artificial, estaremos ante un escenario de robotización de las decisiones y de dejación de funciones con graves consecuencias, incluso legales”. De lo que nadie duda es de que los procedimientos y técnicas de aprendizaje y capacitación basándose en simuladores, plataformas de teleformación, realidad aumentada y herramientas en 3D han favorecido la toma de decisiones a la hora de afrontar un incendio forestal.

Aquí, los algoritmos y los modelos matemáticos son fundamentales. La clave pasa por hacer visualmente sencillo lo numéricamente complejo, lo que ayuda a una rápida comprensión de lo que está pasando y a actuar con más acierto. Esta es la base de Wuiview, uno de los proyectos más innovadores financiados por la Comisión Europea cuyo objetivo es crear una plataforma que ayude a evitar incendios en la interfaz urbano-forestal. Es decir, en aquellas zonas donde la vegetación del monte está en contacto con viviendas, naves industriales, carreteras, líneas de teléfono y electricidad… El resultado finalserá una herramienta para el análisis de riesgo de incendio basada en código abierto para que pueda ser utilizada por ingenieros y arquitectos.

En esta especie de laboratorio virtual en 3D se utilizan sofisticadas herramientas de simulación numérica que estudian cómo se inicia y progresa la combustión de los elementos que hay en el entorno forestal que rodea a las viviendas y en las propias construcciones. “Para ello hemos extraído un número concreto de situaciones-tipo, lecciones aprendidas de incendios que ya han ocurrido y sobre los que hemos hecho un importante trabajo de investigación forense”, explica el ingeniero de montes David Caballero. “Después estas situaciones se ensayan en el laboratorio del fuego para observar los factores y fenómenos que las gobiernan, y finalmente procedemos a su simulación numérica en tres dimensiones. Este proceso nos permite poder ver por adelantado lo que puede ocurrir en caso de incendio”, ilustra. Para construir estos modelos tridimensionales se utilizan drones y tecnología líder, basada en sensores que emiten rayos de luz.

Datos y más datos

La lista de proyectos e iniciativas que ya están en marcha son casi infinitas. Robots que ven a través del humo, drones que transmiten mapas en tiempo real con imágenes aéreas georreferenciadas, tanquetas robotizadas capaces de penetrar en las llamas y aguantar las altas temperaturas… En el futuro, la tecnología cada vez ayudará más a los humanos en esta tarea. “Tendremos un acceso inmediato y visualmente más intuitivo a datos que son relevantes. Una comunicación eficiente en caso de incendio nos permitirá conocer rápidamente nuestras oportunidades para la evacuación o para el confinamiento. Podremos ver las rutas más seguras, el progreso que tendrá el frente de llamas y el humo y saber si estos elementos amenazarán las carreteras por las que vamos a pasar”, vaticina Caballero. Y los medios de intervención controlarán con mayor facilidad todos los elementos desplegados en estos escenarios de la emergencia: población y movimiento, infraestructura amenazada, posible evolución de la meteorología, propagación esperada del incendio, posibles efectos dominó… Un futuro no tan lejano en el que la tecnología será de nuevo protagonista.

Autor:

Ramiro Varea (Retina País)

Más información:
http://www.libelium.com/products/waspmote/

https://tecnosylva.es/wildfire-analyst