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lunes, 13 de julio de 2015

Una mosca de 105 millones de años habla del origen de las flores

Encuentran un insecto atrapado en ámbar con polen de plantas adherido a su cuerpo.

Hace unos 105 millones de años, en lo que ahora es Cantabria, una mosca de la especie Buccinatormyia magnifica, ya extinta, se acercó en vuelo batido a una planta, permaneció detenida en el aire delante de ella como un colibrí y le introdujo su larga trompa para libar el néctar que se le ofrecía. A cambio del regalo, la planta dejó su polen adherido a la mosca que partió llevándoselo con ella en busca de otras plantas a las que fecundar y en las que alimentarse. En algún momento de su trasiego por los bosques de coníferas, como pinos o abetos, que cubrían el planeta en aquel tiempo, la mosca quedó atrapada en resina con todo su cargamento. La resina se fosilizó convirtiéndose en ámbar y como una máquina del tiempo transportó hasta el presente al desdichado insecto. Aquí, en el yacimiento cántabro de El Soplao, entre muchos trozos de ámbar, lo encontró hace dos años y medio un grupo de investigadores. Hoy, en la revista Current Biology, cuentan su historia.


La historia de la mosca es, además de la suya propia, la de los bosques en que vivía. “Ahora, las plantas que dominan son las angiospermas, plantas con flores, como las que podemos encontrar en los trópicos”, explica Enrique Peñalver, investigador del Instituto Geológico Minero de España (IGME) y autor principal del estudio. “El momento en que vivió esta mosca dominaban plantas gimnospermas, como las que podemos encontrar en los bosques del norte de Siberia, pero aquel fue un periodo de inflexión”, continúa. El cambio aún tardaría millones de años en completarse, pero la revolución que cambió los ecosistemas del planeta ya se había iniciado en aquel periodo.



La mosca de nuestro relato fue, probablemente, una víctima de aquella revolución. En su labor de polinización hacía un gran equipo con las bennettitales, un tipo de plantas ya extinto. “El cambio que se produjo en aquella época debió tener efectos profundos en la dinámica de los bosques y posiblemente en la de la fauna”, apunta Peñalver. “Si esas moscas estaban muy especializadas en el néctar de este tipo de gimnospermas, que desaparecieron al final del Mesozoico, es posible que desapareciesen con ellas”, concluye.

Al enigma de la aparición de las plantas con flores, Charles Darwin, el padre de la teoría de la evolución, se refería como el “misterio abominable”. Su resolución puede encontrarse en objetos casi tan misteriosos, como las trampas de ámbar de El Soplao.

El secreto de la cola del caballito de mar

Un estudio revela las aplicaciones en ingeniería de la estructura cuadrada de la cola de los hipocampos.

Vista de cerca, la cola del caballito de mar se sale de la norma. Es distinta de la mayoría de los peces, reptiles o mamíferos. En vez de ser blanda y cilíndrica, es cuadrada y está dividida en segmentos en forma de prisma rodeados de placas óseas. Este viernes, la revista Science le dedica un artículo a la cola cuadrada del caballito de mar. Resulta que la estructura del apéndice de estos animales tiene posibles aplicaciones en robótica e ingeniería, debido a que su forma única le confiere más resistencia a la presión y el daño.

Los científicos generaron un modelo digital de la cola cuadrada del caballito y otro de una cilíndrica. La intención del equipo, liderado por Michael M. Porter, profesor adjunto en la universidad de Clemson (Carolina del Sur, EE UU), era la de someter dichos modelos a distintas pruebas de resistencia y movilidad para entender el porqué de la disposición de este órgano y las características mecánicas derivadas de ella. El equipo dedujo de estos dos modelos que la estructura cuadrangular no solo ofrece más resistencia a estas fuerzas, según parece como mecanismo de protección de frágil columna de estos peces, sino que además ofrece una mayor superficie de contacto y, por tanto, resulta ser más útil como extremidad. Además, tal y como se muestra en la animación que acompaña a esta noticia, descubrieron que la mayor resistencia a la torsión y a la deformación se debe a pequeñas estructuras, como juntas de desplazamiento, que a modo de raíles conducen las fuerzas a las que se somete la cola.

Foto generado por ordenador de los dos modelos para la cola del caballito de mar, uno que imita la estructura natural (cuadrangular) y otro que recrea la estructura hipotética (cilíndrica). / MICHAEL M. PORTER, CLEMSON UNIVERSITY (SCIENCE)

El estudio hace hincapié en las posibles aplicaciones de esta estructura en bioingeniería, entendida como la rama de la ingeniería que se ocupa de la aplicación tecnológica de los sistemas biológicos y organismos vivos, para la creación o modificación de productos o procesos para un uso específico. Tal y como nos resume Ramón Ceres Ruiz, profesor de investigación en el Instituto Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y quien forma parte del grupo de este organismo dedicado a la bioingeniería, “la robótica trata fundamentalmente de realizar operaciones esencialmente mecánicas inspirándose en modelos humanos o animales”. En esta materia, se podría aplicar al desarrollo de extremidades y, en general, de estructuras más ligeras y a la vez más resistentes, concretamente podría suponer una excelente aportación a la hora de desarrollar robots basados en silicona.

Este joven y apasionante campo permite que los expertos en ciencias naturales aporten ideas al desarrollo de nuevas tecnologías, así como que se expliquen enigmas naturales mediante métodos y modelos hasta ahora propios de los ingenieros. En este sentido, Ceres recuerda otros avances tecnológicos importantes basados en animales como “el sonar basado en la orientación y la navegación del murciélago o los exoesqueletos que nos recuerdan funcionalmente a las estructuras externas de algunos animales como los crustáceos”.

domingo, 12 de julio de 2015

REPORTAJE: El rey de los pájaros

Josep del Hoyo lleva 37 años de su vida dedicados a la observación de aves. Ha recorrido 111 países persiguiendo el rastro de los más extraños ejemplares

Referencia mundial en la materia, ha recibido este año el premio SGE de investigación de la Sociedad Geográfica Española. Nos fuimos con él a ver… pájaros.

Josep del Hoyo es un hombre con pájaros en la cabeza. Pájaros, pájaros, pájaros, miles de pájaros. Se lo dijeron públicamente el pasado mes de febrero, cuando le entregaron el premio de investigación de la Sociedad Geográfica Española, en Madrid, y no hay más que darse un paseo con él por la ciudad, o por el campo, para comprobarlo. Se diría que tiene desarrollada una suerte de antena virtual que le hace conectar automáticamente con las aves en cuanto alguna sobrevuela su testa.

¡Cuidado! –exclama.

El mundo, de pronto, se detiene para Del Hoyo. Por un instante se podría pensar que nos acechara algún peligro por estos caminos que recorremos en esta nublada mañana del mes de abril, en pleno delta del Llobregat, a las afueras de Barcelona, muy cerca del aeropuerto del Prat. Pero no, no hay peligro. Simplemente, ha cantado un pájaro raro de ver y poco importa lo demás, el mundo se para.

Del Hoyo se curva ligeramente. Aguza el oído.
Es una tarabilla.

Silencioso y atento, el ornitólogo y editor se desplaza lentamente, sigilosamente, midiendo sus pasos. Lleva una mochila de camuflaje a la espalda; el pesado trípode de su cámara de vídeo, apoyado en sus hombros; un par de prismáticos cuelgan de su cuello. Su mirada busca entre los juncos a ver si aparece por algún lado ese pequeño pájaro de pecho anaranjado y vuelo veloz que hace chac-chac, su característico sonido. Ni rastro de la tarabilla.

Escuchar a las aves es fácil; verlas, no tanto.

Y eso que estamos con un hombre que, a sus 60 años, ha visto 7.910 especies distintas de aves (de las más de 10.000 que existen). Un estudioso que, en buena lógica, tendría que haber nacido en Reino Unido, meca de los birdwatchers, de los observadores de aves, lugar del mundo donde el ornitólogo es más que reverenciado. Pero Del Hoyo nació en Barcelona y se crio en el barrio del Guinardó, cerca del hospital de San Pablo, en el seno de una familia de clase media. Su temeraria e iluminada apuesta editorial, el Handbook of the Birds of the World (HBW), primer manual que ilustra todas las especies del mundo, le ha convertido en una autoridad a escala internacional.

Cualquier ornitólogo serio del mundo le conoce y le respeta”, afirma sin dudarlo, en conversación telefónica desde Londres, Robert Prys-Jones, responsable de las colecciones de aves del Museo de Historia Natural (NHM) de Tring (a 48 kilómetros de Londres), una de las dos catedrales de la ornitología –junto al American Museum of Natural History de Nueva York–; un espacio al que Del Hoyo ha acudido más de quince de veces para llevar a cabo su titánico trabajo de investigación, el que le ha convertido en referencia mundial, la mayor enciclopedia de aves que existe en el mundo, empresa que acometió en el año 1989, esa por la que le miraron como si fuera un lunático, su gran hazaña, su gran legado.

Cualquier ornitólogo del mundo le conoce y le respeta”, dice Robert Prys-Jones, del Museo de Historia Natural de Tring, ‘catedral’ de las aves

Viendo los 17 volúmenes que conforman el HBW alineados sobre la librería de su despacho, uno toma conciencia de la magnitud del trabajo. Más de 1.000 fotógrafos, 300 autores y 40 artistas han contribuido a construir esta magna obra de la que él ha sido el impulsor. Del Hoyo, de hecho, enfatiza el carácter colectivo del proyecto.

Dotado de magníficas ilustraciones que representan a las aves y de mapas, el Handbook recoge las distintas nomenclaturas de las aves, descripción de familia, estado de conservación, bibliografía científica asociada… “Nació de su obsesión de coleccionista”, relata Jordi Sargatal, ornitólogo, compañero de largos viajes y uno de los dos socios (el tercero es Ramón Mascort) que Del Hoyo tiene en la editorial Lynx, el brazo ejecutor de su gran sueño.

Los británicos reaccionaron con escepticismo cuando, recién arrancados los años noventa, oyeron que había un español bastante desconocido que se aprestaba a presentar un proyecto que parecía, sencillamente, imposible: un tratado que recogiera de forma rigurosa todas las especies de aves que hay en el mundo. Del primer volumen, publicado en 1992 y dedicado a especies bien conocidas como patos y cigüeñas, se vendieron 3.000 copias.

Nadie se había atrevido a embarcarse por aquel entonces en una obra de tamaña ambición. Existía el Birds of the Western Palearctic, que recogía a las aves del norte de África y Europa, sí, pero nada como lo que pretendía Del Hoyo. Las reseñas hicieron que el segundo volumen, dedicado, entre otras, a las aves de presa, triplicara las ventas hasta los 9.000 ejemplares. Veinticinco años más tarde, el HBW ha facturado más de 240.000 volúmenes.

Lynx Edicions, ubicada en Bellaterra (Cerdanyola del Vallès), está enclavada en medio de un frondoso jardín. Hay 13 higueras, dos cerezos, un albaricoque y un kaki para atraer pájaros. Las vistas del despacho de Del Hoyo no pueden ser más verdes. El ornitólogo catalán se sienta frente a su ordenador. Busca en su propia página web un vídeo; el de una de las más de 5.000 especies que ha filmado a lo largo de todos estos años, algo insólito –“que se sepa, nadie ha hecho algo así”, dice, modesto–; una fiebre que empezó en 1998 y se desató a partir de 2002. Hasta entonces hacía fotos.

En pantalla, sobre la copa de un árbol, un pájaro de pico curvado y patas naranjas sobre una rama. Este es tan solo uno de los 26.974 clips que ha subido a su web. “Es una grabación super emotiva”, avisa.

Está amaneciendo en la selva. Es el llamado dawn chorus, el coro del amanecer, el momento en que los pájaros despiertan y empiezan a cantar. Sobre una rama, majestuoso, un ibis gigante (Pseudibis gigantea), ave de casi un metro de altura, especie que ocupa el número uno en la lista de las 100 aves más singulares y amenazadas del planeta según la Sociedad Zoológica de Londres.

En el delta del Llobregat, los cantos de los pájaros se mezclan con el ruido de los aviones que aterrizan en el aeropuerto del Prat.

Del Hoyo recuerda perfectamente el momento en que captó esta imagen histórica. Fue el 7 de marzo de 2011. Ya en los noventa, el ibis gigante estaba considerado como una especie probablemente extinguida. Y allí estaba, en aquella mañana brumosa al norte de Camboya, un majestuoso ibis gigante posando para él.

Viajó al país asiático acompañado de su amigo y socio Sargatal. Recuerda que ese día se levantaron a las tres de la madrugada para llegar a la selva antes del amanecer. A las cuatro estaban frente a un árbol, apostados, atentos.

Estuvieron dos horas quietos. Esperando el momento. Con las primeras luces, Josep del Hoyo comenzó a grabar. Y ahí estaba el ibis. El ave emitió su característico canto, que, más que canto, parece un rugido. “Cuando tomé esta imagen, mi corazón estaba taquicárdico”.

Del Hoyo ha recorrido medio mundo buscando pájaros. Un gigantesco mapamundi perforado con chinchetas, ubicado en la segunda planta del sello editorial, da fe de ello. Las chinchetas de color azul son las de los viajes de los años setenta-ochenta; las de color rojo, de los noventa; amarillo para los 2000; naranja para la presente década. En total ha visitado 111 países.

Emplea unos tres meses al año, de media, a viajar; incluido el de vacaciones, que siempre dedica a ir a ver pájaros –durante años, acompañado de su mujer y sus dos hijas –. “Ya que vivo de los pájaros, tendré que ver dónde viven ellos”, bromea. “Los pájaros son el escaparate de la naturaleza”.

Su periplo vital-profesional está plagado de aventuras y momentos emocionantes. El viaje de agosto de 2004 a la selva en Perú, cuando fueron a observar la tangara golinaranja, y su expedición se vio rodeada por 15 guerreros en la reserva indígena de los indios araguaya; o el que hicieron a México a principios de los noventa, para ver a la coqueta de Guerrero, y 20 tipos subidos a una tanqueta, como en las películas de Pancho Villa, les obligaron a bajarse del coche a la salida de una curva. Situaciones ambas que fueron superadas dialogando y siguiendo consejos de las poblaciones locales.

En algunos casos, los viajes dejaron cicatrices. Una de ellas corona el dedo meñique de su mano derecha. Corresponde a aquel periplo por la Papúa Occidental que realizó en 2008, también junto a su socio Sargatal. “Uno de los más duros que hemos hecho”, recuerda su amigo. Estuvieron allá 30 días, subiendo y bajando valles. Tan solo durmieron en una cama tres o cuatro noches.

Un día, perdidos en el corazón de Nueva Guinea, cuando acababan de hacerse una foto con unos nativos ataviados con camisetas del Real Madrid, bajaban por una cuesta empinada, por una ladera, en una zona de rocas verticales, cuando, de pronto, Del Hoyo estuvo a punto de caer por un barranco. Su amigo Jordi, de manera instintiva, le agarró por los dedos.

¡Me has roto los dedos! –exclamó Del Hoyo.
¡Sí, pero te he salvado la vida! –respondió Sargatal.

No se atrevió a ponerse en las manos de un chamán –“me hubiera estirado los dedos a lo bestia”, estima Del Hoyo– y transcurrieron cuatro días hasta que lo atendieron. Ruptura con luxación completa.

Habían acudido a Papúa Occidental para observar a los pájaros más bellos del planeta: las aves del paraíso; familia cuyo proceso evolutivo en un ambiente con alimento ilimitado y sin enemigos ha conducido a cotas impensables de belleza.

Los machos aves del paraíso se dedican a desplegar sus bellas alas y otras plumas ornamentales en el cortejo; se cuelgan de las ramas boca abajo y abren su plumaje espectacular. “La vida de los machos está centrada en exhibirse”, explica. Existen 45 especies en el planeta. Dos en Molucas del Norte, dos en Australia y el resto en Nueva Guinea. En el siglo XVII predominaba la creencia de que estos animales vivían en el cielo y, cuando morían, caían sobre la tierra directamente desde el paraíso.

Josep es el ornitólogo con más conocimientos del mundo”, se aventura a decir su socio, Sargatal, “es una guía ambulante, se acuerda de todos los nombres, de las especies. Es muy obsesivo, sobre todo filmando. Ya puede llover, nevar, que ahí está él, todo el rato, con su cámara, dispuesto a filmar lo que pille”.

Josep del Hoyo planta su cámara de vídeo, una Panasonic GH4, en medio del observatorio ubicado en la maresma Remolar Filipines. Hoy toca día de observación y estamos en pleno delta del Llobregat. Ataviado con su forro polar gris, su pantalón de aventura marrón y sus náuticos, también marrones, lleva el kit de observación completo: los prismáticos, la guía de campo, la libreta para apuntar y la cámara de vídeo. En medio del humedal, tarros blancos, ánsares comunes, flamencos y ánades azulones comen y duermen ajenos a la presencia de siete aficionados a la fotografía apostados en esta cabaña de madera. Todos ellos, hombres de más de 50 y 60 años, cámara al cuello. “También existen bastantes subespecies de observadores: fotógrafos y pajareros”, dice con media sonrisa Del Hoyo.

Pelea, pelea”, avisa uno de ellos. Los siete se movilizan, empuñan la cámara, enfocan. Pero la trifulca es poca trifulca, todo vuelve a su curso. Tranquilidad, paz, ligera bruma, cielo nublado. Los cantos de las aves se funden con el lejano rugido de los aviones que aterrizan en El Prat.

De pronto aparece en la charca un pájaro de pico largo, tonos pardos y plumas verdes. “¡Morito, morito!”, exclama Del Hoyo, y señala a lo lejos, a la derecha. Su cara se ilumina, amplia sonrisa. El morito común era muy raro de ver cuando él era joven, su aparición sigue siendo un acontecimiento, conserva su pasión intacta.

Ha filmado a más de 5.000 especies con su cámara de vídeo. Emplea tres meses al año a viajar; incluido el de vacaciones, que siempre dedica a ver pájaros

Hace 20 años éramos capaces de tirarnos de un coche en marcha si veíamos a un morito”, explica Jordi Sargatal. “Nos queda el gen de tirarnos del coche en marcha, mantenemos el instinto”.

Ese instinto, esa pasión de la que habla su socio, es la que llevó a Del Hoyo a abordar un proyecto tan ambicioso como el Handbook a la vuelta de un viaje a África: al regresar a España, año 1981, buscó un catálogo de aves. Para su sorpresa, nadie lo había hecho. “Lo hago yo”, se dijo.

Su obra ha cobrado en estos últimos años una nueva dimensión al trasladarse al mundo digital: 3.494 personas están registradas en HBW Alive y suben, desinteresadamente, vídeos a la plataforma. En Lynx, donde trabajan 20 personas, se supervisa el material.

Además, en estos días están embarcados en la edición del segundo tomo del Illustrated Checklist of the Birds of the World (Lista ilustrada de las aves del mundo), obra en la que actualiza el Handbook con los avances taxonómicos que se han producido en los últimos 15 años: hay 462 subespecies de la obra madre que ya son consideradas especies.

Pero yo no he descrito ni una sola especie”, se apresura a aclarar Del Hoyo. Es decir, él es un observador, un clasificador de la información, un ornitólogo, una referencia mundial. Pero no es un científico. Eso sí, ha ayudado a poner nombre en español a cerca de 10.000 especies, como miembro de un comité creado en 1991 junto a la Sociedad Española de Ornitología. Muchas de sus propuestas de nombre –más de un 80% tal vez, señala– salieron adelante.

Viaje a viaje, avistamiento a avistamiento, el tiempo ha ido transcurriendo y el conocimiento enciclopédico de Del Hoyo no ha hecho otra cosa que crecer. En paralelo, ha ido aumentando el reconocimiento a la labor de este loco entusiasta de las aves, melómano y gran aficionado a la poesía. Existe incluso una subespecie de busardo blanco bautizada con su apellido por el taxónomo alemán Norbert Bähr: el Buteo albicollis delhoyoi.
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jueves, 9 de julio de 2015

El CENEAM organiza un programa de “Cuentacuentos” para promover la sensibilización ambiental en el público infantil durante el verano

El área de Uso Público del MAGRAMA, a través del CENEAM,  ha organizado para este verano el programa “Cuentacuentos en el CENEAM” (Centro Nacional de Educación Ambiental). Una actividad destinada a promover entre el público infantil la sensibilización sobre el medio ambiente y la educación en valores, así como fomentar el interés por la lectura y la naturaleza.

La programación va a ser muy variada y amena, con el objetivo de lograr la concienciación ambiental entre los niños de 3 a 12 años de una manera lúdica.

Las funciones, que comenzarán a las 12:00 horas, tendrán lugar en el Centro de Educación Ambiental de Valsaín (Segovia), lo que permitirá conocer los importantes recursos disponibles en el centro para todos los públicos: exposiciones, excursiones, programas educativos, boletín digital, web, fototeca, biblioteca…Además, los niños podrán llevarse en préstamo libros y vídeos una vez finalizada la actividad.

La programación de este verano es la siguiente:

JULIO

Los jueves del mes de julio, la asociación cultural “Trotaldeas cuentacuentos”, con Rocío de Blas y Ruth Martín, nos ofrecerá una versión muy entretenida de los siguientes libros:

2 de julio: El búho que quería ser gallo,escrita por Mick Manning y Brita Granströn.

9 de julio: Las damas de la luz,escrito por Adoración y Antonia Santolaya.

16 de julio: Margarita metepatas, escrito por Maite Carranza.

23 de julio: Lula, Tula y las bellotas (Adaptación de Jaime y las bellotas),escrito por Tim Bowley e Inés Vilpi.

30 de julio: La verdadera historia de Caperucita Roja,escrita por Agnese Baruzzi y Sandro Natalini

AGOSTO

En el mes de agosto, el Vivero Escuela Río Guadarrama organizará un teatro de títeres con las siguientes historias:

6 de agosto:Gaspar el espantapájaros

13 de agosto: La semilla Carapilla

20 de agosto: El Huerto de Luisa

Para asistir a estas representaciones no es necesario realizar reserva previa.

Se puede acceder a más información en el Centro de Documentación del CENEAM.

Telf.: 921473869 / doc.ceneam@oapn.es

Centro Nacional de Educación Ambiental - CENEAM
Paseo José Mª Ruiz-Dana, s/n
40109 Valsaín (Segovia)
Tel: 921 471711 / 471744
Fax: 921 471746
Correo-e: ceneam@oapn.es

El MAGRAMA ofrece este verano 25 paseos guiados por 10 rutas para descubrir la Sierra de Guadarrama

El paisaje, la naturaleza, la historia y la cultura popular son los hilos conductores de estas rutas gratuitas, organizadas por el CENEAM y dirigidas a todos los públicos.

Todos los paseos se desarrollan en un entorno privilegiado, por la vertiente norte del Parque Nacional Sierra de Guadarrama y por su Zona Periférica de Especial Protección.

El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, a través del Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM) ofrece este verano un nuevo programa de paseos guiados por la Sierra de Guadarrama. La oferta se compone de 25 paseos, con un total de 10 rutas diferentes, que se realizarán a lo largo de los meses de julio y agosto.

El paisaje, la naturaleza, la historia y la cultura popular son los hilos conductores de estas rutas gratuitas y dirigidas a todos los públicos, organizadas por el CENEAM.

Todos los paseos se desarrollan en un entorno privilegiado por la vertiente norte del Parque Nacional Sierra de Guadarrama y por su Zona Periférica de Especial Protección.

Los recorridos tienen una duración media de 4 horas y unas distancias que oscilan entre 1,5 y 8 km, siendo la mayoría de aproximadamente 5 km. Estas actividades no tiene un carácter deportivo sino didáctico, y su objetivo primordial es trasmitir a los participantes la importancia de los valores naturales y culturales de este espacio y la necesidad de su conservación.

Con objeto de garantizar la calidad de la comunicación entre el guía y los participantes, así como para minimizar los posibles impactos sobre el entorno, los grupos estarán compuestos por un máximo de 15 personas.

DIEZ RUTAS POR LA SIERRA
El paseo que abrirá el programa, el jueves 9 de julio, será “El puente del Anzolero”, un recorrido por las orillas del río Eresma en el que se podrán observar puentes, presas, acequias y un tramo del camino histórico conocido como las Pesquerías Reales, que mandó construir Carlos III para practicar la pesca. Se repetirá el 28 de agosto.

El viernes 10 de julio tendrá lugar el paseo “Peña Citores”, en el que se interpretarán los restos de construcciones de la Guerra Civil que se conservan en las cumbres de la zona de Dos Hermanas – Peña Citores. Con este recorrido se intenta mostrar la gran incidencia que tuvo este acontecimiento en el paisaje de la Sierra, un enclave que ha tenido gran valor estratégico a lo largo de la historia. El lunes 3 de agosto habrá una nueva salida.

El programa proseguirá el lunes 13 de julio con “Huellas y señales”, que servirá para aprender a interpretar las huellas, rastros, marcas y otras señales, y conocer detalles de la vida y costumbres de las especies que habitan en un determinado lugar. Se repetirá el 27 de julio y 21 de agosto.

La ruta “El cerro del Puerco” conducirá hasta una pequeña colina, así llamada, adosada a la pradera de Navalhorno, que resulta una magnífica atalaya sobre el valle de Valsaín. En el paseo se podrá contemplar el paisaje del valle y un conjunto de construcciones defensivas de la Guerra Civil. Se realizará el viernes 7 de agosto

Los Siete Picos”propone un recorrido por una de las montañas más emblemáticas de la Sierra de Guadarrama, por su singular belleza paisajística, su interés geológico y su historia. Fechas de realización:viernes 3 de julio y miércoles 12 de agosto.

El viernes 17 y miércoles 29 de julio y el miércoles 19 de agosto se ofrecerá “El Esquileo de Santillana”, paseo por el entorno de la Cañada Real Soriana Occidental, conocida como Cañada de la Vera de la Sierra, y las ruinas del Esquileo de Santillana, donde se respira historia y cultura tradicional.

Otra de las propuestas es “De bolo a bolo”. Se trata de un recorrido paisajístico cuyos hitos simbólicos son los bolos graníticos que abundan por las laderas de Valsaín y la vegetación que acompaña a los emblemáticos pinos de este valle. Tendrá lugar el miércoles 15 de julio, viernes 14 y miércoles 26 de agosto.

Pimpollos, pinos y pinazos”lleva a través del monte de Valsaín, dónde el visitante podrá ver el equilibrio entre las actividades humanas y la conservación del bosque. Durante el paseo se realizarán prácticas sencillas para conocer la altura, el diámetro y el perímetro de los árboles. Tendrá lugar el martes 14 y viernes 31 de julio, y el lunes 10 y 31 de agosto.

Asimismo, el programa incluye “Paisajes de Guerra”, un itinerario que muestra cómo fueron las construcciones de la Guerra Civil Española en la Sierra de Guadarrama y en los Montes de Valsaín. Podrá disfrutarse el jueves 23 de julio y el lunes 17 de agosto.

La última de las propuestas es “Un paseo por el bosque”, en el que podremos observar diversos aspectos naturales y algunos aprovechamientos tradicionales del Monte de Valsaín.

Se hará especial hincapié en el mundo de los insectos y su importancia para el equilibrio del ecosistema. La actividad se complementará con la visita a la exposición temporal “Abejas y apicultura” y una charla a cargo de los responsables de la Fundación Amigos de las Abejas, durante la cual los participantes podrán observar una colmena viva protegida por cristales. Se celebrará los días 7 de julio y 6 y 24 de agosto.

RECOMENDACIONES
Dada la altitud de la zona, aunque sea verano, es conveniente equiparse con calzado de campo, ropa adecuada, gorra, además de traer agua y alimentos. No se permite la presencia de animales de compañía.

Para participar en la actividad de paseos guiados es aconsejable reservar plaza con antelación. También se puede acudir al punto de salida antes de la hora de inicio fijada en el calendario, aunque no se tenga reserva. En este caso se podrá participar siempre que existan plazas libres. El orden de llegada será el único criterio válido para cubrir estas plazas.

Las reservas se pueden realizar: Llamando al 921473880, en horario de 9:00 a 14:00 (de lunes a viernes). Mandando un correo electrónico a paseos.ceneam@oapn.es (El CENEAM confirmará la recepción del correo y la disponibilidad de plazas).
Fuente y más información:

GRACIAS A TOD@S

Cuando comenzamos este nuevo blog hace ya unos 4 y medio, jamás pensamos que llegariamos tan lejos. Gracias a la red, hoy podemos interconectar a tanta gente a través de esta página web humilde, pero hecha con mucho cariño y dedicación por todos los que mandais notas y enlaces sobre actos, noticias, cursos y demás.

Por eso, hoy hemos alcanzado la redonda cifra de 100.000 visitas. Por ello y por otros 100.000 más en poco tiempo, os damos las gracias por estar al otro lado en este camino de informar y denunciar las causas ambientales de nuestro planeta,

El nitrógeno atenúa el impacto del cambio climático en los suelos

Un equipo internacional creado por expertos de las universidades Pablo de Olavide y Coimbra, el CSIC y un instituto de Nueva York constatan el efecto modulador de las deposiciones de nitrógeno en suelos sometidos a procesos de secado y humedecido similares a los que imprime el cambio climático en el ciclo hidrológico.

Investigadores de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, en colaboración con investigadores de la Universidad de Coimbra, en Portugal, el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC, Madrid) y el Cary Institute of Ecosystem Studies de Nueva York han publicado un artículo en Global Change Biology en el que se destaca el papel modulador de la deposición de nitrógeno sobre las respuestas de los suelos de bosques templados al cambio climático.

Una de las consecuencias del cambio climático es la intensificación del ciclo hidrológico, es decir, más sequías y tormentas más intensas y frecuentes, lo que provoca un aumento en la frecuencia de los ciclos de secado y rehumedecido del suelo. Siendo la humedad uno de los principales factores que controlan los procesos biogeoquímicos del suelo, estos cambios pueden afectar de manera importante a los ciclos del carbono y del nitrógeno, los microorganismos del suelo y la emisión de gases de efecto invernadero como dióxido de carbono (CO2), óxido nitroso (N2O) y metano (CH4).

Otro de los factores del cambio global que afecta al planeta es la alta deposición atmosférica de nitrógeno proveniente del uso de combustibles fósiles y la agricultura. Un exceso de deposición de nitrógeno puede afectar gravemente a los ecosistemas provocando desbalances de nutrientes, acidificación del agua y del suelo, eutrofización y/o mayores emisiones de N2O, de acuerdo con este trabajo en el que han participado Lourdes Morillas y Javier Roales, de la Universidad Pablo de Olavide.

A pesar de su importancia como parte del cambio global, la interacción entre la deposición atmosférica de nitrógeno y los cambios en el patrón de precipitaciones no ha sido suficientemente estudiada, por lo que hay una gran incertidumbre sobre cómo el aumento de nitrógeno afectará a la capacidad del suelo de resistir al cambio climático.

Para responder a esta cuestión, los investigadores sometieron tanto suelos tratados con nitrógeno durante 15 años como suelos no tratados a diferentes frecuencias de ciclos de secado y rehumedecido, midiendo un amplio conjunto de variables que caracterizan el estado nutricional del suelo y su comunidad microbiana. Los resultados señalan el importante papel de la deposición de nitrógeno como modulador de las respuestas de los suelos de bosques templados al cambio climático. 

De esta forma, la deposición de nitrógeno tendría la capacidad de atenuar los impactos producidos por el esperado aumento de los ciclos de secado y rehumedecido sobre importantes procesos del suelo, sugiriendo una clara interacción entre estos dos componentes del cambio global.

El mundo se queda sin abejorros

Los insectos, vitales para cultivos como el tomate, desaparecen por el cambio climático.
Expertos proponen una insólita gran migración asistida por el ser humano para salvarlos.

Un mundo sin abejorros sería silencioso, triste y más pobre”, lamenta el biólogo Jeremy Kerr. “Muchas especies de plantas entrarían en declive, y los jardines y la agricultura de Norteamérica y Europa sufrirían pérdidas económicas. No creo que nadie sea capaz de imaginar cuántos daños habría”, continúa. “Los tomates, por ejemplo, dependen de los abejorros”.


Kerr, de la Universidad de Ottawa (Canadá), no está preparando un libro de ciencia ficción. Su equipo acaba de constatar que el planeta se queda poco a poco sin abejorros, esos insectos polinizadores que pululan por el campo en busca de néctar y en su periplo intercambian polen entre las partes femeninas de una flor y sus partes masculinas. Sin esta polinización, y la llevada a cabo por las abejas y otros animales, no habría reproducción vegetal. No habría frutos ni semillas. El 35% de la producción mundial de alimentos procede de cultivos que dependen de los polinizadores.

El biólogo y sus colegas han investigado 423.000 observaciones de abejorros pertenecientes a 67 especies de Europa y Norteamérica, tomadas por diferentes expertos e instituciones durante más de un siglo. Su estudio revela que el calentamiento global está expulsando a los abejorros de muchas de sus zonas históricas. Los insectos se esfuman del sur de su antiguo rango de distribución, pero no se mudan hacia el norte, como sí ocurre con otros animales afectados por el cambio climático, como las mariposas. El hábitat de los abejorros, simplemente, mengua.

Las regiones en las que estos efectos son peores, con pérdidas en el rango de distribución de hasta 300 kilómetros, están en el sur de Europa y de Norteamérica. Lugares como España, Italia y el sur de Francia”, alerta Kerr. Su estudio se publica hoy en la revista Science.

Los abejorros han desaparecido en las tres últimas décadas de la franja sur que ocupaban entre 1901 y 1974, cuando el clima era menos cálido. “Tan solo en los últimos 35 años, las áreas que hemos estudiado se han calentado entre dos y tres grados”, incide el biólogo. “Nuestros resultados sugieren que especies como los abejorros simplemente no son capaces de adaptarse a estos cambios. Están desapareciendo”, advierte.

Estos efectos son independientes de los cambios de uso de la tierra y los pesticidas”, subrayan los autores en Science. La desaparición se ha detectado también en zonas sin agricultura ni polémicos insecticidas como los neonicotinoides. Donde han podido, explican los científicos, los abejorros han escalado a zonas más altas, unos 300 metros de media.

España es uno de los países más afectados, con pérdidas del rango de distribución de 300 km por el sur

En España, el equipo de Kerr ha empleado datos de Leopoldo Castro, un profesor de inglés de un instituto de Teruel que, en sus "ratos libres", se ha convertido en uno de los principales estudiosos de los abejorros en la península Ibérica. Tiene unos 2.000 en su casa, pertenecientes a las 40 especies presentes en la península. Castro, además, es coautor del libro Riesgo climático y atlas de distribución de los abejorros europeos, un volumen recién publicado que también alerta de la amenaza sobre estos polinizadores.

Un bicho que solo se encuentra a partir de los 2.000 metros de altitud en área mediterránea tiene muy poco margen de supervivencia. Si sube por el calor, se queda sin territorio”, apunta Castro.

Kerr hace una propuesta osada para salvar a los abejorros, más allá de reducir las emisiones de CO2 para detener el calentamiento global. El profesor canadiense propone “una migración asistida”, extraer las colonias amenazadas de su hábitat natural y llevarlas a regiones menos cálidas en el norte. “Esto nunca se ha intentado a escala continental ni para un grupo grande como este, pero hemos llegado al punto en el que es necesario discutirlo”.

El caso de los abejorros, no obstante, es difícilmente extrapolable a otros insectos, según José Ramón Obeso, catedrático de Ecología de la Universidad de Oviedo. “Los abejorros son muy particulares, son polinizadores característicos de climas fríos. Hacia los trópicos, son más diversas las abejas, pero la mayor diversidad de abejorros aparece en el Himalaya”, explica Obeso, ajeno al nuevo estudio. Las abejas, señala, solo pueden volar con temperaturas por encima de los 13 grados. Los abejorros, en cambio, pueden emprender el vuelo a partir de los dos grados.

Los abejorros prefieren climas más fríos, hacia los trópicos abundan más las abejas

El ecólogo, director de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad en Mieres (Asturias), ya mostró en 2013 que el rango de distribución de los abejorros de la cordillera Cantábrica se estaba elevando, en respuesta a un calentamiento regional de 0,8 grados en las últimas dos décadas. Dos especies, Bombus cullumanus y Bombus laesus, se extinguieron localmente. El nuevo estudio de Science “es muy valioso para establecer pautas a escala global de lo que ya sabíamos para determinados lugares de Europa y Norteamérica”, según Obeso.

El trabajo de Kerr, sin embargo, deja una laguna, a juicio del investigador español: ¿por qué los abejorros huyen del sur y no colonizan nuevos lugares más al norte? “Hay una hipótesis muy clara. Para colonizar tienen que encontrar sus fuentes de alimento, las plantas a las que polinizan, pero los vegetales no se desplazan a la misma velocidad”, conjetura. Esta hipótesis obligaría a planificar muy bien la migración asistida que plantea Kerr.

El enemigo de los abejorros quizá no sea exactamente el calor, sino los parásitos, aventura el ecólogo español. “Los abejorros en lugares de mayores temperaturas presentan más parasitosis, aunque esto de momento es solo una hipótesis”, reconoce.