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jueves, 17 de diciembre de 2015

Una semilla de 130 millones de años

El hallazgo muestra que en el Cretácico Inferior las plantas con flores eran pequeñas y sobrevivían fácilmente en hábitats hostiles.

De qué tamaño eran las plantas con flores hace entre 120 y 130 millones de años, cómo vivían y se adaptaban a su entorno y cómo se reproducían. Un fósil que data del Cretácico Inferior y mide menos de 2,5 milímetros puede responder a todas estas preguntas. Un grupo de investigadores del Museo de Historia Natural de Suecia ha encontrado una serie de fósiles que se han conservado perfectamente y han permitido a los investigadores analizar las semillas que contienen. El estudio se publica esta semana en la revista científica Nature.

Else Marie Friis, autora de la investigación, y su equipo analizaron 250 semillas encontradas en Portugal y Norteamérica, de las que aproximadamente 75 eran plantas con flores. Utilizando un acelerador de partículas y rayos X, pudieron observar los embriones de las semillas y los tejidos circundantes de almacenamiento de nutrientes. Encontraron que estos embriones medían un poco menos de un cuarto de milímetro.
En verde aparecen las semillas encontradas; en su interior y en amarillo, los embriones. / MUSEO DE HISTORIA NATUAL DE SUECIA

El tamaño de los embriones es consistente con la idea de que la inactividad de la semilla permitió a las primeras plantas con flores sobrevivir a duras condiciones ambientales y colonizar hábitats inestables, según explica el estudio. "Eran plantas de estatura pequeña con ciclos de vida rápidos", cuenta Friis. "Pero las semillas podían sobrevivir hasta que las condiciones para reproducirse fueran favorables".

Los investigadores se sorprendieron de lo bien conservadas que estaban las estructuras celulares. Esto posibilitó un análisis exhaustivo, con el que pudieron clasificar a estas plantas como oportunistas, es decir, eran las primeras en colonizar un territorio desocupado.

Esta investigación completa la información que se tiene hasta el momento de los datos sobre biología, ecología y germinación de semillas del Cretácico Inferior. Y añade que la diversificación de las plantas de esta época inició cambios fundamentales en la composición de la vegetación terrestre.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Los insectos corroboran que el cambio climático ya está aquí

Una recopilación de datos de más de 250.000 ejemplares retrata las consecuencias del cambio climático a lo largo de 18 años.

Ole Karsholt y Jan Pedersen, dos empleados del Museo de Historia Natural de Dinamarca, comenzaron en 1992 a clasificar los insectos que encontraban en el tejado del museo. Ambos trabajadores, que tienen una amplia experiencia entomológica, llevaron a cabo este control cada semana hasta 2009. Lo que comenzó como un pasatiempo basado en la curiosidad científica se ha convertido en un estudio que revela cómo ha afectado el cambio climático a la comunidad de insectos de la zona.

El registro y la clasificación, hechos durante 18 años, sugieren que los cambios en el clima durante este tiempo han afectado especialmente a las especies que se alimentan de un único tipo de planta: se han vuelto más sensibles a los cambios meteorológicos. "Los resultados confirman que el cambio climático está afectando a la biodiversidad ahora mismo. No es algo que va a pasar en el futuro o sólo si la temperatura llega a aumentar en dos grados", dice Peter Søgaard Jørgensen, del centro de Macroecología, Evolución y Clima del Museo de Historia Natural de Dinamarca.

Siete especies nuevas de polillas y dos de escarabajos se registraron por primera vez en Dinamarca por Karsholt y Pedersen, incluyendo el escarabajo asiático "dama multicolor" (Harmonia axyridis), que desde entonces se ha extendido a la mayoría del país y ahora se considera invasivo.

Los científicos calcularon cómo cambió la temperatura del entorno de cada grupo de insectos y lo aplicaron al hábitat de la especie en toda Europa durante el periodo de estudio. El hábitat de la polilla experimentó un aumento de 0,14º C entre 1993 y 2008, y el de las especies de escarabajo aumentó en 0,42º C entre 1995 y 2008.

Las especies que comen un solo tipo de planta se mueven cada vez más al norte por el cambio climático

Las consecuencias de este aumento de temperatura afectaron especialmente al gorgojo de la tuerca (Curculio nucum), que se alimenta solo de un tipo de avellana. Vive más al norte de Europa que su pariente cercano el gorgojo de la bellota (Curculio glandium), que se alimenta solo de bellotas. Mientras que el gorgojo de la tuerca fue registrado sólo en la primera mitad del estudio, el gorgojo de la bellota sólo apareció en la última parte, sugiriendo que las especies que se alimentan de un solo tipo de planta se están moviendo hacia el norte.

"Es probable que perdamos a algunas especies debido a su huída hacia el norte de Europa, pero la tendencia que esperamos es que lleguen otras nuevas desde el sur. Aún así, es poco probable que lleguemos a saber si esto sucederá, los insectos no son casi nunca una prioridad para los estudios a largo plazo", denuncia Peter Søgaard Jørgensen, uno de los autores.

El estudio recogió datos de 1.543 especies diversas de polillas y escarabajos

El registro cuenta con alrededor de 250.000 insectos, entre los que se identificaron 1.543 especies diversas de polillas y escarabajos en un solo tejado de Copenhague durante más de 18 años de seguimiento. Esto supone el 42% de todas las especies de polillas de Dinamarca y el 12% de los escarabajos. El estudio, que se ha publicado en la Revista de Ecología Animal, está liderado por investigadores del centro de Geogenética y el de Macroecología, Evolución y Clima del Museo de Historia Natural de Dinamarca y también de la Universidad de Copenhague.

Los científicos se quejan de la falta de atención política que tienen este tipo de estudios. "Las investigaciones de este estilo muchas veces están en un segundo plano en Dinamarca, y esto probablemente pase en muchos otros paises europeos", asegura Philip Francis Thomsen, uno de los expertos. "Sin estos dos trabajadores del museo, no sabríamos nada sobre la mayoría de las especies que hay en Dinamarca. Esperamos que esto pueda devolver este tipo de seguimientos naturales a la agenda política del país", concluye Thomsen.

Un tesoro verde, en riesgo en Chile

Un antiguo bosque de cipreses en el parque nacional chileno Alerce Andino está almacenando grandes cantidades de dióxido de carbono. Pero se trata de una madera muy solicitada, lo que amenaza su conservación.

Las selvas tropicales en el sur de Chile no solo almacenan una excepcional cantidad de dióxido de carbono (CO2). También retienen los gases de efecto invernadero de manera excepcionalmente larga, durante varios siglos. Eso es lo que han descubierto recientemente investigadores de la Universidad Austral de Chile en Valdivia y de la Universidad de Oxford. Rocío Urrutia-Jalabert y sus colegas han estudiado el Parque Nacional Alerce Andino, no lejos de Puerto Montt, un típico bosque en el que domina el ciprés patagónico (Fitzroya cupressoides). De hasta 50 metros de altura, esta conífera alcanza un diámetro de tronco de hasta cinco metros y puede llegar a alcanzar más de 3.600 años de antigüedad. Solo los superan en longevidad los pinos Bristlecone (Pinus longaeva), que crecen en zonas montañosas secas de California, Utah y Nevada, en Estados Unidos. Sin embargo, entre los árboles que forman bosques densos, el ciprés patagónico tiene el récord de longevidad.

Pero desde que los inmigrantes de Europa descubrieron lo hermosa y duradera que era la madera del ciprés patagónico, este árbol llega en raras ocasiones a viejo. El hecho de que se declarara monumento natural de Chile en 1976 no ha supuesto una protección muy eficaz. La explotación de los cipreses ya talados o muertos siguió siendo legal. Resultaba, por tanto, demasiado tentador responder de manera activa a una demanda sostenida. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) colocó el ciprés patagónico, con razón, en la Lista Roja de Especies Amenazadas.

Un inmenso almacenamiento
Con el fin de medir con exactitud el tronco y la copa de los árboles los científicos, que han publicado su estudio en la revista PLoS One, utilizan árboles talados ilegalmente. A partir de estos datos se pudo estimar la biomasa de cipreses vivos. Según sus cálculos, el bosque examinado contiene hasta 517 toneladas de carbono por hectárea en forma de madera. Estos bosques de cipreses situados en la vertiente sur de los Andes de Chile se encuentran por tanto entre los bosques que contienen las más importantes reservas madereras del mundo con una igualmente alta capacidad de almacenamiento de dióxido de carbono.

Entre los árboles que forman bosques densos, el ciprés patagónico tiene el récord de longevidad
A causa de la pobreza del suelo, drenados por alrededor de 6.000 milímetros de lluvia al año, el crecimiento anual de los árboles es muy limitado, a pesar de la suavidad del clima. La acumulación de grandes cantidades de madera, por tanto, solamente es posible debido a la extrema lentitud de su reciclaje. En el bosque de cipreses en cuestión, la esperanza de vida media de la madera se sitúa entre 539-640 años. Estos cálculos toman en consideración también al haya y a otros árboles que florecen bajo la sombra del gran ciprés. Tomando en cuenta únicamente al ciprés, el resultado es un promedio de vida de casi 1.400 años. Las selvas tropicales donde crecen principalmente los cipreses de Patagonia se distinguen así por el hecho de que almacenan una gran cantidad de dióxido de carbono durante períodos muy largos.

El balance de carbono de los bosques vírgenes se compensa en el largo plazo: durante la fotosíntesis los árboles procesan el dióxido de carbono del aire para producir madera, entre otros elementos. Tarde o temprano, la madera muerta se degrada por animales y microorganismos y el CO2 absorbido originalmente es de nuevo liberado. Protegido durante un largo tiempo de la actividad humana, el ciprés patagónico crece en laderas inaccesibles de las montañas del sur de los Andes. Los investigadores dirigidos por Rocío Urrutia-Jalabert, por tanto, exigen no sólo cambios legales para una mejor protección futura de los bosques milenarios contra los incendios y la tala ilegal. También abogan por promover la regeneración de los cipreses en las colinas costeras, donde los densos bosques han sido quemados durante siglos. En el amplio valle que se extiende entre las colinas y los Andes, casi nada queda de las antiguas selvas tropicales. Sin embargo, en algunos lugares los cipreses podrían volver a crecer gradualmente. Esta reserva suplementaria de dióxido de carbono serviría así tanto para proteger la naturaleza y las especies como para luchar contra el cambio climático.

Este articulo forma parte de Climate Publishers Network; el original fue publicado en FAZ
Traducción de Sara Fernández - VoxEurop/ http://voxeurop.eu/es

Internet de las cosas para la conservación de especies amenazadas

La plataforma SmartFIEB divulga los resultados producidos por la recogida de datos masivos para la conservación del visón europeo.

En los diez ejemplares de visón europeo que viven en un centro situado en un pueblo de Toledo están puestas una buena parte de las esperanzas del futuro de su especie. Gracias a una nueva plataforma de estudio de comportamiento en fauna silvestre se pretende obtener información crucial para la recuperación de los animales más amenazados.

La Fundación para la Investigación para la Etología y la Biodiversidad (FIEB) es una de las pocas organizaciones españolas orientadas a la conservación de la biodiversidad y al estudio de sus especies. A su vez, es un centro de rescate de especies amenazadas bajo el convenio CITES.

El proyecto pretende mejorar la conservación del visón europeo de la forma menos invasiva posible.

Los objetivos de FIEB están orientados a proteger la biodiversidad y estudiar el comportamiento animal. Por eso, ayer presentaron, junto a Telefónica, en su centro situado en Casarrubios del Monte (Toledo) los primeros resultados de la plataforma de estudio de comportamiento en fauna silvestre SmartFIEB, en la que se ha empleado tecnología basada en el Internet de las Cosas (IoT, en sus siglas en inglés).

Esta plataforma, que comenzó a desarrollarse en 2013, se ha diseñado con un doble objetivo: controlar las infraestructuras y condiciones de entorno del centro de investigación y permitir la aplicación de las más avanzadas tecnologías para el reconocimiento automático de vídeo para el estudio no invasivo de los animales. De esta manera, FIEB analiza, desde su centro de control, las infraestructuras de agua y eléctricas así como la temperatura y humedad de todos las instalaciones con animales.

La plataforma recoge estos datos y los almacena. A partir de ahí se pueden crear visualizaciones e incluso ir más allá desarrollando aplicaciones como alarmas que salten cuando se registren variaciones anormales en los datos recopilados", ha indicado Francisco Jariego, director de la división industrial de IoT de Telefónica, durante la presentación del proyecto.

A su vez, se ha desarrollado una web específica en la cual el público podrá acceder a mucha de la información obtenida así como a cámaras en tiempo real en algunas de las instalaciones de proyectos de cría.

SmartFIEB facilita la obtención de información crítica para mejorar los programas de estudio y cría de los animales más amenazados como el visón europeo, uno de los ejes centrales de su proyecto de conservación.

En el centro de cría de FIEB se alojan diez ejemplares destinados a la cría en cautividad en unas instalaciones especialmente diseñadas para ellos. Dado su estado crítico (el visón europeo está considerado como la especie más amenazada en Europa), los investigadores del FIEB han aprovechado las posibilidades que ofrece el Internet de las Cosas para mejorar su conservación.

Aquí se controla toda la información procedente de los sensores", ha señalado Silvia Villaverde Morcillo, directora veterinaria del FIEB. Gracias a las pantallas de proyectos, en las que se proyectan desde imágenes en tiempo real hasta los datos del entorno recogidos, los investigadores pueden estudiar los visones de manera no invasiva. "Eso es importante porque no se produce un sesgo en la investigación, algo que sí ocurre cuando invadimos su espacio, aunque sea mínimamente”, subraya.

Medir al milímetro
Los sistemas de sensorización se han desarrollado utilizando equipos Rapsberry Pi y Arduinos, dos tipos de placas computadoras. Los datos generados por estos dispositivos y sensores son almacenados en la Plataforma IoT Thinking Things, de Telefónica.

Podemos detectar enfermedades y anticiparnos al parto con un margen de error de horas"
Silvia Villaverde Morcillo, directora veterinaria del FIEB

De este modo, la tecnología actualmente desplegada permitirá detectar automáticamente pautas de comportamiento en la temporada de cría de la próxima primavera para prever momentos biológicos clave como el celo. “También podemos detectar enfermedades y anticiparnos al parto con un margen de error de horas”, indica Villaverde.

Las instalaciones, además de recrear el ecosistema de ribera y dar el máximo espacio posible, están equipadas con tecnología que permite realizar observaciones del comportamiento 24 horas al día. Los módulos de los visones europeos cuentan con sensores de presencia/ausencia, sensores de peso, cámaras de huella de calor y una estación meteorológica que permite conocer temperatura, calidad del aire, radiación UVA/UVB, humedad y pluviometría.

El objetivo del proyecto es que las crías que nazcan en cautividad sean puestas en libertad, pero antes debemos reducir las amenazas externas, como la fragmentación del hábitat, el crecimiento de las ciudades y el control de la especie invasora del visón americano, peligroso para el europeo”, recalca Villaverde.

Con este proyecto se extiende el uso y la aplicación del IoT, actualmente usados en la industria y ciudades, a toda la comunidad científica, y abre una multitud de oportunidades derivadas del uso de estas tecnologías como son los estudios remotos que minimizan el impacto de las observaciones en la fauna silvestre.
Más información:
http://www.fiebfoundation.org/

martes, 15 de diciembre de 2015

Málaga acoge la “cumbre” de periodistas ambientales de 16 países del Mediterráneo

El encuentro se celebra unos días después del histórico acuerdo sobre el clima alcanzado en la COP21 de París.

Alrededor de medio centenar de periodistas ambientales y expertos en la materia de 16 países se reunirán el jueves 17 y viernes 18 en Málaga en el "I Encuentro de Periodismo Ambiental de Agencias del Mediterráneo".

La iniciativa organizada por la oficina del Mediterráneo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN-Med) y EFEverde de la Agencia EFE cuenta con la colaboración de la Alianza de Agencias del Mediterráneo (AMAN), el Ayuntamiento de Málaga y la Fundación por la Naturaleza MAVA.

El encuentro se celebra unos días después del histórico acuerdo sobre el clima alcanzado en la COP21 de París y servirá, entre otras cuestiones, para analizar los retos y desafíos informativos que conlleva el seguimiento del mismo, así como la cobertura de la COP22 que se celebrará a finales de 2016 en Marraketch (Marruecos).

Para ello, entre los participantes destacan la Directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI) de París, Teresa Ribera, el Director del Plan Bleu, Hugues Ravenel, y el Alto Comisario de Aguas y Bosques y Lucha contra la Desertificación de Marruecos, Abdeladim Lahfi, o la especialista en información sobre cambio climático de EFEverde, Caty Arévalo.

El encuentro, concebido como jornadas de trabajo, debate y reflexión busca generar sinergias entre los periodistas de las principales agencias de noticias que trabajan en el ámbito Mediterráneo y dar respuesta a cuestiones sobre cómo mejorar la información ambiental y científica.

Además se pretende sentar las bases de una futura red de periodistas ambientales de agencias de noticias del Mediterráneo, que permita impulsar la colaboración entre informadores y fuentes como la comunidad científica, las ONG, o los responsables de las políticas ambientales en la región.

El encuentro que se celebrará en el Museo del patrimonio Municipal de Málaga participan además de periodistas ambientales de 15 de las 19 agencias integradas en AMAN, representantes de asociaciones profesionales y otras organizaciones ambientales que trabajan en la zona como WWF, UNEP/MAP, IUCN-Med, AECC o SEO/Birdlife.

Entre los asistentes figuran representantes: Albania, Argelia, Croacia, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Líbano, Mauritania, Marruecos, Portugal, Serbia, España, Siria, Túnez y Turquía, así como de la UE.

Esta previsto que en la inauguración del encuentro participen el Secretario general de AMAN, George Penintaex, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, el viceconsejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía, José Luis Hernández Garijo, el director de EFEverde, Arturo Larena y el director del Centro para la cooperación en el Mediterráneo de UICN, Antonio Troya.

La celebración de este foro se enmarca en el acuerdo de colaboración suscrito el pasado junio entre UICN y EFE para el impulso de la información ambiental en la cuenca del Mediterráneo.

viernes, 11 de diciembre de 2015

11 Diciembre: Día Internacional de las Montañas

La Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 11 de diciembre como "Día Internacional de las Montañas". A partir de 2003, se ha observado cada año para crear conciencia sobre la importancia de las montañas para la vida, para destacar las oportunidades y limitaciones en el desarrollo de las montañas y para construir alianzas que produzcan un cambio positivo para los pueblos de montaña y ambientes en todo el mundo.
La promoción de productos de montaña es el tema elegido para la celebración del Día Internacional de las Montañas de este año. La globalización ofrece oportunidades para los productores de montaña de comercializar sus productos de montaña de alta calidad tales como café, cacao, miel, hierbas, especias y artesanía a nivel nacional, regional e internacional. Aunque la agricultura de montaña no puede competir con los precios y los volúmenes de producción de las tierras bajas, se puede concentrar en un alto valor, productos de alta calidad para impulsar las economías locales.

Los servicios relacionados con el turismo, como esquí, alpinismo, patrimonio cultural o senderos naturales, que permiten a los visitantes descubrir la biodiversidad única, son también algunas de las ofertas proporcionadas por las montañas y sus comunidades. Si se gestiona de manera sostenible, el turismo puede ofrecer una oportunidad para el desarrollo en las regiones montañosas.
El Día Internacional de las Montañas 2015 ofrece una ocasión para poner de relieve cómo las comunidades de montaña están protegiendo la biodiversidad mediante la producción de una gran variedad de productos típicos y la provisión de bienes y servicios esenciales para todos nosotros.

La promoción de productos de montaña es el tema propuesto para el año 2015, sin embargo, los países, las comunidades y organizaciones están invitados a celebrar el Día Internacional de las Montañas a través de la elección de un tema diferente que podría ser más relevante para ellos.
Fuente:
http://www.fao.org/forestry/internationalmountainday/es/ 

viernes, 27 de noviembre de 2015

El coral se ahoga por la acidez del mar

Las emisiones del dióxido de carbono modifican los valores del pH y perjudican a estas zonas y a los animales que viven en ellas.

Los océanos, como los bosques, capturan parte de las emisiones de dióxido de carbono que la actividad humana genera. Sin embargo, en el caso de las profundidades marinas, la acumulación de este gas se traduce en un aumento en la acidez de los mares. Un incremento medio cercano al 30% desde que la revolución industrial empezara su andadura, hace más de 200 años. Y que para finales del siglo puede alcanzar el 150%. Se trata de un fenómeno que puede poner en peligro la supervivencia de los hábitats coralinos y amenazar a los animales que viven en ellos, según un estudio publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B.

Los autores del trabajo han investigado con robots y buzos el fondo marino de un grupo de surgencias –salidas de masas de agua hacia la superficie–, a una profundidad de 40 metros. Estas se encontraban en el archipiélago de las Columbretas, a 56 kilómetros de distancia de la costa de Castellón. ¿Por qué estudiarlas? En primer lugar, porque “sirven de laboratorio de lo que pasará” por el dióxido de carbono que emiten, explica Cristina Linares, investigadora de la Universidad de Barcelona (UB) y una de las autoras del estudio: “Los valores de pH que observamos en las surgencias son de 7,8 o 7,9, muy similares al que se prevé para finales de siglo”. En los alrededores, el pH es del 8,1. Un equipo de científicos de la UB, la Universidad de Girona, el CSIC y la Estación Zoológica Anton Dohrn de Italia ha realizado el trabajo.

Estas profundidades, además, suelen ser la morada de corales y algas calcificadas. Uno de los hábitats “más significativos del Mediterráneo”, por la complejidad de los ecosistemas que alojan, según los autores del trabajo. Múltiples especies de peces y crustáceos, como el mero y la langosta roja “utilizan el hábitat coralino para sobrevivir”, explica Linares.

No es el primer estudio que se publica sobre este tema. Sin embargo, otras investigaciones se centraron en “zonas más superficiales [de entre tres y cinco metros de profundidad] con submarinistas” o entornos de mayor profundidad [más de 150 metros] con robots submarinos, explica Linares. En el caso de su equipo de trabajo, en cambio, sí ha sido posible combinar el uso de “robots para mirar toda la extensión de la zona de surgencias” con el trabajo de buzos para “estudiar más detalladamente las comunidades de lo que permiten los robots”. Ello ha sido factible porque los investigadores cuentan con una prolongada “experiencia en el buceo científico”, relata la científica. La metodología de trabajo consistió en la toma de muestras del terreno alrededor de las surgencias.

Aunque los autores del estudio admiten que es necesario seguir a largo plazo la evolución de los fondos marinos analizados, sus conclusiones son preocupantes. Las algas coralinas no aguantan en un entorno tan ácido. Los corales tampoco. Solo algunas de ellas –la rosa-marina, alga calcificadas con microcristales de aragonita, en lugar de magnesio– permanecen cerca de las surgencias. El lugar de los corales lo ocupan algas de tallo carnoso, como el kelp, que normalmente se encuentran por debajo de los 65 metros de profundidad.

¿Qué consecuencias tienen los hallazgos? Linares explica que el nivel de acidez de las zonas marinas estudiadas es parecido al que tendrán los océanos a final de siglo, si no se reducen las emisiones de dióxido de carbono. Por tanto, la pervivencia de los hábitats coralinos quedará comprometida. Y con ello, “especies de animales que lo usan para sobrevivir” como el mero y la langosta roja quedarán afectadas, explica Linares. Por la misma razón, hay que esperar una repercusión en la economía, en tanto que se espera una disminución en el número de capturas, razona la investigadora. Y es que “pequeños cambios en la acidez del agua pueden producir cambios radicales en la distribución de los ecosistemas”, concluye el estudio.

domingo, 18 de octubre de 2015

La superpoblación robará otro 20% de tierra y recursos al planeta

Los hábitats naturales de América Latina y África serán los más alterados por el desarrollo.

La población mundial alcanzó los 7.000 millones en 2011. En julio pasado ya éramos 300 millones más. Las previsiones de la ONU estiman que en 2050 la cifra llegará hasta los 9.700 millones de humanos sobre el planeta. Además, el crecimiento poblacional no es solo cuantitativo. En países emergentes como China, India o Brasil, la clase media no deja de crecer. A poco que se cumplan los objetivos de desarrollo del milenio, muchos más verán mejoradas sus condiciones de vida. Pero el desarrollo humano tendrá su coste: al menos otro 20% de los hábitats naturales que quedan tendrán que ser sacrificados.

Partiendo de la población actual y futura, un grupo de investigadores de la organización The Nature Conservancy y varias universidades norteamericanas han estimado el impacto que tendrá tanta nueva gente en los recursos naturales del planeta. Los científicos proyectaron hacia adelante los actuales niveles de urbanización, agricultura o uso de energía para determinar qué regiones y hábitats serán los más amenazados por las crecientes necesidades alimenticias, energéticas o de nuevos espacios urbanos de los humanos.

Descontando la Antártida, el 76% de la superficie terrestre aún se puede considerar en estado natural, según publican los investigadores en PLoS ONE. El porcentaje es optimista, ya que incluye al resto de extensiones heladas del planeta, como Groenlandia. Sin embargo, en las próximas décadas, los hábitats naturales tendrán una merma significativa. Según este estudio, 19,68 millones de Km2 de tierras hoy vírgenes o semivírgenes serán alteradas por los humanos. En una extensión así cabe casi toda Europa, incluida la Rusia europea.

Las áreas urbanas crecerán un 185% en 15 años y la agricultura un 50% en 30 años

El estudio analiza nueve grandes sectores cuyo crecimiento es inevitable si se quiere atender las necesidades de una población mundial en ascenso. Entre estos ladrones de tierras está el acelerado proceso de urbanización. Un fenómeno que tardó siglos en Europa y América del Norte, se está desarrollando en el resto del planeta en décadas. En 2030, las áreas urbanas habrán crecido en un 185%, según esta investigación.

Otro sector de impacto directo en la naturaleza es la agricultura. Ya sea por la extensión de los biocombustibles o para atender unas necesidades alimenticias al alza, para mediados de siglo, los cultivos habrán crecido un 50% respecto a su extensión actual. La minería presenta un porcentaje de crecimiento similar.

Los investigadores se detienen en particular en los recursos energéticos. Su análisis es más realista que alarmista. Parten de la suposición de que el consumo en los países ricos se estancará y será más eficiente. Pero el desequilibrio vendrá de aquellos que nunca tuvieron luz, calefacción o coches y quieren tenerlos. Sectores como el de los combustibles convencionales (petróleo y carbón) y los no convencionales (fracking) necesitarán crecer entre un 30% y un 50% para atender la demanda. Pero los crecimientos más espectaculares se darán en las energías renovables. En 2040, la producción eólica habrá aumentado en un 400% y la solar en un 1.000%.

Pero la gran aportación de este trabajo es la visión de conjunto. Sobre un mapa mundial, volcaron sus estimaciones para cada sector e identificar las regiones y ecosistemas más amenazados por esta acumulación de peligros. "En muchos lugares, solo se consideran los impactos del desarrollo con un enfoque de proyecto a proyecto, sin tener en cuenta los impactos medioambientales acumulados", dice en una nota el geógrafo de The Nature Conservancy y principal autor del estudio, Jim Oakleaf.

El mapa muestra el grado de amenaza (bajo en azul y alto en rojo) que el aumento de población tendrá para los hábitats naturales.

Su enfoque, con una resolución espacial de 50 kilómetros, les ha permitido determinar qué hábitats naturales corren más peligro. Por grandes áreas geográficas, la peor parte del desarrollo se la llevarán los ecosistemas de América Latina y África. Los biomas de la primera perderán hasta 4,32 millones de Km2 de extensión. Pero será el continente africano, con más de 8 millones de Km2, el que verá convertidas una mayor proporción de tierras en fuente de recursos para los humanos.

"Nuestro análisis muestra que las mayores amenazas acumuladas del desarrollo se solapan con la mayor cantidad de tierras naturales que hay en América del Sur y África", comenta Oakleaf. "Aunque muchos otros lugares, como en Asia, vemos grandes riesgos derivados del desarrollo, estas zonas están localizadas en regiones donde el desarrollo previo ya ha alterado los hábitats, por lo que no existe un peligro de conversión de la tierra", añade.

No tenemos que elegir entre desarrollo y los recursos naturales, podemos tener ambos"
Jim Oakleaf, geógrafo de The Nature Conservancy

En la actualidad, el 21% de todos los biomas tienen al menos la mitad de sus hábitats naturales convertidos y un 57%, más de una cuarta parte. El desarrollo futuro podría provocar que la mitad de todos los biomas del mundo sufrieran una alteración de más de la mitad de sus hábitats y todos, a excepción de los bosques boreales y la tundra, tendrán al menos un 25% de sus tierras en riesgo de conversión, estiman los autores en su estudio.

Huyendo del catastrofismo, los autores creen posible balancear las necesidades de los humanos que vendrán con las políticas de conservación. Y su trabajo solo pretende identificar los riesgos y las zonas más amenazadas por el desarrollo. Como dice Oakleaf: "No tenemos que elegir entre desarrollo y los recursos naturales, podemos tener ambos. Sin embargo, las medidas en pro de la conservación deben incluir planes estratégicos del uso de la tierra y para una mitigación proactiva que anticipen los conflictos e impactos que permitirían beneficiarnos del desarrollo manteniendo al tiempo unos sistemas naturales en buen estado tanto para los humanos como para la naturaleza".

sábado, 3 de octubre de 2015

Los incendios precisan hasta 100 años para la plena recuperación

Es lo que puede tardar un bosque en volver a ser el que era. ¿Qué se hace con el monte tras un incendio?

Casi 71.000 hectáreas se han quemado en España en 2015 hasta el 6 de septiembre, según datos del ministerio de Medio Ambiente. Está por debajo de la media de otros años. Hace tres, en 2012, se quemaron más de 200.000 y a mediados de los noventa medio millón de hectáreas. Se considera un gran incendio forestal cuando el fuego arrasa más de 500 hectáreas.

¿Qué se hace con un bosque tras un incendio?
Lo primero que debe hacerse es una monitorizar de la zona incendiada y observar cómo responde el ecosistema. Tras esta primera identificación hay que proteger el suelo con residuos, paja, cobertura vegetal e incluso semillas. También hay que cortar la madera quemada que se ha mantenido en pie. Al cabo de un año, hay que llevar a cabo un estudio para comprobar cómo está evolucionando la vegetación y ver en qué zonas hay que llevar a cabo la repoblación y en cuáles no "hay zonas que se regeneran solas muy fácilmente y otras necesitan la ayuda del hombre. Sólo hay que hacer repoblaciones en zonas en las que no hay regeneración natural", asegura Daniel Moya profesor de la universidad de Castilla La Mancha e investigador de FuegoRed.

Hasta 100 años para recuperar un bosque
Depende del tipo de vegetación. Una zona de alta montaña, donde no hay incendios, si llegase a producirse la respuesta será mala y la vegetación no volverá a aparecer. Sin embargo, las zonas con vegetación Mediterránea tienen adaptaciones a incendios y la repoblación no sería necesaria salvo en casos muy concretos. "Los ecosistemas pueden tardar entre 25 y 100 años en recuperarse, teniendo en cuenta la zona de la que estemos hablando", asegura Ricardo Vélez, portavoz del Colegio de Ingenieros de Montes de Madrid.

¿Utilizar el mismo tipo de vegetación?
Hay que estudiar los objetivos forestales. Lo normal es que sí. En las zonas más naturales, en las que tengan baja producción de madera se tiende a utilizar las mismas especies y que pueden dar una buena respuesta ante un incendio e incluso poner al lado otras acompañantes que pudieran ayudar a proteger a otras especies ante un nuevo incendio.

Ante el fuego, prevención
Expertos e investigadores coinciden en que, a pesar de que 2015 haya sido un año "bueno", la próxima temporada los bosques están a merced del clima y de la mano del hombre. Por eso, la mejor solución es la de la prevención. "En España tenemos un sistema de exttinción de los mejores del mundo. Se consiguen resultados excelentes, de los mejores del sur de Europa. En lo que no somos los mejores del mundo es en prevención. Existe un déficit en educación y en tratamiento de los montes", afirma Ricardo Vélez, representante de los ingenieros de Madrid. Si la labor de prevención se realiza, el próximo año es posible evitar la mayor parte de los incendios.

3 y 4 de Octubre. Día Mundial de las Aves

Los días 3 y 4 de octubre BirdLife International celebra el Día Mundial de las Aves, actividad que en España coordina SEO/Birdlife y que siempre coincide con el primer mes de octubre del año. Se trata de una jornada para concienciar sobre los problemas de conservación de las aves.

En esta edición SEO/Birdlife quiere dar a conocer la importancia de la biodiversidad urbana.

sábado, 26 de septiembre de 2015

El cambio climático adelanta cada año más la primavera

La salida de las hojas de los árboles caducifolios se ha anticipado siete días desde 1980.

La desnudez de los árboles de hoja caduca es cada vez más breve. Un estudio de los bosques húmedos de Europa muestra que el cambio climático está adelantando la primavera un poco más cada año. En los últimos 30 años, la salida de las hojas se ha adelantado una media de 3,4 días por cada grado que ha subido la temperatura. Sin embargo, este adelantamiento se ha ralentizado en la última década y, por paradójico que parezca, el calentamiento global también parece tener la culpa.

En una de las estrategias más fascinantes de la flora, los árboles de las zonas de climas templados y húmedos, pierden sus hojas al llegar el otoño. La menor duración del día, con el descenso de radiación solar (fotoperiodo), el descenso de las temperaturas y, la ocasional congelación del suelo, hacen que mantener las hojas sea un desperdicio de energía. Las hayas, robles, tilos, castaños, fresnos... volverán a reverdecer con la primavera y sus días cada vez más largos y cálidos. Esta relación directa entre temperatura y brote de las hojas de las especies caducifolias ha llevado a muchos científicos a plantear que el calentamiento global está adelantando la primavera.

Para poner cifras a esos vaticinios, un grupo de investigadores de varios países, entre ellos España, han estudiado este fenómeno en los bosques continentales de Europa. Analizaron los datos de brotación de siete grandes especies arbóreas presentes en 1.245 localizaciones en una franja que va desde el Mar del Norte hasta el Adriático y desde Bélgica hasta Bosnia-Herzegovina.

Su análisis se ha apoyado en datos recogidos desde 1980 por el Proyecto Fenológico Paneuropeo, que registra los fenómenos biológicos periódicos relacionados con el tiempo (como el regresar de las golondrinas o la floración de almendros y cerezos). Comprobaron que todas las especies analizadas, y en todos los sitios con datos, llevan 30 años adelantando el brote de sus hojas.

Las hayas, robles o fresnos han adelantado la salida de las hojas 3,4 días por cada grado que ha aumentado la temperatura

"La salida de las hojas se ha adelantado seis o siete días desde 1980", dice el director de la Unidad de Ecología Global del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales, del CSIC, y coautor del estudio, Josep Peñuelas. El impacto de este fenómeno es enorme. Por un lado, el adelanto del brote hace que las hojas fijen más carbono, balanceando el exceso de emisiones. Pero, por el otro, "produce efectos en cadena en todos los ecosistemas que acaban influyendo en cómo funciona todo el planeta", añade Peñuelas.

Sin embargo, para el investigador catalán, la investigación, publicada en la revista Nature, descubre otro fenómeno aún más intrigante: el ritmo de adelanto de la brotación se está frenando aunque sin llegar a detenerse. Así, entre 1980 y 1994, la salida de las hojas se adelantó de media 4 días por cada grado extra de aumento de la temperatura. Pero, desde 1999, la ratio ha bajado hasta 2,3 días por grado, es decir, una reducción del 40%.

El frenazo no es igual en todas las especies. El castaño de Indias o castaño falso (Aesculus hippo), por ejemplo, ha suavizado su adelanto de la brotación hasta los dos días por grado. En el extremo opuesto, las hojas de la haya común (Fagus sylvatica) mantienen casi el mismo ritmo acelerado de brote. Así que las hojas salen cada vez antes pero, en los últimos tiempos, esas prisas se han suavizado.

Los investigadores estudiaron entonces el porqué de esta ralentización. Manejaron varias hipótesis, como una progresiva adaptación de los árboles caducifolios a la mayor variabilidad de las temperaturas primaverales o una especie de límite físico que tendrían las hojas a la hora de brotar relacionado con el fotoperiodo o cantidad de radiación solar. Es como si los árboles supieran que no pueden adentrarse demasiado en el invierno, no sea que una helada tardía acabe con sus primeros tallos verdes.

Es como si los árboles se estuvieran volviendo locos"
Josep Peñuelas, investigador del CSIC

"Hemos observado que las hojas de los árboles europeos no brotan tan pronto como se pensaba, porque necesitan acumular un cierto número de noches frías para despertar del estado de dormición invernal", comenta Peñuelas. El frío es la parte de la ecuación que faltaba para explicar la llegada anticipada de la primavera. Las especies de hoja caduca necesitan una buena dosis de frío antes de que llegue el calor y la cantidad extra de horas de sol que anuncia el fin del invierno.

Pero el cambio climático no solo está provocando más calor en verano, también está suavizando las temperaturas de otoño e invierno. Sin ir más lejos, la AEMET ya ha anunciado que la nueva estación que ahora empieza será particularmente suave y húmeda. Eso hará que los árboles tarden más en alcanzar el cupo de frío que necesitan, como si les costase más darse cuenta de que es el momento de sacar las hojas.

Para Peñuelas "es como si los árboles se estuvieran volviendo locos". Y con su locura, enloquecen al resto del ecosistema y todas las especies animales o vegetales que hacen su vida en función de cuando salen las hojas de los árboles.

También en España

Aunque el estudio se centra en los bosques de Europa central, sus conclusiones también pueden aplicarse a los árboles caducifolios de España.

El investigador del CSIC Josep Peñuelas recuerda que los datos existentes sobre los bosques del norte de la península viven el mismo doble proceso. Por un lado, la salida de sus hojas se ha venido anticipando desde las últimas décadas del siglo pasado. Por el otro, ese adelantamiento se ha visto ralentizado en lo que va de siglo XXI por la necesidad de un mínimo de frío acumulado antes de que salgan las hojas.

En todo caso, los investigadores creen necesario extender su estudio a otras zonas del planeta en la misma latitud, como los bosques caducifolios de Norteamérica y Asia. Solo así se podrían desentrañar los mecanismos por los que las hojas necesitan tanto del frío como del calor para salir cada primavera.
Más información:
http://www.nature.com

¿Cuál es el árbol más común en España?

En España hay unos 7.000 millones de árboles, y la encina es la especie más predominante. Huesca es la provincia con más árboles en su territorio, seguida muy de cerca por Lleida.

A principios de septiembre, la revista Nature publicó una investigación -que partía de un estudio previo realizado por investigadores de la Universidad de Yale- que demostraba que en el planeta Tierra hay unos 3 billones de árboles. Esta cifra es hasta 7,5 veces superior a los datos que se conocían hasta ahora, que cifraba en torno a los 400.000 millones el número de árboles en todo el mundo según un censo calculado en 2008.

Sin embargo, los investigadores no consideran buenas noticias las conclusiones que arroja este estudio, ya que también se ha constatado que la presencia de árboles en en la Tierra ha disminuido un 46% a causa de la acción del ser humano, responsable del cada vez más acelerado proceso de deforestación. No en vano, cada ser humano destruye dos árboles al año.

El estudio de 'Nature' ha sido elaborado a partir de los datos de diferentes inventarios repartidos por todos los biomas del planeta. En el caso de España, el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF-UAB) ha sido el encargado de analizar los inventarios españoles recopilados en el Tercer ciclo del Inventario Forestal Nacional (IFN3).

Según estos datos, en España hay unos 7.000 millones de árboles. Las comunidades de Castilla y León y Catalunya son las que más especies arbóreas conservan, mientras que Huesca es la provincia con más árboles en su territorio, seguida muy de cerca por Lleida. En valores relativos, La Rioja, con 694 árboles por hectárea, es la comunidad autónoma con mayor densidad de árboles, seguida de Cantabria, con 653, y Catalunya, con 637.

La encina es la especie que predomina en todo el territorio español con un 19,12% de los árboles totales, seguida del pino albar (11,09%) y el pino carrasco (9,87%):

domingo, 20 de septiembre de 2015

Los diez ecosistemas más amenazados del mundo

La UICN avanza en la definición de la lista de ecosistema en peligro.
Entre ellos están el Mar de Aral, fondos con algas en Alaska, arrecifes de coral del Caribe, humedales de Australia, turberas de Alemania…

Es raro el verano que no acaba con una noticia que refleje la dura convivencia entre el desarrollo y la conservación de la naturaleza en uno de los destinos turísticos por antonomasia: el Caribe. Por un lado, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de México dictaminó la suspensión total de un nuevo desarrollo turístico en Cancún, centro neurálgico de las visitas al Caribe, y por otro Nicaragua incluía entre sus cinco ecosistemas en mayor riesgo de desaparición los bosques de bambú del litoral de este mar del Atlántico Norte. Precisamente los arrecifes de coral del Caribe figuran entre los diez ecosistemas en mayor riesgo de extinción del planeta.

A la espera de desarrollar adecudamente y definir los criterios concretos y precisos que servirán para elaborar la lista roja de los ecosistemas mundiales en peligro, varios organismos y científicos, incluido el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, estudiaron veinte de los considerados más valiosos y amenazados. Hace dos años se publicó en la revista PLoS ONE una primera lista que sirve de patrón para que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) elabore una similar a la que actualmente existe para especies de animales y plantas. En este caso la categoría de extinto se define como “colapsado”, es decir, un ecosistema de gran valía que tiene imposible volver a su estado original.

A la primera lista con la que trabaja la UICN habría que añadir los 19 ecosistemas presentes entre los 48 lugares declarados Patrimonio Mundial por la Unesco que considera en peligro. Algunos coinciden con la primera, como los arrecifes de coral del Caribe (Belice) y los bosques de galería de la cuenca del río Senegal (Parque Nacional Niokolo-Koba). El Parque Nacional de los Everglades (Estados Unidos), junto a los bosques tropicales, sobre todo los de la cuenca del Congo en la República Democrática del Congo, además de los de Honduras (Río Plátano), Indonesia (Sumatra) y Madagascar (Atsinanana), aparecen también en la lista roja de la Unesco.

A continuación se detalla la lista con los diez ecosistemas más amenazados según los primeros estudios realizados para la UICN, que son aquellos considerados en colapso (Mar de Aral) y en peligro crítico de extinción (los nueve restantes). La explicación a la aparición de cuatro lugares de Australia reside en que todos se concentran en el área de mayor desarrollo urbano, industrial y agrícola de la isla, la costa sureste, con una población que sobrepasa los trece millones de habitantes.

1. Mar de Aral
Uzbekistán-Kazajistán
El Mar de Aral ha pasado de ser el cuarto lago más grande del mundo a no aparecer entre los veinte primeros. Solo resiste un 10% de una superficie que superó los 67.000 km2, tanto como Aragón, Navarra y el País Vasco juntas. Aunque ahora se invierten esfuerzos para recuperarlo desde su parte más septentrional, los expertos consideran que ha entrado en colapso porque ha perdido su biodiversidad original, incluidas 28 especies de peces endémicos. Además, el legado de pesticidas, desertización y salinidad que dejaron los cultivos de algodón y cereales que se regaban con sus aguas mantiene un efecto letal sobre la naturaleza y la población.

2. Bosques de acacias en la cuenca del Río Senegal
Senegal, Malí y Mauritania
Causas similares a las que provocaron la desecación del Mar de Aral se ciernen sobre las escasas feraces llanuras de inundación que resisten en la cuenca del río Senegal, y muy especialmente sobre los bosques de acacias (Acacia nilotica) que crecen en ellas. Presas, agricultura intensiva y sobrepastoreo están acabando con cientos de años de convivencia pacífica entre la biodiversidad y las comunidades indígenas. Estas habían aprendido a compasar los aprovechamientos agrícolas y ganaderos con los períodos anuales de inundación y sequía. Ahora, hasta las aves granívoras que colaboraban en este equilibrio desaparecen y la ruptura del mismo provoca el desplazamiento forzado de miles de indígenas y problemas de salud.

3. Turberas elevadas de Renania
Alemania
Depresiones, zonas encharcadas y montículos se reparten entre estos humedales repletos de biodiversidad, que presentan una acumulación de biomasa muerta que abomba el terreno. Esta acumulación alberga una gran reserva de carbono, por lo que su paulatina destrucción libera grandes cantidades de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático. Aparte de las llamadas de atención de los científicos que han colaborado en esta incipiente lista de ecosistemas en peligro, la Comisión Europea, como parte de su labor de conservación dentro de la Red Natura 2000, ha advertido del riesgo de desaparición que corren en concreto las turberas de Hunsrück y Eifel, donde varias especies de fauna y flora asociadas se han convertido en raras.

4. Matorrales de 'fynbos' de El Cabo
Sudáfrica
Hasta 8.500 especies de plantas vasculares (en todas las islas británicas hay 1.400), el 70% endémicas, encierran estos matorrales de fynbos, nombre de origen holandés que define a las “plantas de hojas finas”. Por su variedad y colorido está catalogado como uno de los vergeles botánicos de África, con semejanzas con nuestro monte mediterráneo. La expansión urbanística, los incendios forestales y la agricultura amenazan a estos matorrales por una doble vía: por la destrucción directa del hábitat y por la invasión de especies exóticas, tanto vegetales como animales. En otra lista, la de las Ecorregiones del WWF, también está considerado como uno de los ecosistemas en mayor riesgo de desaparición.

5. Lagunas Coorong y estuario del río Murray
Australia
Con idéntico grado de amenaza al de la UICN (en peligro crítico) cataloga el WWF dentro de su listado de Ecorregiones a este extenso (140 kilómetros lineales) y complejo (lagunas, lagos, estuario, bosques de ribera…) humedal situado al sureste de Australia. La declaración de una parte como parque nacional y su reconocimiento como humedal de importancia internacional (Convenio Ramsar) le ha salvado de desaparecer por completo, ya que solo se mantiene intacto, pero de manera fragmentada, el 10% de la superficie original. Numerosas entidades conservacionistas siguen lanzando la voz de alarma ante uno de los impactos más notorios: el drenaje del humedal en dirección a tierras agrícolas.

6. Manantiales kársticos del sur
Australia
Piccaninnie Ponds Karst Wetlands, también situado en la costa meridional australiana, es igualmente un humedal de importancia internacional incluido en el Convenio Ramsar. Sin embargo, las 862 hectáreas protegidas y representativas de los sistemas kársticos, con manantiales ascendentes y otras formaciones rocosas y de turba originadas por las aguas subterráneas, se antojan claramente insuficientes para la comunidad científica. Para demostrar el efecto devastador que ocasiona la pérdida de esa capa freática y la continuidad de su afloramiento la UICN expone el caso del género de cangrejos de agua dulce Euastacus: de las cincuenta especies que sobreviven en estos ecosistemas, 17 están en peligro crítico de extinción y otros 17 en peligro.

7. Pantanos costeros de la cuenca de Sídney
Australia
Urbanización, minería del carbón, fracking, incendios, efectos del cambio climático, carreteras, excesiva regulación hídrica, invasión de especies exóticas… La propia Oficina de Medio Ambiente y Patrimonio del estado de Nueva Gales del Sur, donde se encuentra enclavada la biorregión de la cuenca de Sidney, reconoce las amenazas que acogotan a uno de los ecosistemas más singulares de esta isla. La misma entidad recuerda que en los últimos 200 años se ha perdido o degradado el 60% del rosario de humedales costeros que salpicaba y embellecía estas tierras. Aunque se traducen como pantanos, se trata de llanuras costeras de inundación sobre fondos de arenisca que sobresalen principalmente en la meseta de Hawkesbury.

8- Humedales de la cuenca Murray-Darling
Australia
Los ríos Murray y Darling (afluente del primero) forman una gigantesca cuenca hidrográfica (dos veces España) trascendental para el suministro hídrico de la zona más poblada de Australia (Adelaida, Melbourne y Sidney) y para el mantenimiento de una de las mayores cotas de biodiversidad asociadas a una gran variedad de pantanos, bosques y lagos. El problema es que el conflicto entre las necesidades humanas (incluye una extensa área agrícola) y ambientales afecta a ambas, ya que la excesiva regulación y explotación hídrica ha llevado a la eliminación de la vegetación natural y la sequía temporal de tramos del Murray (se estima que está al 18% de su capacidad), lo que aumenta el grado de salinidad, que interfiere en el abastecimiento humano.

9- Bosques de laminariales de Alaska
Estados Unidos
Observar una tupida formación de algas gigantes (laminariales) que pueden superar los 50 metros es lo más parecido a adentrarse en un bosque submarino. Las aguas costeras de Alaska cuentan con muy buenas representaciones de este ecosistema, que se encuentra entre los más productivos del planeta por su capacidad de acogida para numerosas especies (incluidos peces de explotación comercial), absorción de dióxido de carbono y freno de fuertes oleajes. Sin embargo, la sobrepesca, fenómenos meteorológicos como El Niño y la contaminación (vertido del Exxon Valdez de 1989) destruyen la cadena trófica (afecta sobre todo a las nutrias de mar) y dejan vía libre para que los erizos de mar devoren y deforesten los bosques de algas.

10- Arrecifes de coral del Caribe
Costa Pacífica
Más de 116 millones de personas viven dentro de las costas que dan al mar Caribe, a los que se añaden 20 millones de turistas anuales. Un estudio del World Resources Institute junto a veinte organismos que trabajan en la región sentenció en 2005 que dos tercios de los arrecifes están directamente amenazados por actividades humanas, y estiman pérdidas económicas de 350 a 870 millones de dólares anuales por la disminución de la pesca de arrecife, el turismo de buceo y los servicios de protección de la costa, al actuar como barrera ante los efectos de temporales marinos. La presión turística, la agricultura intensiva, la sobrepesca y el cambio climático (blanqueamiento del coral) se alían para poner en peligro a este punto caliente de la biodiversidad terrestre.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Voluntariado Ambiental en Cuenca con FIRE (España)

La Fundación Internacional para la Restauración de Ecosistemas prepara para el próximo fin de semana unas actuaciones de carácter Ambiental. Los técnicos de la FIRE en Las Chorreras del río Cabriel (Enguídanos, Cuenca) están preparando las jornadas de voluntariado que se celebrarán los días 26 y 27 de Septiembre en este hermoso paraje, dentro del "Programa Playas, Ríos, Voluntariado y Custodia del Territorio" que promueve la FUNDACION BIODIVERSIDAD. ¡Apúntate, hay plazas limitadas!

domingo, 23 de agosto de 2015

La primera flor que coloreó el planeta floreció en lo que hoy es España

La 'Montsechia vidalii' es la angiosperma más antigua del registro fósil, con 130 millones de años.

Hace 130 millones de años, la Sierra del Montsec, en Lleida, y la Serranía de Cuenca eran tierras bajas con abundantes lagos de agua dulce. En ellos se desarrollaron las que, según un nuevo estudio, serían las primeras plantas florales o angiospermas. No tenían las flores más vistosas ni el aroma más embriagador, pero con ellas el planeta empezó a llenarse de colores. ¿Su nombre? Montsechia vidalii.

Los primeros ejemplares fosilizados de la Montsechia fueron encontrados hace más de 200 años en el Montsec, de ahí su nombre. Pero, en todo este tiempo, la ciencia la ha ninguneado. Que si no era una planta, que si era una especie de liquen, que si un musgo o una pariente lejana de los pinos. Sin embargo, tras un trabajo muy laborioso y usando la última tecnología en microscopios, un grupo de investigadores estadounidenses, franceses y españoles ha determinado que la Montsechia es la primera angiosperma o plantas con flores del registro fósil.

"La Montsechia es la angiosperma más antigua encontrada en el registro fósil que conocemos por sus partes vegetativa (tallos y hojas) y reproductora (frutos y semillas)", dice el paleobotánico de la Universidad de Lyon (Francia) y coautor del estudio, Bernard Gomez. Usando unos 1.000 fósiles tanto del Montsec como del yacimiento de Las Hoyas (Cuenca), los investigadores han datado los ejemplares situándolos en el Barremiense, edad del periodo Cretácico, hace entre 130 y 125 millones de años. Gomez aclara que se ha encontrado polen de angiosperma anterior, pero podría proceder de una protoangiosperma o ser una muestra contaminada, ya que no han encontrado nada más que polen.

Hace 130 millones de años, la 'Montsechia' crecía en lagos de lo que hoy son las sierras de Cuenca y Lleida.

Millón de años abajo o arriba, la edad de la Montsechia ya había sido establecida. Pero no estaba tan claro su carácter de angiosperma. Hoy, este tipo de plantas son las que dominan el manto vegetal terrestre, tanto que Charles Darwin definió su explosiva propagación como un "misterio abominable". Para ser una angiosperma, una planta tiene que estar organizada en tallos y hojas y ser vascular (tiene células vegetales). Además, debe producir semilla (espermatofita). Pero lo que las termina de definir es el imbricado sistema de reproducción que es la flor, formado por sépalos, pétalos, estambre o carpelos.

"La gente piensa en las flores como cosas de gran tamaño y variados colores de pétalos, estambres y carpelos", comenta Gomez. Pero, para un botánico, "la flor es un órgano reproductor al menos con un carpelo o con un estambre. En este sentido, Montsechia cumple el requisito de tener carpelo", añade. Y esta hoja femenina cerrada sobre sí misma es la que esconde el óvulo. "Se ha descrito que la evolución de la flor pasó por una etapa sin sépalos, sin pétalos y sin nectarios. Ese es el estado que observamos en Montsechia. Así que sí, Montsechia es la planta con flores más antigua conocida hasta ahora", afirma el paleobotánico galo.

Para descubrir las semillas de esta planta, los investigadores tuvieron que separar los fosilizados tallos y hojas de la piedra usando minúsculas gotas de ácido clorhídrico. La cutícula, o piel vegetal, se obtuvo aplicando una mezcla de ácido nítrico y clorato potásico. Tal y como explican en la revista PNAS, las muestras fueron, al final, pasadas por el microscopio electrónico.

Además de su datación en el Barremiense, lo que hace a esta planta coetánea de dinosaurios como el iguanodon, los investigadores pudieron confirmar el carácter subacuático de la Montsechia. También han comprobado que no tenía raíces, aunque pasara su vida pegada al fondo del lago. Tampoco encontraron polen, pero la Montsechia bien podría recurrir a la hidrofilia, usando el agua como medio polinizador, como otras flores usan el aire o insectos. Todo esto la relaciona con las ceratofiláceas, unas angiospermas primitivas de las que aún quedan algunas especies en el planeta, como el milhojas de agua o cola de zorro, muy usadas en los acuarios caseros.
Esta recreación muestra los tallos de la 'Montsechia', a la derecha y un detalle de sus hojas y semillas, a la izquierda. 

Para el paleobotánico de la Universidad de Barcelona y coautor del estudio, Carles Martín-Closas, si su hipótesis que vincula a la Montsechia con el milhojas de agua es cierta, "debían de tener unas flores muy pequeñas". Y añade: "no serían vistosas, tenían órganos sexuales pero sin el atractivo de las flores actuales". La obra de la selección natural se encargaría en el futuro de multiplicar los colores, las formas y los aromas, para promover la polinización que antes facilitaba el agua.

A ojos de un profano las flores de la Montsechia podrían ser hasta vulgares. Pero esas flores vulgares encontradas en la serranía conquense y los montes ilerdenses podrían obligar a reescribir la historia de las plantas en este planeta. Aunque no hay registros fósiles de sus ancestros, la reciente secuenciación del genoma de la Amborella trichopoda, un arbusto terrestre endémico de Nueva Caledonia, la colocaba como la sucesora de la angiosperma más primitiva, algo así como la madre de todas las flores. En paralelo, las Nymphaeales (nenúfares) más antiguas datan de hace 115 millones de años. Y la Montsechia es acuática y muy anterior a los nenúfares.

Como dice Gomez, esto implica "o un desarrollo/adaptación más temprano de las angiospermas al ambiente acuático o una filogenia diferente de las angiospermas, donde la rama Ceratophyllum, incluyendo Montsechia, tendría un papel más primigenio".
Más información sobre esta especie botánica: