Buscador Medio Ambiental

BUSCADOR MEDIO AMBIENTAL (GOOGLE)

martes, 23 de julio de 2013

REPORTAJE: Un mar de arena terriblemente hermoso

El Gran Desierto de Altar, tumba de inmigrantes en el Estado mexicano de Sonora, acaba de ser declarado Patrimonio de la Humanidad por su biodiversidad

Resguardado del sol con una gorra de béisbol, Freddy Luna intenta caminar por el desierto de Sonora sin hundir las botas en la arena. Hace unos años una adolescente desapareció cerca de aquí y el mexicano asegura que su sobrina vio su espectro durante una caminata en familia. “Los niños ven cosas que nosotros no”, dice convencido de que la aparición fue real y no producto de una insolación.

Lo que rodea a este lugar es igual de asombroso. El Gran Desierto de Altar, el mayor de norteamérica, y un conjunto de cráteres y volcanes de los alrededores han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por su biodiversidad. Se considera un lugar único en el mundo. Un paisaje árido y extremo que Freddy, hombre de pocas palabras, resume en dos: “Terriblemente hermoso”.

Café en mano, Federico Godínez espera a las 5.30 en punto en la entrada a la reserva. Aun no ha amanecido. El canoso director de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar quiere salir lo antes posible para que las temperaturas, que alcanzan los 50 grados, no hagan insoportable el paseo. El día anterior cruzamos un camino rodeado de choyas y sahuaros (especies de cactus) transitado también por pinacates, unos escarabajos que a su paso van dejando formas circulares en la arena.

Las dunas se suceden y después de superar una aparece otra de igual forma, dando la sensación de que nunca se avanza. La sensación para alguien que esté desorientado tiene que ser asfixiante. Sus 715.000 hectáreas repartidas entre los estados mexicanos de Sonora y Baja California, aunque a simple vista no lo parezcan, albergan la mayor diversidad biológica del mundo en una zona desértica.

Cuenta con más de mil especies de flora y fauna acostumbradas a un entorno durísimo. Las dunas, cuyas formas las va moldeando el viento, se crearon por las arenas formadas en los sedimentos del Río Colorado, arrastradas hasta aquí por la corrientes provocadas por la separación geológica de la península de Baja California hace 5,3 millones de años. 

La presencia humana, a excepción de los trabajadores de la reserva, se extinguió hace tiempo del lugar. El explorador noruego Carl Lumholtz conoció en 1912 a Juan Carvajales, considerado el último pinacateño mexicano. Su pueblo había desaparecido casi por completo a mediados del siglo XIX por una fiebre amarilla. Los Tohono O’odham o Pápagos, los hombres del desierto, habitaban también aquí pero los pocos que quedan se han establecido al otro de lado de la frontera y regentan un casino con aire acondicionado.

El entusiasta director de la reserva fue quien leyó en Camboya el discurso que le valió ser considerado un lugar único en el mundo. “No hay otro lugar con estas características”, destaca Godínez. Así lo creyó también la NASA, que envió a los astronautas que participaron en el programa Apolo a practicar en estos parajes por su similitud con el suelo lunar. La Unesco cree que su excepcional combinación paisajística lo convierte en un lugar especialmente interesante para la ciencia, sobre todo porque la mayoría de su riqueza natural no ha sido estudiada.

Godínez va a bordo de una camioneta que va haciendo paradas cada poco tiempo. Siempre hay algo fascinante que ver. Un escudo de roca volcánica con forma de corazón, flujos de lava petrificada, cráteres volcánicos con diámetros de 600 metros, cáctus con cientos de años de vida. "Mira qué hermoso", dice mientras señala el cadáver de una choya, convertida en una extraña naturaleza tumbada en la tierra. A veces parece que estamos en otro planeta. La lluvia, como la que cae este día, cambia de repente la apariencia del paisaje y en vez de parecer un lugar árido se asemeja a uno marciano.   

La reserva está recibiendo una media de 12.000 visitantes anuales pero el director asegura que su equipo está preparado para multiplicar por 10 esa cifra. Los vestigios arqueológicos se observan a cada rato. Unos habitantes del lugar de hace 12.000 años diseñaron con piedras unos geoglifos, lo que parecen unos mensajes en el suelo, que todavía no han sido descifrados. Esa misma gente formó los senderos de piedra que unen los lugares de abastecimiento de la sierra con las tinajas, unos pozos naturales de roca en el que beben los animales. La reserva colocó ahí unas cámaras y documentó la presencia de jabalíes, gatos monteses, serpientes de cascabel y coyotes, entre otros muchos. 

El municipio más cercano a la reserva es el de Puerto Peñasco, pueblo muy orgulloso de que su equipo de béisbol, Los Tiburones, hayan alcanzado la final regional. En medio de la nada, ante el mar de Cortés, se levantan varios complejos hoteleros frecuentados por gringos sureños. Se puede pagar en pesos o en dólares. La noche la iluminan antros como El Changos, con música en directo, y los luminosos de la cerveza Tecate. Para visitar la reserva, que cuenta con un museo interactivo, solo hay que madrugar, pagar 50 pesos (3,8 dólares) y apuntarse en un registro de la entrada.

Tras un recorrido de 70 kilómetros por paisajes que cambian por completo en apenas unos cientos de metros (de piedra volcánica a campos repletos de plantas gobernadoras) se llega al cráter el Elegante, que se abre inmenso a los ojos del visitante. Está casi al nivel del suelo pero el fondo del cráter es más profundo que su circunferencia. El borrego cimarrón (una especie amenazada por la voracidad de los cazadores furtivos) lo trepa con soltura pero los aventureros se encontrarán con paredes lisas imposibles de sortear sin ayuda de material de escalada. “Peligro no bajar”, se lee en un cartel de letras amarillas. El cráter se formó hace 32.000 millones de año y tiene una forma tan perfecta que parece causado por la colisión de un meteorito.  

En el viaje de vuelta las liebres se asoman al paso de la comitiva de periodistas que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) lleva a conocer el lugar. Un halcón sobrevuela el cielo encapotado. Antílopes, coyotes, linces y pájaros carpinteros acostumbrados a este clima extremo se hacen de rogar. El reportero Juan García Heredia, del periódico El Sol de México, lleva todo el camino con la cara pegada en la ventanilla tratando de localizar un monstruo de gila, un lagarto venenoso en peligro de extención. “Su picadura es mortal, no hay antídoto”, ahonda García. ¡Mejor nos quedamos con esa liebre cuyas largas orejas fungen como termostato!

¿La reserva podría estar en peligro si se construye el muro de más de mil kilómetros que el senado de Estados Unidos aprobó para impedir el paso de los inmigrantes?
"Sin duda", contesta Godínez. "Hay especies que transitan por ahí, que van de un latro a otro, como el borrego cimarrón. Ahora mismo hay cerco pero amigable con la fauna. Un muro de esas características cortaría los corredores biológicos de muchos mamíferos. Sería peligroso".

El desierto desde el punto en el que nos encontramos es insalvable. Nos separan 200 kilómetros hasta el norte del río Bravo. Los que cruzan lo hacen desde otras partes a las que se puede acceder por carretera. Esos caminos están plantados por botellas de agua dejadas por la Cruz Roja y otras asociaciones que ayudan a los inmigrantes. Freddy Luna, al que le esperaba al otro lado un coche con las llaves puestas, cruzó de esa forma. Trabajó un año por allá y con los ahorros se fue un par de días a Las Vegas, donde lo desplumaron. Sin un dólar en el bolsillo, volvió a casa. Descubrió entonces que no era ni de aquí ni de allí, sino que su hogar era este, un inmenso mar de arena “terriblemente hermoso” que ha engullido a muchos de sus paisanos.
Fuente:
El País
Más información:
ENLACES DE LA NOTA

lunes, 22 de julio de 2013

España, área de descanso para las ‘caretta caretta’

Las aguas de Almería y Baleares son las “áreas de descanso” preferidas de una de las criaturas marinas más amenazadas del planeta en su largo viaje migratorio del Atlántico americano al Adriático, la inmensa tortugas bobas (caretta caretta), que puede llegar a pesar hasta 500 kilos.

Las responsabilidad de España para con esta especie, considerada “en peligro de extinción” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), es enorme, por eso los conservacionistas reclaman contundencia a las administraciones para que sus “áreas de descanso” no se conviertan en un cementerio para la caretta caretta.

La pérdida de hábitat por la degradación del litoral o las consecuencias del cambio climático en los océanos son algunas de las causas globales que han hecho descender las poblaciones de la especie más representativa de la familia de los quelonios en el Mediterráneo hasta en un 40%.

Pero la tortuga boba se enfrenta en España a una notable causa de mortalidad mucho más local: la captura accidental por artes de pesca; que cercena la economía del pescador artesanal que pierde horas de trabajo y la red en la que se ahoga este animal que suele pesar más de 100 kilos, y supone un mazazo para la conservación.

Un estudio científico de la organización Oceana determina que las redes de trasmallo para pescar langostas en Menorca son las responsables del 80% de las capturas accidentales en Baleares.

Con esta información, tres de los 12 Lugares de Interés Comunitario (LIC) de la Red Natura con parte marina en esta isla, se diseñaron, principalmente, para proteger esta especie, que suele vivir cerca de la superficie y raramente baja a profundidades de más de 90 metros. Para el beneficio de pescadores y tortugas, sus planes de gestión de tres de esos LIC dicen que “la longitud de las redes de trasmallo no puede ser superior a los 2.000 metros por pescador, y el tiempo de calada -lo que pueden estar en el agua- no debe superar las 48 horas”, explica Marta Carreras, científica marina de Oceana.

En la práctica, y según datos de Carreras, la mayoría de los pescadores salen en esas zonas con una media de 5.000 metros de redes de trasmallo por pescador y las dejan en el agua una media de 60 horas, lo que aumenta notablemente el riesgo de que una tortuga boba quede atrapada, no pueda salir a respirar a superficie y muera ahogada.

A juicio de esta científica marina, esas infracciones implican, sobre todo, un mayor esfuerzo pesquero y de las administraciones a la hora de hacer cumplir la normativa, además de una mayor ambición en los planes de gestión de estos LIC, que desde septiembre de 2012 tienen pendiente su declaración como ZEC (Zona de Especial Conservación) en el marco de la Red Natura.

Además, Oceana plantea aprovechar estas zonas Red Natura para “ir más allá”: calar las redes de langosta a unas longitudes donde no bajan las tortugas, a partir de los 90 o 100 metros, y utilizar el sistema tradicional de pesca por nasas -una especie de cestas con forma de cilindro que se va estrechando- que “no representan ningún problema para esta especie”.

El problema es que a medida que la sobreexplotación de los recursos pesqueros se ha agravado, artes de pesca selectivos, como las nasas, han dejando de ser rentables en lugares como Menorca, donde la langosta representa el 20% de los ingresos totales de todas las capturas, indica Carreras.

A consecuencia además de esa sobreexplotación pesquera, los pescadores aumentan las longitudes y tiempo de calado de las redes, lo que provoca más mortalidad de peces, que debido al mal estado en el que se encuentran cuando son levantadas las redes, no se pueden aprovechar para su comercialización.

Pedro Marqué, el último pescador menorquín que estuvo utilizando las nasas, explica que son un arte de pesca tan selectivo “que no coge nada que no sea langosta”.
Además, las langostas se cogen “intactas y vivas”, lo que “permite soltar a las de talla pequeña”.

Marqué esta adherido como pescador al movimiento Slow Food que, al igual que organizaciones como Oceana, Greenpeace o SEO/BirdLife, promueven una pesca tradicional y selectiva que garantice que para que un pescado llegue a nuestra mesa no ha sido necesario destruir biodiversidad. 

martes, 16 de julio de 2013

La fauna del suelo marino antártico se recupera de los desprendimientos de hielo

La mejoría ocurre ocho años después del derrumbe de la plataforma Larssen

La plataforma Larssen, que ocupaba una extensión de 10.000 kilómetros cuadrados en el extremo oeste de la Antártida, se desprendió del continente en 2002 por efecto del calentamiento global. El impacto del hielo arrasó la fauna del fondo marino. Sin embargo, ocho años más tarde esta se había recuperado en un 25%, gracias a que las especies de crustáceos que habitaban el paraje lo repoblaron. Este es uno de los principales hallazgos presentados en el undécimo simposio internacional del Comité Científico de Investigación Antártica (SCAR, en sus siglas en inglés), que el Programa de Ciencia, Investigación y Medio Ambiente de la Obra Social La Caixa y el CSIC han inaugurado este lunes en el Cosmocaixa. El SCAR es el órgano internacional responsable de coordinar e impulsar la investigación en el continente, y agrupa los trabajos de 46 países.

Los 300 científicos asistentes abordarán temas como el impacto del cambio climático en este entorno y el efecto de los desprendimientos de las plataformas de hielo sobre la fauna marina antártica. También analizarán el impacto del calentamiento global sobre el krill, crustáceo que sirve de alimento para ballenas y otros animales marinos. Unas jornadas que Josep María Gili, presidente del simposio e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha definido como dedicadas a la investigación pero también a la divulgación y a la educación.

Jerónimo López, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y presidente de SCAR internacional, sostiene que este ciclo de conferencias promoverá “los proyectos de la organización en el campo de la biología”. Son los estudios AnT-ERA y AntECO, que empezaron a funcionar en 2012. El AnT-ERA investigará los procesos biológicos de la Antártida para determinar su resistencia al cambio climático. El AntECO estudiará la biodiversidad antártica, cómo han podido surgir las distintas especies que conforman este ecosistema y su influencia en la vida del planeta.

Los 300 científicos asistentes al congreso abordaran temas como el impacto del cambio climático sobre la fauna marina antártica

Estos proyectos no solo sirven a la curiosidad científica. También tienen una gran aplicación práctica, según los organizadores. Gili destaca que la investigación muestra como "el fondo marino puede recuperarse de pequeñas perturbaciones, pero no de los grandes desastres". 

El continente es también un territorio útil para la investigación porque, según Gili, "es un entorno no afectado por la mano del hombre, y por tanto permite conocer cómo funcionan los ecosistemas a los que no ha afectado la mano del hombre, y como se recuperan de catástrofes en condiciones naturales".

Wolf Arntz, profesor del Alfred Wegener Institut de Alemania, enfatiza además la importancia del continente austral para la vida en la tierra: "si nos cargamos el fondo marino de la Antártida no hay recuperación posible para la biodiversidad del planeta. La Antártida tiene el 10-15% de las plataformas marinas (territorios entre cero y 200 metros de profundidad), y su riqueza biológica es excepcional”.

Los ponentes también han criticado el estado de financiación de la investigación científica en España. Gili ha reconocido que "el CSIC está en un momento muy delicado, como todas las instituciones de este país". Para 2013 se espera un descuadre de 102 millones en la financiación. Gili ha recordado que los trabajos del buque de investigación Hesperides están parados, pendientes de la financiación de este año. Muchos proyectos dependen de que otros países les presten financiación y medios de transporte como navios de investigación. Un ejemplo es el estudio sobre el impacto del deshielo de la plataforma Larssen en el ecosistema del fondo marino,  proyecto financiado entre programa antártico español y el Alfred Wegener Institute.


López ha remarcado que es importante que muchos países prosigan la investigación. Muchos logros se consiguen tras años de investigación. Alertó que "si no se presta atención a estas cosas, puede haber baches de los que después es muy difícil recuperarse". El simposio, que finalizará el 19 de julio, se celebra cada cuatro años y coincide con el veinticinco aniversario de la creación de la base española Juan Carlos I, en la isla Livingstone (extremo oeste de la Antártida). Es la primera vez que se celebra en España.

Carbón a partir de lodos de depuradora

El problema de la emisión de gases de efecto invernadero ha promovido diversas estrategias de captura y almacenamiento del más abundante de estos gases: el CO2. Una de estas estrategias es la que ha utilizado el grupo de investigación Tecnologías Ambientales y Recursos Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid, consistente en la adsorción del CO2 por medio de carbón activo obtenido a partir de lodos de depuradora.

La utilización de residuos como materia prima para producir carbón activo consigue un doble objetivo ya que permite valorizar el residuo y, además, reducir los costes de producción del carbón activo.

La denominación carbón activo abarca diversos materiales que, generalmente, se preparan a partir de madera, cáscara de coco, carbón, lignito y turba. Gracias a su elevada porosidad, superficie específica y química superficial, retienen en su superficie a una gran variedad de sustancias.

Por su parte, la adsorción es una técnica empleada para retener componentes presentes en líquidos y gases. Su principal interés radica en que el componente retenido se puede recuperar sin que se alteren sus propiedades.

Activación con sosa y potosa
Los investigadores han estudiado la capacidad de adsorción de CO2 en carbón activo generado a partir de lodo de depuradora. Concretamente, se produjeron varios carbones activos a partir de lodos previamente pirolizados (tratados con calor en ausencia de oxígeno) mediante activación química con dos hidróxidos: de potasio o potasa (KOH) y de sodio o sosa (NaOH).

Primero se realizaron ensayos de pirólisis en atmósfera inerte de nitrógeno bajo distintas temperaturas. La finalidad de estos ensayos era conocer qué condiciones favorecen un mayor desarrollo de la porosidad. Una vez obtenido el material pirolizado, se llevó a cabo la activación química con soluciones líquidas de KOH e NaOH, así como ambos hidróxidos sólidos, para modificar la superficie y aumentar aún más la porosidad del carbón activo y con ello su capacidad de adsorción.

A pesar de que la porosidad de los carbones activos producidos a partir de los lodos fue inferior a la de un carbón activo convencional con el que se compararon los resultados, la capacidad de adsorción real de CO2 fue muy parecida. Esto se puede explicar por el hecho de que la química superficial del carbono activo juega un papel muy importante en los procesos de adsorción.

Parte del gas que queda retenido en el carbón activo lo hace por atracción química superficial. La utilización de algunos compuestos químicos como el NaOH en los procesos de activación favorece la generación de centros activos en la superficie del carbón activo donde el CO2 queda adsorbido químicamente.

Aunque los carbones activos producidos a partir de lodos pueden no tener las mismas propiedades adsorbentes que los carbones activos convencionales, presentan suficiente capacidad de adsorción para ser utilizados en tratamientos de depuración de ciertos gases.

Referencia bibliográfica:

De Andres, JM; Orjales, L; Narros, A; de la Fuente, MM; Rodriguez, ME. "Carbon dioxide adsorption in chemically activated carbon from sewage sludge". Journal of the Air & Waste Management Association 63 (5): 557-564, mayo 2013.

lunes, 15 de julio de 2013

Peñalara en flor

El Parque Nacional que estrena la región es el segundo con mayor biodiversidad, con hasta 365 especies

El macizo de Peñalara no solo es, con 2.430 metros de altitud, el techo de Madrid y por extensión del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama que los Príncipes de Asturias inauguraron a mediados de semana. La flora de alta montaña que brota por ahí arriba, donde en junio la temperatura puede ser de cero grados —el viento en lo más tophace que la sensación térmica baje a los 12 grados bajo cero— lo hace en unas condiciones muy particulares.

Tan raras, tan especiales, que se han contabilizado 365 especies en un entorno tan hermoso como hostil. Desde las 300 variantes de liquen que un espíritu curioso se puso un día a contar y contar al azafrán serrano, endémico del centro y oeste de la península o al narciso nival y su primo hermano, el narciso de roca. Y qué decir de las armerias, con sus tonos rojizos tan característicos. “Hay tanta variedad en un espacio tan pequeño, tal cantidad de hábitats diferentes como consecuencia de los glaciares que hace miles de años hubo en este área. A raíz de esos glaciares se terminaron formando paredones de roca, canchales, lagunas… Por eso este es el segundo parque con más variedad de la red nacional después de Picos de Europa. Realmente es sorprendente toda la biodiversidad que hay, toda la riqueza que se concentra aquí, en un espacio relativamente tan pequeño”, explica José Luis Izquierdo, botánico del Parque Nacional.

El clima es norteño con un toque estival en el que no llueve en verano
La explicación a semejante boom de vida, en la que los anfibios, tan discretos ellos, son otra de las joyas del ecosistema, también se debe a un cóctel climático difícil de encontrar: continental, frío, norteño, con un toque estival-mediterráneo que descolocaría a cualquiera. “A todo eso hay que añadir los inconvenientes de la sequía estival, al contrario de lo que pasa en los Pirineos y el sistema Cantábrico, cuya flora encuentra en la sierra madrileña su límite Sur. Y la prueba constante a las que les someten los vientos dominantes del Oeste. Las plantas de aquí se deben de volver locas. O se adaptan o…”, observa un agente forestal.
Armerias

Sabedora de las dificultades de una adaptación tan extrema, la Comunidad estudia la manera de explotar turísticamente sin romper la armonía el 15º Parque Nacional, con una superficie de 33.960 hectáreas de las que 21.714 se encuentran en Madrid y 12.246 en Castilla y León. “Hemos puesto contadores en las sendas del Parque Nacional para que, en el caso en el que haya un flujo de visitantes que pueda poner en peligro la conservación, se cerrase esa ruta y se derivase a otros sitios”, expone el consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Borja Sarasola. “Lo fundamental es garantizar la conservación y, en lo posible, hacerlo compatible con los turistas y montañeros que por ejemplo suban a Peñalara. Pero partimos de la condición de que el uso y disfrute jamás puede derivar en un ataque a la conservación”, asevera. De hecho, la recolecta de flora está prohibida en la reserva.

La lucha por la supervivencia hace que no todo sea lo que parece. Peñalara es un lugar es en el que las apariencias engañan. Unas margaritas, anodinas para unos ojos profanos, que como mucho pensarían en deshojarlas a la espera de materializar o no algún sueño, despiertan la emoción de los entendidos. Hasta el punto de que solo les falta reverenciarlas. 

“Son diferentes, totalmente, a las margaritas que salen en el valle. Se trata de una planta muy rara en este ecosistema”, cuenta Izquierdo. Lo hace postrado ante un arbustito, leñoso por la base, un poco aromático, capaz de sobrevivir varios años en la alta montaña. “A lo mejor a primera vista estas margaritas no son llamativas, de hecho son chiquititas, pero es que aquí arriba todo es pequeño por las condiciones que tienen que soportar”, argumenta Izquierdo. Las copas en bandera de los pinos, algunos retorcidos en nudos gordianos, dan fe de lo salvaje del medio.

Las pistas de esquí se han restaurado con cubierta vegetal autóctona
Árboles de cuento aparte, uno de los ecosistemas más especiales de Peñalara son los pastizales húmedos, las charcas y turberas que se han adueñado de parte del circo. Varias joyas botánicas han convertido en su hogar un terreno tan duro para la vida como bello, como un pequeño licopodio (Lycopodiella inundata), reconocido en peligro de extinción. También hay plantas carnívoras, como la Drosera rotundifolia, la Pinguicula grandiflora y la Utricularia minor, una artista de la pesca submarina, en la que captura invertebrados de pequeño tamaño. “Estas charcas, llenas de plantas acuáticas, son la pata negra del Parque Nacional”, apostilla el botánico sin admitir discusión.
Margarita

Pese a su condición de plantas carnívoras, que le confieren cierto aura de peligrosas, una de las razones por las que está prohibido subir desde Cotos con perros sueltos es precisamente para que no se coman ninguna planta endémica o protegida ni se metan en las charcas o lagunas. “Hay canes a los que les encanta el agua, como los golden retriever, pero siempre tienen que ir atados porque pueden llevar agentes contaminantes en las patas, peligrosos para los anfibios”, explica un agente forestal, que recuerda que no hace mucho hasta se celebraban campeonatos de natación en alguna de las lagunas. Varias parejas vigilan —las multas son bastante disuasorias— para que nada ni nadie altere las ya de por sí complejas leyes de una naturaleza que ya no es siempre maltratada.


La eliminación de las pistas de esquí que se comían buena parte del circo de Peñalara son otro canto de esperanza. Un gesto de respeto a una montaña curada de sus heridas. “No se suelen hacer restauraciones de cubierta vegetal, y nosotros sí lo hemos hecho. Además, todo lo que se ha plantado donde estaban las pistas de esquí es autóctono, para conservar la pureza genética”, dicen con orgullo en el centro de interpretación de Cotos.

viernes, 5 de julio de 2013

REPORTAJE: Océanos, planeta en jaque

Un documental liderado por el ecologista y fotógrafo francés Yann Arthus-Bertrand nos descubre los rincones más alucinantes y hermosos de los mares y nos enseña el peligro al que están sometidos.

El Museu Marítim de Barcelona inaugura una exposición con las imágenes de 'Planet Ocean', que podrá visitarse hasta el próximo 1 de septiembre

Cuando a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX la economía de Shanghái empezó a competir de tú a tú con su vecina Suzhou, la historia dio un giro decisivo que explica, en parte, los dos siglos posteriores y la actual supremacía comercial mundial china. En aquella época de exportaciones de algodón, seda y fertilizantes, la situación geográfica de la primera ciudad respecto a la segunda colocó a Shanghái en una situación ventajosa. Esta tenía acceso directo al imponente río Yangtsé, además de a un afluente del mismo como el Huangpu, lo cual le colocaba en el lugar más estratégico de todos para la conexión comercial entre China y el exterior, especialmente Occidente, a través del mar. El puerto de la ciudad creció veloz, más aún tras la primera guerra del opio entre Reino Unido y China (1839-1842) finiquitada con el Tratado de Nanjing, que en esencia ofrecía el puerto de Shanghái a un comercio mucho más aperturista. A partir de entonces, compañías y bancos británicos, franceses, belgas y japoneses florecieron a lo largo de la orilla del Huangpu. El poderío colonial se aglutinó en un paseo de apenas dos kilómetros llamado Bund, que hoy combina su sabor de antaño con el de la explosión económica china de finales del siglo XX. En la otra orilla, el Pudong asombra con sus rascacielos futuristas.

Shanghái es ahora, gracias a esa combinación de pasado y presente, una megalópolis de 24 millones de personas. Una ciudad que, como el 70% de las grandes urbes del planeta, se asienta junto a la costa. Y es que el ser humano siempre ha sabido que la salida al mar era sinónimo de beneficio. Sin embargo, la sobreexplotación ha llevado a los océanos al límite. Sabemos que sus recursos no son infinitos, y que no los estamos cuidando bien. No curamos la herida, sino al contrario. El caso de la urbe china es un ejemplo. Su cercanía al agua ha sido vital para su desarrollo desde hace 200 años, pero a costa de un impacto medioambiental muy severo. La aplastante contaminación del mar así como la polución del aire que envuelve en una neblina ocre casi permanente a Shanghái –y en realidad a buena parte del país– son el precio ambiental a pagar a cambio de esos productos made in Chinaque todos poseemos. “No creo que haya dos lados, uno con las compañías que son malas y otro con los consumidores buenos. No es tan sencillo. Todos juntos somos responsables”, señala Yann Arthus-Bertrand, fotógrafo francés famoso por sus imágenes aéreas por todo el mundo (La Tierra desde el cielo es su trabajo más conocido).

Sobrevolar China te deja boquiabierto por el frenesí incesante que se observa”

En el otro lado del mundo, en Río de Janeiro (Brasil), justo un día antes del comienzo de la Conferenciade las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible Río+20, Arthus-Bertrand aprovechaba hace casi un año para presentar su nueva película, Planeta Océano, un documental financiado por la relojera de lujo Omega. Durante cerca de dos horas, con un estilo muy Arthus-Bertrand, con imágenes espectacu­lares tomadas desde el aire, aunque en este caso también bajo el agua gracias a otros especialistas, el documental explica la importancia de la vida en los mares y de señalar los peligros que los acechan. Desde los microorganismos hasta los arrecifes de coral, desde los peces más pequeños hasta las ballenas, Planeta Océano señala los equilibrios en la cadena de la vida, así como los riesgos de alterar esos balances. Arthus-Bertrand, junto con el director de cine Michael Pitiot, visita los lugares más bellos de la Tierra, un planeta azul marino cubierto de agua en un 70% de su superficie. Pero también penetran en los focos de contaminación mundial, en esos puntos donde la acción del hombre ha puesto en jaque, y en algunos casos destruido, los ecosistemas y la fauna.

Son muy espectaculares, por ejemplo, las imágenes a vista de helicóptero del puerto de Shanghái, cerca de 40 kilómetros de línea de costa en los que se agolpan miles de barcos que tragan y escupen contenedores sin descanso: “Sobrevolar China te deja boquiabierto por el frenesí que se observa. Cuando solo ves fábricas y más fábricas desde el aire durante kilómetros, notas esa voracidad por vender… Cuando sobrevuelas los astilleros donde construyen sin parar buques militares y barcos mercantes... concluyes que es imposible parar ese ritmo”, detallaba Arthus-Bertrand. Por nuestros océanos, por cierto, navegan 100.000 barcos.

La idea del documental nació de la marca suiza Omega, que buscaba patrocinar una película que mostrara la hermosura de los mares, y que tiene un modelo de reloj llamado, precisamente, Planet Ocean (planeta océano en español). “Nuestro legado incluye no solo el primer reloj realmente hermético, sino colaboraciones muy estrechas con varios de los nombres más importantes de la exploración oceánica y la ecología. Este proyecto nos dará la oportunidad de recordar a la gente la belleza de los océanos y de marcar directrices para ser mejores administradores de esos asombrosos recursos naturales que son fundamentales para nuestro futuro común”, explicaba Stephen Urquhart, presidente de Omega, un día después del estreno del documental en Río de Janeiro, en el cine Odeon. Y así se refleja en el documental. Imágenes magníficas de rincones en Bahamas, Panamá, Islandia, Chile, Francia, Australia, Indonesia… Una preciosidad amenazada. Por ejemplo, los arrecifes de coral, que apenas cubren un 0,1% de la superficie de la Tierra, pero que albergan un 34% de la vida marina, están en un serio retroceso. Un 20% de ellos han desaparecido por culpa del hombre.

La belleza del planeta me ha cambiado la vida. hay sitios alucinantes. pero están en peligro”

Desde el aire, la mayor parte de los océanos no se observan sucios. Sin embargo, el agua de nuestros mares contiene, en mayor o menor medida, partículas casi imperceptibles de plástico. Es basura triturada por la potencia de las olas, desperdicios arrojados al agua por los seres humanos y arrastrados por las corrientes por todo el planeta. Pequeñas partículas que peces y aves comen, penetrando así en la cadena alimentaria, en la que también nos encontramos nosotros en última fase. Sí, estamos comiendo el mismo plástico que tiramos inconscientemente al mar…

La favela de Rocinha, una de las más grandes de Río de Janeiro, se asienta encajonada entre dos montañas, no muy lejos del mar, en la zona sur de la ciudad. Ahora “una zona segura”, tras ser “pacificada” a finales del año pasado por el Batallón de Choque de la Policía Militar. Un mundo de chabolas e infraviviendas donde residen las personas más humildes de esta ciudad de casi seis millones de habitantes (según el último censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística), que hasta hace no mucho convivían con algunos de los narcotraficantes más peligrosos de Brasil.

En la parte baja de la favela, un riachuelo desprende un hedor tremendo, al tiempo que botellas de plástico y otros residuos navegan hacia un túnel. Son los desperdicios de Rocinha, tirados por sus habitantes a los que, por la inaccesibilidad de muchas casas, no llega el servicio de recogida de basuras. Así que algunos, por pereza, no bajan desde lo más alto del cerro para depositar la porquería en los puntos establecidos, sino que la arrojan directamente al cauce. Tras el túnel, el agua aflora en una piscina de contención. Allí, varios operarios retiran todo el plástico que pueden. Pero el agua sucia, junto con alguna que otra botella que se les escapa, consigue saltar este filtro y sigue su curso hasta desembocar en el mar muy cerca de la playa de São Conrado, justo en una zona donde muchos surfistas practican su deporte. En un agua contaminada con niveles entre 50 y 100 veces superiores a los recomendables. El chorro marrón es perceptible desde la carretera de la costa. Un ejemplo gráfico, en primera persona, de lo que Arthus-Bertrand y su documental denuncian en Planeta Océano.

“La belleza del mundo me ha cambiado la vida. Creo que vivimos en un lugar alucinante. Pero está en peligro. Y lo que no podemos hacer es seguir negando los hechos. Mucha gente no quiere creer o no quiere ver el daño que estamos haciendo. El mundo en el que vivimos es increíble. Cuando yo nací éramos 2.000 millones de personas. Ahora somos 7.000 millones. Es un crecimiento abrumador. Deberíamos ser conscientes de nuestro impacto sobre el planeta. El de una sola persona. Es enorme. Yo mismo he venido a Río de Janeiro en avión…”, reflexionaba Arthus-Bertrand, que incidía en la responsabilidad individual de todos. Por cierto que 3.000 millones de personas dependen, directa o indirectamente, de los recursos del mar, mucha gente como para no prestar atención a Planeta Océano. Según Arthus-Bertrand, no se trata de culpar a las empresas o a países altamente industrializados como China, sino a pensar en nuestras responsabilidades como individuos. Ni siquiera se trata de culpar a los políticos: “Tenemos los que nos merecemos”. La cumbre Río+20 fue saldada, dicho sea de paso, “con un documento de mínimos que no hurga en las sensibilidades de nadie y que ciertamente no servirá de revulsivo para que la comunidad internacional reaccione con vigor ante el deterioro natural del planeta”, según explicaba Francho Barón, corresponsal de EL PAÍS en Río de Janeiro, tras la clausura. La herida sigue abierta.

“Vivimos en una completa negación de los hechos. Creo que mucha gente o no sabe lo que está sucediendo en nuestros mares o no quiere creer la gravedad de los problemas”, aseguraba Arthus-Bertrand. El fotógrafo, que, sin embargo, reconoce que la gente está mejor informada que hace años, pretende que su documental sirva para educar a los más jóvenes. De hecho, la película, que en principio no será proyectada de manera comercial en cines, podría acabar en manos de colegios de medio mundo. “No sabemos todavía el uso exacto que daremos al documental. Lo daremos gratis para que la gente conozca los problemas que le rodean”, explicaba Urquhart, presidente de Omega, que añadía: “Creemos que la pe­lícula también es positiva, aunque hable de la contaminación y la sobrepesca”.

Vivimos en una negación de los hechos. mucha gente no sabe lo que sucede en los mares”

Todavía estamos a tiempo. Para ello, el documental pide “una administración internacional de los océanos” (porque el 70% de los mismos están fuera de la ley, las llamadas aguas internacionales, que son de todos y de nadie al mismo tiempo), “un control eficaz de las cuotas de pesca” (un 80% de las especies comerciales están sobreexplotadas), “no subvencionar la pesca industrial” (de los 90 millones de toneladas capturadas cada año en el mundo, la mitad se la lleva solo el 1% de los barcos) o proteger el 20% del océano (en 2012, solo el 1% del mar está considerado reserva natural). “Siempre he sido un ecologista libre. Estoy muy agradecido a Omega por su colaboración. Creo que igual la compañía se ha asustado un poco con todas esas recomendaciones que se dan al final de la película, porque igual le suenan demasiado políticas… pero ya se lo dije al presidente, a Stephen Urquhart, que debería estar orgulloso del mensaje, porque lo que contamos es la verdad de nuestros océanos”.

La exposición de las imágenes de 'Planet Ocean' se puede ver en el Museu Marítim de Barcelona hasta el próximo 1 de septiembre:

Drones con energía solar para gestión de catástrofes naturales

El prototipo servirá para mejorar la coordinación en las labores de auxilio ante catástrofes naturales (inundaciones, incendios forestales, etc)

El Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER), dependiente del Cabildo de Tenerife, y la Universidad Politécnica de Madrid, a través de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos, han diseñado un prototipo de avión solar no tripulado que se aplicará, principalmente, a labores de vigilancia de fronteras, carreteras o aguas, o gestión de catástrofes, como los incendios.

El prototipo, que también ha contado con la colaboración de la empresa Aernnova Engineering Solutinos Iberica, ha sido presentado en rueda de prensa por el presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, el vicepresidente económico, Carlos Alonso, el director técnico del proyecto y profesor de la Universidad, Miguel Ángel González, y el director del ITER, Manuel Cendagorta, quienes han incidido en que es un proyecto "novedoso" a nivel mundial caracterizado por su bajo coste de construcción y mantenimiento.

El presupuesto total del proyecto ha superado los 1,4 millones, de los que algo más de un millón han sido aportados por los fondos Feder.  González ha destacado que es un proyecto "útil y vendible", hasta el punto de que cada réplica tendrá un coste aproximado de unos 150.000 euros, menos del coste de mantenimiento de un helicóptero durante un mes.

El prototipo tendrá una envergadura de 16 metros, de los que ocho y medio corresponderán al ala central, cubierta por paneles solares para poder cargar las baterías y, por tanto, volar de manera indefinida, día y noche "sin tener que aterrizar y sin riesgo para las personas", ha detallado Melchior.

Este es el cuarto avión no tripulado que impulsa el Iter, volará a una altura aproximada de 8.000 metros y una velocidad de unos 80 kilómetros por hora, por lo que cruzará la isla de Tenerife en una hora.

Tanto el sistema de navegación como la técnica de laminación de las células fotovoltaicas en las alas han sido desarrollados por el Iter. En septiembre se prevé que empiece el montaje del aparato, que estará listo para empezar a funcionar a finales de 2014.

Alonso ha defendido el prototipo, que llevará el nombre de 'Tenerife', como una "herramienta de control" del territorio porque permitirá "obtener información" para la prevención y gestión de incendios, el control de las aguas del archipiélago o, incluso, la evolución del clima, porque medirá los cambios de temperatura.

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
Por ejemplo, Cruz Roja ya ha mostrado interés por el prototipo para mejorar la acción de sus recursos destacados en un incendio, tanto antes de que empiece como en su desarrollo, gracias a las ventajas de la fotografía multiespectral. Además, ha indicado Melchior, servirá también para detectar a los pirómanos.

Miguel Ángel González ha dicho que el proyecto es un "éxito" porque la tecnología utilizada ha abierto un campo de investigación con 18 proyectos de fin de carrera, y para la Politécnica, por ejemplo, es "prioritario" formar a alumnos y doctores.
Más información:
http://www.iter.es/

La mejora forestal aumenta la producción de setas comestibles y disminuye la de tóxicas

Así lo apuntan las investigaciones realizadas por la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid.

Investigadores de la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid, ubicada en el Campus de Palencia, han comprobado que las intervenciones de entresaca, desbroce y limpieza en masas forestales de rebollo (Quercus pyrenaica) permiten incrementar de manera considerable la producción de setas comestibles. Los estudios se han efectuado en la Dehesa de Tablares, propiedad de la Diputación de Palencia, en la que se llevan a cabo estas investigaciones en el marco de un acuerdo suscrito entre la Institución provincial y la Universidad de Valladolid.

Los investigadores de la Cátedra de Micología han constatado que tras las intervenciones realizadas en estos melojares, después de un año se ha conseguido aumentar notablemente la producción de setas comestibles.

Apuntan además algunas setas consideradas “muy tóxicas” dejan de aparecer tras las intervenciones de clareo forestal. Mientras que la pardilla (Clitocybe nebularis) seta comestible y apreciada, muy buscada por los seteros, prolifera notoriamente en las zonas tratadas, otras venenosas como Lepiota castanea dejan de fructificar. Esto resulta de enorme interés desde el punto de vista práctico para los recolectores y municipios productores, según la información de la Institución provincial recogida por DiCYT.

Según el director de la Cátedra de Micología, Juan Andrés Oria de Rueda, se ha comprobado que en los montes palentinos en los que se han realizado cortas de mejora “se promueve la diversidad florística y faunística al mismo tiempo que aumenta la producción de setas comestibles (boletus, trufas, etc.) y disminuye la aparición de setas mortales, como la amanita phalloides”.

La Dehesa de Tablares es una finca demostrativa cuyas intervenciones sirven de ejemplo para los planes de mejora en el resto de montes de la provincia.

martes, 2 de julio de 2013

Las especies más viejas del planeta, amenazadas de extinción

Un tercio de los tipos de coníferas está en peligro, seis de ellas en España - Un inventario internacional cataloga 1.117 nuevos animales y plantas en riesgo

Las coníferas son las plantas más antiguas del planeta, un pino longevo puede vivir casi 5.000 años, y las más altas, la secuoya roja llega hasta los 100 metros de altura, pero no están exentas de peligros. Lo mismo le pasa a otros seres vivos de presencia más discreta, como el pececito de Santa Cruz, los caracoles cónicos o la marsopa sin aleta del Yangtsé (China). 

La última lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ha declarado amenazadas 20.934 de las 70.294 especies evaluadas por todo el mundo, 1.117 más que en 2012. La amenaza de extinción de las coníferas, que aparecieron cientos de millones de años antes que los árboles de hoja ancha, avanza en el planeta. 205 de las 604 especies de coníferas del mundo corren peligro, un 4% más que en 1998.

La venta para acuarios mina la supervivencia de la gamba de agua dulce
El listado de la UICN, elaborado desde 1963, ha reevaluado este año la situación mundial de las coníferas, algo que no se hacía desde 1998. Las más afectadas se encuentran en el oeste de Norteamérica (EE UU, California, México), el sureste Asiático (China e Indonesia), y Nueva Caledonia-Fiji, detalla Craig Hilton-Taylor, responsable de este informe en el que participan 11.000 científicos de 160 países. Las causas más comunes de su desaparición son los efectos de la agricultura, su uso para madera, la minería a cielo abierto o enfermedades.

El documento también advierte de disminuciones en otras especies como los camarones de agua dulce, los caracoles cónicos y la marsopa sin aleta del Yangtsé (China). El eslizón gigante de Cabo Verde —un lagarto que fue visto por última vez en 1912— el pececito de Santa Cruz y una especie de camarón de agua dulce se han declarado en peligro de extinción. Un 10% de estas gambas, como el langostino gigante de río, se utiliza para consumo humano, aunque también es una parte importante de la red alimentaria de este medio. La contaminación, la alteración de su hábitat y su venta para acuarios son algunas de sus principales amenazas.

“Son indicadores de la contaminación ambiental”, dice el botánico Güemes
El pino de Monterrey (Pinus radiata) uno de los más plantados del mundo, ha pasado de estar catalogado como preocupación menor —cuando existe un riesgo de extinción bajo— a considerarse en peligro. Sus amenazas más importantes, según la UICN, son las de cabras salvajes y ataques de patógenos invasivos.

“En España, el pino de Monterrey se encuentra en la cornisa cantábrica, pero no es endémica, se utiliza para la fabricación de pasta de papel y tableros”, explica Elena Domínguez, responsable del programa de bosques de la organización ecologista WWF. “No nos preocupamos tanto por su estado de conservación, sino de los efectos que generan estas plantaciones intensivas”, añade.

El Jardín Botánico de la Universidad de Valencia ha colaborado con este estudio aportando información sobre los endemismos españoles más amenazados. Jaime Güemes, uno de sus conservadores, precisa que hay al menos seis especies de coníferas en riesgo de extinción, pero también otras muchas plantas con flores amenazadas, casi 1.300, como consecuencia de la actividad humana. Los datos provienen de la última edición de la lista roja de la flora española, elaborada en 2010 (se hace cada cinco años) por la Sociedad Española de Biología de la Conservación de Plantas, y que también sigue los criterios de la UICN.

En esta lista está el pinsapo, refugiado en las sierras de Grazalema (Cádiz) y las Nieves (Málaga), el pino de Sierra Nevada, la sabina y el enebro marítimos; el araar que se encuentra en Cartagena, y el cedro de Canarias. “Se está produciendo una situación contradictoria, por un lado aumenta la superficie de ocupación de las coníferas que vuelven a ocupar tierras de labor abandonadas y al mismo tiempo hay grandes zonas en España, incluidas las Islas Canarias, en las que son los primeros indicadores de la contaminación”, relata Güemes.

La lista roja de 2013
• Ocho categorías de amenaza. La lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) establece ocho categorías de amenaza con respecto a una serie de criterios: extinta o extinta en estado silvestre; en peligro crítico, en peligro y vulnerable (estas tres se describen como amenazadas); de preocupación menor (con riesgo de extinción bajo) y con datos insuficientes (no evaluadas por falta de datos).

• 4.807 especies nuevas. En la última edición de la lista roja se han añadido 4.807 especies de forma que el total de especies evaluadas ha subido a 70.294. De ellas, 20.934 están amenazadas por la extinción, 1.117 más que en 2012. Entre las nuevas especies que se han registrado figuran plantas como el Linum Katiae —hallada en el sur de Italia, en la zona de Calabria—, que se ha catalogado como vulnerable.

• Desaparición misteriosa. El Pecari de Labios Blanco (Tayassu pecari), de la familia de los cerdos y que habita en América Central y Sudamérica, ha reducido su población en un 89% en Costa Rica y en un 84% en México y Guatemala. Su estado se considera vulnerable. La caza y la pérdida de hábitat explican su declive. En muchos casos, su desaparición misteriosa se atribuye a enfermedades.

• Caracoles cónicos. En esta edición se han evaluado por primera vez los caracoles cónicos, de entornos marinos tropicales, con un 8% de su población amenazada por la extinción. Son muy apreciados por sus toxinas letales, utilizadas en el desarrollo de nuevos fármacos para paliar el dolor en condiciones incurables. Además, tienen preciosas conchas. Algunas, las de especies más raras, se intercambian por miles de dólares.

• Marsopa sin aleta. Entre las especies analizadas está la marsopa sin aleta del Yangtsé, uno de los pocos cetáceos de agua dulce restantes en el mundo. Habita en el río Yangtsé y dos lados adyacentes, Poyang y Dongting (China). En 2006 se calculó que había 1.800 ejemplares y se ha reducido un 5% cada año desde los ochenta. Está clasificada como en peligro crítico de extinción. Sus peores amenazas son la pesca ilegal, el tráfico marítimo intenso, la extracción de arena y la contaminación.