Los análisis de cientos de muestras de
ballena de Groenlandia, tomadas de poblaciones actuales y en restos
arqueológicos de asentamientos de cazadores indígenas del Ártico, han permitido
a un equipo de científicos rastrear la diversidad biológica de estos animales
Los análisis
de ADN son cada vez más corrientes en la investigación científica. Y los
expertos no solo explotan las muestras de seres vivos, sino que diseñan
estudios extensos recurriendo a estrategias imaginativas para hacerse con
material genético. Es el caso de una investigación sobre la ballena de
Groenlandia. Para conocer su pasado biológico, un equipo de investigadores ha
analizado cientos de muestra de ADN de poblaciones modernas, pero también de
poblaciones antiguas sencillamente recuperando el material genético de
infinidad de objetos comunes de yacimientos arqueológicos de los antepasados de
los inuit en las regiones Árticas, anteriores a la llegada de los exploradores
occidentales. Antiguas embarcaciones, instrumentos caseros e incluso juguetes
de niños, se hacían allí con materiales extraídos de las ballenas. El objetivo
de la investigación era conocer el impacto de la caza y de la extensión del
hielo ártico en las poblaciones de estos animales y se han presentado sus
conclusiones en la revistaEcology and Evolution, según informa la Wildlife
Conservation Society.
Los
científicos del estudio, liderados por Elizabeth Alter, de la Universidad de la Ciudad de Nueva York,
han obtenido ADN de antiguos poblados, ahora abandonados, de los Thule
(probablemente los ancestros de los inuit) en la isla Somerset, en la zona
occidental de la ensenada Prince Regent, en Canadá, habitada hace entre 500 y
800 años. Asimismo, han utilizado datos de ADN de ballenas de Groenlandia (Balaena
mysticetus) de Spitsbergen (Noruega) de hace unos 3.000 años. En cuanto a los
animales actuales, han tomado material genético de las cuatro poblaciones
existentes para desvelar el flujo de intercambio de genes entre ellas. “Nuestro
estudio es el primer análisis genético de la ballena de Groenlandia en todo su
rango y, además, demuestra el valor del ADN antiguo para responder preguntas
sobre el impacto del cambio climático y la explotación humana en la diversidad
genética de estos animales”, destaca Alter.
La ballena de
Groenlandia, que pesa hasta 100 toneladas y mide hasta 20 metros de longitud,
vive en las aguas áticas y subárticas. Tiene una enorme cabeza que utiliza a
veces para romper bloques de hielo de hasta 60 centímetros de grosor y poder
respirar. Durante siglos, explica la Wildlife Conservation Society, estos
animales fueron muy apreciadas por los balleneros debido a sus largas ballenas,
utilizadas, por ejemplo, en los corsés, así como por su gruesa capa de grasa.
Además, esta especie es muy longeva: unos aborígenes, en 2007, se hicieron con
un ejemplar que llevaba una punta arpón incrustada en su capa de grasa
fabricada a finales del siglo XIX, lo que indica que seguramente sufrió un
ataque de balleneros hace más de un siglo.
Los análisis
genéticos realizados por Alter y sus colegas (estadounidenses y canadienses en
su mayoría) están basados en ADN de la mitocondria (un orgánulo de la célula
exterior al núcleo y que se hereda exclusivamente por vía materna) y han
revelado diferencias en la diversidad de poblaciones pasadas y actuales de
estas ballenas, incluida la desaparición de linajes maternos en los últimos 500
años. Se debió, posiblemente, a la pérdida de hábitats durante la Pequeña Edad
del Hielo (enfriamiento climático entre los siglos XVI y XIX) y a la caza de
ballenas en la región, o a ambos procesos a la vez.
Otro hallazgo
del estudio, explica la Wildlife
Conservation Society, se refiere a las poblaciones de ballenas del
Atlántico y del Pacifico. Su proximidad genética indica que alagunas ballenas
deben ser capaces de atravesar el Ártico, luego los estrechos congelados -y
aparentemente infranqueables- que separan las poblaciones de ballenas de los
dos océanos no deben ser realmente un obstáculo para la circulación de estos
animales tan bien adaptados al entorno helado. De todas formas, los científicos
advierten que no conocen aún todos los detalles de los desplazamientos de estas
ballenas por la región y cómo logran encontrar rutas abiertas en el mar helado
en sus migraciones. Por supuesto, es necesario conocer bien los efectos de los
cambios en la zona para poder tomar decisiones de conservación de las ballenas
con la perspectiva de la desaparición del mar helado en verano debido al cambio
climático, el creciente turismo en la región y el aumento del transporte
marítimo, añaden los investigadores.
La ballena de
Groenlandia está protegida por la Comisión Ballenera Internacional desde 1946 y
actualmente su captura está limitada a las comunidades costeras, para su
subsistencia, de algunas zonas árticas. Está incluida en el Apéndice I de la Convención Internacional de Comercio
de Especies Amenazadas (CITES) prohibiendo completamente su comercio
internacional. Algunas poblaciones están incluidas en la Lista Roja de Especies
Amenazadas, incluso una está clasificadas comoen peligro crítico, mientras que
otras están en situación “menos preocupante”, recuerda la Wildlife Conservation
Society.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu opinión. Siempre es importante aprender de los demás.