Desde septiembre de 2012
los paseantes y cicloturistas pueden disfrutar de la totalidad del Camí Natural
de la Muga, un recorrido de unos 40 kilómetros, los que separan Sant Llorenç de
la Muga de Castelló d'Empuries, en el Alt Empordà, donde desemboca este río.
Se trata de
un "paseo" que permitirá al observador, y su inseparable cámara,
recorrer en compañía de la aguas del Muga, espacios naturales como el de l'Alta
Garrotxa, les Salines, Penya-segats de la Muga y el Parque Natural dels
Aiguamolls de l'Empordà, una marisma con gran variedad de aves.
El Muga, o la
Muga, que también se puede decir así, nace en el Montnegre a casi 1.200 metros
de altura, en los límites del Vallespir y el Alt Empordà y durante los cinco
primeros kilómetros de su vida, que se extiende a lo largo de 52 kilómetros,
sirve de frontera entre la Galia y la Hispania.
Quien se
anime a efectuar este recorrido, si arranca en Sant Llorenç de la Muga, en el
sentido descendente del río, empezará cerca de los barrancos de los Pirineos
para llegar a la Costa Brava y disfrutará de los distintos hábitats de los
bosques de la ribera hasta las llanuras aluviales de esa parte del
mediterráneo, tras hacer un alto en el pantano de Boadella.
Pero no solo
la naturaleza será el objetivo del ojo fotográfico; el románico, el gótico.
viejos puentes y castillos también podrán servir para enriquecer conocimientos
y colecciones de fotos.
Los bosque
son del tipo ribereño, que como su nombre indica, son los que surgen en las
orillas de los ríos, generalmente muy frondosos gracias la humedad del suelo.
El paso del
Muga por Sant Lorenç es un ejemplo típico de esta variedad forestal.
Frondosidad absoluta, predominio del verde, humedad y abundancia de agua, algo
que se percibe prácticamente en cada rincón de esa localidad, donde el Pont de
Sant Antoni (s. XV) y su iglesia románica son buen preludio de lo que espera al
viajero.
El Muga,
abastece al pantano de Boadella, cuya presa fue construida en 1969, y que sirve
para el regadío y también para la navegación deportiva con el permiso
correspondiente y si hay nivel suficiente.
Tras el
reposo obligado en Boadella, el Muga, se acerca a Pont de Molins, donde nada
menos que dos castillos y un puente del siglo XVIII son testigos de su paso, lo
mismo que los viejos molinos de agua que, evidentemente, apadrinan a esta población
de la que ya existen datos en el siglo X.
Allí, es
estas llanuras, se le unen las aguas del Llobregat del Empordà, uno de los
afluentes más destacados del Muga y juntos se dirigen a Perelada, donde aún se
conserva la casa natal del cronista catalán Ramón Muntaner.
Perelada es
muy conocida porque cada verano se celebra allí un festival de música que lleva
el nombre de la villa. Se celebra en el castillo que fue residencia de los
vizcondes de Rocaberti.
El viajero
deberá detenerse en la contemplación del claustro de Sant Domènech del siglo XI
y el convento del Carmen, que es también el Museo del castillo. Entre tanto, el
Muga se dirige a su fin en el pequeño delta que le despide en Empuriabrava.
La
desembocadura del Muga en Castelló d'Empuries, es el final, o el principio del
Camí Natural pero la oportunidad para el observador no desaparecen porque las
posibilidades son aún grandes: en lo días claros se puede ver L'Escala y parte
de la bahía de Rosas. Azul sobre azul, blanco sobre blanco, sosiego y, a veces,
Tramuntana.
Castelló, fue
durante años apital de esta comarca tiene el honor de encerrar entre sus calles
y plazas la Basílica de Santa María, edificio gótico considerado la catedral
del Empordà y las privilegiadas marismas dels Aiguamolls, donde viven gran
variedad de aves.
Muere aquí el
Muga nacido poco antes en el Pirineo pero, sus aguas, dan la vida al
Mediterráneo extendido de Algeciras a Estambul.
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