El
Gobierno renuncia de esta forma a seguir en el consejo de la Agencia
Internacional de Renovables
El
cambio de política española en renovables desde que llegó el nuevo
gobierno al poder no termina en la moratoria a las primas de las
renovables ni acaba en la frontera. España ha renunciado a mantener
su puesto entre los 21 países del consejo que gestiona la Agencia
Internacional de Renovables (Irena), un organismo con 130 Estados
fundado en 2009 gracias al impulso de España. El Ministerio de
Industria no ha presentado su candidatura a mantener la silla ni ha
mandado ningún alto representante a la asamblea del organismo en Abu
Dabi. Aunque un portavoz de Irena lo atribuyó a una rotación
normal, Alemania, Francia, Dinamarca y otros países repetirán
previsiblemente y han presentado candidatura. Este diario intentó
ayer, sin éxito, obtener la versión de Industria.
La
renuncia ha sorprendido a las firmas de renovables españolas, que
pugnan por contratos en el exterior, según fuentes del sector. No es
un caso aislado. El Gobierno intentó vetar la directiva de
Eficiencia Energética en la UE y dejó de ir a las reuniones previas
de las cumbres del clima de las grandes economías, a las que acudía
invitada desde que logró asiento de observador en el G-20.
En
2009, España perdió por tres votos la dirección de Irena. Ya
entonces había comenzado el recorte de primas en España, pero la
internacionalización se veía como la salida para las empresas. La
idea de crear esta agencia estaba impulsada por Alemania, Dinamarca y
España, tres de los países con más renovables, y pretendía
impulsar estas tecnologías en todo el mundo. No son solo las grandes
(Gamesa, Abengoa, Sener, Acciona...), sino que hay muchas ingenierías
en el extranjero.
En
2011, tras la prematura dimisión de la directora general de Irena,
el Gobierno socialista intentó de nuevo colocar al frente de Irena a
Pedro Marín, que había sido secretario de Estado de Energía. Tal
era el empeño del Ejecutivo de Zapatero con la agencia.
Como
compensación, y gracias a ser uno de los mayores contribuyentes,
España obtuvo un puesto en el consejo, que formalmente ocupaba el
secretario de Estado de Energía. Se trata del grupo de 21 países
que realmente controla la agencia y allí estaban EE UU, Alemania,
Dinamarca, Corea del Sur, Sudáfrica, Suecia, Australia, México,
India, Japón y Emiratos Árabes Unidos, entre otros.
Pese
a un tumultuoso arranque —la primera directora general, la francesa
Hélèn Pelosse, salió del cargo por razones no aclaradas—, Irena
ha ido sumando países miembros (hay 130 y 55 en cola). El lunes
concluyó la tercera asamblea, en la que China firmó su entrada. Ahí
tocaba renovar el consejo y, para sorpresa de las empresas españolas,
Industria no aspira a seguir en él. La renovación quedó pendiente
por el desacuerdo entre Turquía y Chipre, pero hay 11 candidatos de
la zona de Europa para cinco puestos: Alemania, Francia, Reino Unido,
Italia, Polonia, Suecia, Grecia, Bielorrusia, Chipre, Grecia e
Israel.
Entre
los aspirantes hay países con casi toda su generación con carbón
(como Polonia), lo que contrasta con España, en el que el 32% de la
electricidad procede de renovables (lo que supone unos 6.000 millones
en primas al año). Fuentes del sector señalan que los números le
daban casi por seguro el puesto.
Dichas
fuentes explican que Exteriores sí quería mantener el puesto, pero
que Industria desistió. El ministerio que dirige José Manuel Soria
apenas envió delegación. España está representada por el
secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, que no tiene
competencias en renovables y que acudió principalmente porque había
un foro paralelo sobre agua. La asamblea de Irena coincide con la
semana de la sostenibilidad de Abu Dabi, uno de los grandes foros de
empresas y Gobiernos sobre energía limpia y sostenibilidad.
El
Rey, que tenía previsto acudir, canceló en el último momento el
viaje y envió un mensaje en vídeo a una entrega de premios.
Para
el presidente de la Fundación Renovables, Javier García Breva, la
pérdida del asiento en el consejo revela “una decisión
ideológica, que pretende no hacer renovables ni eficiencia”. La
Fundación considera que incluso si el Gobierno está en contra de
las renovables, “debería mantener el puesto para conocer de
primera mano lo que ocurre”.
La
pérdida del sitio en Irena es solo un síntoma más del paso atrás
en la escena internacional en temas ambientales. El año pasado,
España intentó sin éxito bloquear la directiva de eficiencia
energética que preparaba la UE, según fuentes del sector. Además,
se ha desmarcado del apoyo al proyecto Desertec (el futurista aunque
incierto plan para plantar centrales termosolares en el Sáhara y
abastecer Europa).
Aunque
el Ministerio de Medio Ambiente tuvo un papel activo en la cumbre del
clima de Doha —mayor del que esperaba la Comisión Europea ya que
llegó a ejercer el papel de mediador con Polonia—, el departamento
que dirige Miguel Arias Cañete dejó de acudir en 2011 al Foro de
las Grandes Economías, las reuniones informales previas a las
cumbres. Medio Ambiente esgrime que en la pasada legislatura la
invitación era personal para la entonces secretaria de Estado de
Cambio Climático, Teresa Ribera.
Más información:
http://www.irena.org/adsw/index.aspx
Más información:
http://www.irena.org/adsw/index.aspx
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu opinión. Siempre es importante aprender de los demás.