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lunes, 31 de octubre de 2016

Por qué las praderas importan y los céspedes no


Las praderas – esos complejos ecosistemas gravemente amenazados, comprendidos por pocos pero incomprendidos y destruidos por millones de personas.

Los céspedes – esas miopes y obsesivas monstruosas monoculturas urbanas, sub-urbanas, y (cada vez más) rurales, que sustituyen a ecosistemas autóctonos a un ritmo de entre 5,000 y 385,000 hectáreas por día*, en favor de entornos artificiales, estériles y repletos de químicos, cargados de una gran influencia europea que no proporciona ningún beneficio a largo plazo; ni alimento, ni agua limpia, ni hábitat para la fauna salvaje y ningún fundamento para la preservación de nuestra otrora rica herencia natural. Ahí tenemos la insoportable ubicuidad de la podadora asociada a una practica cultural tan inútil, que además crea una vergonzosa cantidad de contaminación del aire, auditiva y acuífera, y una desbordante actividad que destruye muchas mañanas apacibles. El césped americano es el arquetipo de la insostenibilidad.

[ * La discrepancia se debe a los gastos. Sería extremadamente caro para los contribuyentes e instituciones el obtener la imaginaría satelital necesaria para desempeñar un análisis detallado, respecto a cuanto césped existe en realidad. Teniendo en cuenta igualmente, que muchos céspedes se “esconden” bajo las cubiertas de los arboles y bosques urbanos, por ello, las cifras que he citado son bastante conservadoras, en el mejor de los casos. Haz click aquí para una explicación más profunda. También asumo que tales cifras fueron tomadas de las tasas de expansión urbana, que varía cada año, década tras década etc.]

Tal y como señala elocuentemente un comentarista en internet llamado Carrie, “como nación, tenemos demasiado césped haciendo demasiado poco por nosotros”.

¿Cuánto césped es demasiado césped? 41 millones de hectáreas. Esa cifra hace del césped la planta bajo irrigación más propagada en los contiguos estados de Estado Unidos. Se irriga 3 veces más superficie cubierta de césped que lo que se irrigan los campos de maíz, y esto es una estimación conservadora. Toda esa agua otrora preciosa, gastada en esas 41 millones de hectáreas de ridículo y no-autóctono pasto, para conservarlo inaturalmente verde – ¿cómo puede ser tan ciega la gente?

Los céspedes, las granjas de cultivos en hileras, el “mejoramiento” de pastizales y la urbanización, son algunas de las mayores conversiones negativas de tierras de paisajes autóctonos, y contribuyen directamente a la destrucción de la vida salvaje y los hábitats de plantas autóctonas al rededor del mundo. Mientras que los paisajes desaparecen, la vida salvaje desaparece, y de esta forma desaparecen a su vez los importantes procesos ecológicos que aseguran la producción de elementos vitales, como el agua potable, los “parachoques” contra el calentamiento global, y los controladores de inundaciones. El futuro de la especie humana depende fuertemente de la salud de los paisajes nativos.

Las praderas importan por sus inmensos sistemas radiculares; que son sistemas biológicos complejos, densos y extensos que almacenan un tercio del carbono (CO2) mundial, y consecuentemente depuran el agua que consumimos y que proviene de las nubes cargadas de humedad, precipitada sobre las diversas comunidades de plantas que la filtran a través de una masa de residuos, raíces, organismos del suelo y sus diversas capas. La calidad del agua siempre corresponde a los niveles de carbono en el suelo y las praderas son las mejores acumuladoras de carbono del mundo. Los céspedes no se comparan con las praderas y nunca lo harán.
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Foto: En el extremo izquierdo, en 1er lugar se representa el césped común de Kentucky (Poa pratensis), nativo de Europa. El resto de las plantas son especies nativas/autóctonas de las praderas, reconstituyentes del suelo.

Otras especies comunes de pastos para césped son los pastos : Bermuda (Cynodon dactylon), Zoysia(Zoysia spp.) y Bahia (Paspalum notatum), por citar sólo algunos. Ninguno de estos son tampoco autóctonos, provienen de África, Japón y Brasil respectivamente.

El pasto azul de Kentucky (“Bluegrass”) no es originario de Norte-América (un puñado de fuentes dicen lo contrario), entonces ¿porqué lo sembramos y seguimos sembrando otros herbajos no-nativos? ¿Es por temor a la naturaleza? ¿Es por desconocimiento de la verdadera belleza de los ecosistemas naturales salvajes? (Las asociaciones de propietarios y las leyes de zonificación territorial de vecindarios urbanos, son famosos por ello). ¿Qué es lo que está tremendamente mal con las plantas nativas, que introducimos otras especies no-nativas de otros continentes? ¿Será porque la mayor parte de la gente está impaciente con respecto a las plantas, y quieren algo que crezca rápido, que sea verde, se mantenga verde y tan plano como una mesa? – algo con que la Compañía Scotts ha exitosamente lavado el cerebro de millones de personas, haciéndoles creer que pueden adquirirlos, mediante ruidosos trabajos semanales, aunque no sin tomar un pedazo de sus sueldos y haciéndoles hacer un montón de trabajo sin nada que mostrar finalmente. Que vano, inútil y suicida.

Pasto Bermuda (Cynodon dactylon). No todo lo que es verde es ecológico.

La negligencia de la población estadounidense y su obsesiva compulsión por los céspedes y sus absurdos y modestos fines, se extiende mucho mas allá del fracaso para lo que están hechos, es esa búsqueda de la gente de un insustentable e inalcanzable “césped perfecto”. Como se ha señalado anteriormente, los céspedes son una iniciativa/idea suicida – nos auto-envenenamos, envenenamos a nuestros hijos y al agua que bebemos, por algo que es totalmente obtuso e innecesario. ¿Porqué no hacer crecer un jardín? Un jardín, una pradera, una arboleda, un bosque o un xeriscape, que son infinitamente mejores que los difundidos céspedes estilo europeo, caros y difíciles de mantener.

Para resumir la miopía de los amantes del césped, hay una frase atribuida a Mark Twain que dice :

No puedes depender de tus ojos cuando tu imaginación está fuera de foco”

Por último, citemos algunos hechos sobre la nocividad del césped artificial:
  • Cada día mas de 5.000 hectáreas de tierras son cubiertas de césped en los Estados Unidos. Según algunas estimaciones, esta cifra supera las 385.000 hectáreas.
  • Los céspedes cubren actualmente más de 41 millones de hectáreas, la planta graminoide mas irrigada en los Estados Unidos.
  • Los estadounidenses rocían al rededor de 30.000 toneladas de pesticidas a sus patios, cada año.
  • 17 de los 30 pesticidas más sistemáticamente utilizados, han sido detectados en las aguas subterráneas.
  • El “National Cancer Institute” (“Instituto Nacional del Cáncer”) ha encontrado que los niños que viven en hogares cuyos pastos han sido tratados con pesticidas, tienen 6.5 veces más riesgo de desarrollar leucemia.
  • El césped estadounidense requiere de 200 galones de agua fresca por persona y por día, para ser mantenido y conservado verde. Las personas de algunos países en desarrollo matarían por tal cantidad de liquido vital, y aquí lo utilizamos negligentemente para absurdos céspedes.
  • 19 de los 30 pesticidas más comúnmente utilizados, están relacionados con el cáncer o la carcinogenicidad : 13 están relacionados con malformaciones y deficiencias al nacimiento, 21 con efectos negativos sobre la reproducción, 26 con daños renales y del hígado, 15 con neurotoxicidad, y 11 con la perturbación del sistema endocrino/hormonal.
  • De esos mismos pesticidas :17 se detectan en las aguas subterráneas, 23 tienen la capacidad de filtrarse en fuentes de agua potable, 24 son tóxicos para los peces y otros organismos acuáticos vitales a sus ecosistemas, 11 son tóxicos para las abejas y 16 son tóxicos para las aves.
  • Si los patrones actuales de consumo persisten, 2 de cada 3 personas en la Tierra vivirán en condiciones de escasez de agua para el 2025.

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