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miércoles, 11 de abril de 2012

Los pesticidas comunes dañan a las abejas y a los abejorros

Dos experimentos muestran el efecto de productos ampliamente utilizados en la agricultura.

En los últimos años las poblaciones de abejas han disminuido notablemente en muchas regiones del mundo, incluso se han extinguido varias especies, por ejemplo en el Reino Unido, y se han sugerido varias causas, como el efecto de los insecticidas. También han sufrido un notable declive los abejorros. Pero no estaba clara la influencia de esos productos de uso agrícola. Dos investigaciones, una en el Reino Unido y otra en Francia, aclaran ahora el daño que producen en esos animales los insecticidas, en concreto los neonicotinoides, que empezaron a utilizarse a principios de los años noventa y que están actualmente entre los más extendidos.

Los investigadores británicos, dirigidos por Penelope Whitehorn (Universidad de Stirling), hicieron su experimento con abejorros (Bombus terrestres), exponiendo colonias en desarrollo a niveles bajos de insecticidas neocotinoides, en dosis comparables a las que los insectos están expuestos en el campo. A continuación recluyeron a los abejorros en un entorno controlado en que vivían en condiciones naturales durante seis semanas. Al final, los científicos pesaron cada colmena para determinar su crecimiento. Al comparar los resultados con las poblaciones de control que no habían sido expuestas a los neocotinoides, los científicos descubrieron que las colonias tratadas con los insecticidas pesaban menos, lo que sugiere que estaba entrando en ellas menso alimento, y eran entre un 8% y un 12% más pequeñas que las de control. Además, generaban un 85% menos reinas y este es un factor esencial porque determina el número de colmenas al año siguiente.
 
El otro equipo se centró en las abejas. Mickaël Henry (Instituto Nacional Francés de Investigación Agrícola) y sus colegas marcaron los insectos de su experimento con minúsculos dispositivos de radiofrecuencia, unos microchips adheridos al torax. Pudieron así hacer el seguimiento de las abejas al entrar y salir de sus colmenas. Suministraron a parte de los insectos dosis no letales de insecticida. El resultado fue que, para las abejas expuestas al producto químico, la probabilidad de morir mientras estaban fuera de la colmena era entre dos y tres veces superior a la de las no tratadas. Es probable que el insecticida, que afecta al sistema nervioso de los insectos, interfiera de algún modo con el sistema de orientación de las abejas para regresar a casa.

Ambos trabajos han sido presentados en la revista Science.

“Nuestro estudio plantea cuestiones importantes acerca de los procedimientos de autorización de uso de los pesticidas. En general, se exige a los fabricantes que indiquen dosis que en el campo no maten a las abejas, pero básicamente se ignoran las consecuencias que tiene el uso de dosis que no las mata pero que pueden generar en ellas problemas de comportamiento”, ha destacado Henry.

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