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martes, 29 de mayo de 2012

Las corrientes oceánicas impulsan los contaminantes orgánicos hacia el Ártico


Así, el estudio demuestra por primera vez con datos de campo cómo afecta el ciclo biogeoquímico de los contaminantes a su distribución global y concluye que el océano "controla"

Los contaminantes orgánicos persistentes llegan mediante el transporte atmosférico a todos los ecosistemas del planeta y tienen efectos nocivos para los humanos y los ecosistemas, según un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que será publicado en el próximo número de 'Nature Communications'.

Así, el estudio demuestra por primera vez con datos de campo cómo afecta el ciclo biogeoquímico de los contaminantes a su distribución global y concluye que el océano "controla" el transporte atmosférico de contaminantes orgánicos hacia el Ártico.

La investigación explica que los contaminantes orgánicos persistentes (POPs, por sus siglas en inglés) son compuestos orgánicos tóxicos "muy resistentes a la degradación" y tienen "gran capacidad para acumularse en los organismos". Por ello, mediante el transporte atmosférico llegan a todos los ecosistemas del planeta y tienen efectos nocivos para los humanos y los ecosistemas.

Además, concluye que su persistencia es mayor en el Polo Norte porque las bajas temperaturas favorecen su deposición y acumulación en la cadena trófica.

A este respecto, el investigador del CSIC del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, Jordi Dachs, ha explicado que durante el transporte atmosférico de contaminantes orgánicos persistentes por encima de los océanos se reducen las concentraciones de dichos compuestos, que pasan de la atmósfera al océano. "Nuestro trabajo demuestra, por primera vez con datos de campo, que esa disminución en las concentraciones es más acusada para los PCB (una de las familias de POPs) de mayor peso molecular", ha añadido.

Además, los investigadores han cuantificado la deposición de PCB en el Atlántico Norte y los datos obtenidos coinciden con la reducción de contaminantes observada en la atmósfera.

Según el estudio, este aumento de las tasas de deposición atmosférica se deben a la "bomba biológica oceánica", es decir, al proceso de transporte de contaminantes orgánicos desde la atmósfera hacia las aguas profundas y los sedimentos oceánicos, un bombeo continuo de contaminantes absorbidos al carbono producido por la actividad de los organismos planctónicos en las aguas superficiales del océano.

En este sentido, el investigador del CSIC en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua Cristóbal Galbán, ha precisado que esto sucede porque los PCB son "poco solubles en el agua y tienden a acumularse en el fitoplancton y en las partículas de materia orgánica oceánicas".

"Una parte de estas partículas se deposita en el fondo oceánico, limpiando así el océano superficial de contaminantes orgánicos persistentes, lo que favorece que se incremente la deposición atmosférica de PCB por difusión", ha aclarado.

AFECTA MÁS AL ÁRTICO
La "bomba biológica oceánica" genera una elevada deposición de contaminantes en las zonas del Atlántico Norte que rodean al Ártico, favorecida por las bajas temperaturas. El fenómeno minimiza el transporte de PCB en el verano, aunque afecta a todos los contaminantes orgánicos hidrofóbicos.

Dach añade que los resultados demuestran que el ciclo biogeoquímico de los contaminantes en el océano afecta a su transporte atmosférico y a su distribución global y que son "especialmente relevantes" en una zona como el Ártico, ya que los PCB tienden a acumularse aún más en organismos cuando las temperaturas son bajas, lo que hace a "los ecosistemas polares especialmente sensibles a estos contaminantes, que afectan a las poblaciones inuit y a la fauna ártica".

Los investigadores consideran que las conclusiones de este trabajo servirán para mejorar los modelos de estudio actuales de transporte y efectos de contaminantes orgánicos persistentes, ya que estos modelos no consideraban relevante el proceso de la bomba biológica oceánica.

La parte experimental de este estudio fue realizada durante la campaña oceánica ATOS-I, a bordo del BIO Hespérides, como parte de las actividades del Año Polar Internacional (2007-2008).
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