La expansión de los
cultivos y la demanda de carne para alimentar a la población mundial
incrementarán las emisiones globales de óxido nitroso, N2O, en un 16 por ciento
hasta 2022, según informa hoy la revista "Nature Climate Change".
Las emisiones
de este gas -el cuarto responsable del efecto invernadero tras el dióxido de
carbono, el metano y el ozono troposférico- pasarán de 6 a 7 millones de
toneladas anuales entre 2012 y 2022.
La mayor
parte de este incremento se deberá a la mayor utilización de fertilizantes a
base de nitrógeno y tendrá lugar en países de Asia, Latinoamérica y África.
Agricultura emisiones
"La
alimentación de una población mundial en crecimiento y el incremento del
consumo medio de carne por habitante impulsarán al alza significativamente las
emisiones causadas por la agricultura", explicó a Efe el investigador de
la Universidad de Edimburgo (Escocia) David Reay, autor principal del artículo.
Aunque una
parte de este gas es emitida a la atmósfera por fuentes naturales, entre el 40
y el 50 por ciento de las emisiones desde 1990 proceden de actividades humanas
como la quema de biomasa, el uso de fertilizantes en la agricultura o una serie
de procesos industriales.
Uso de fertilizantes
Según el
estudio de Reay, en 2050 la agricultura aportará entre el 75 y el 85 por ciento
de las emisiones de este gas, un porcentaje significativamente mayor que el 60
por ciento contabilizado en 2005.
Medidas como
la racionalización del uso de estos fertilizantes y cambios en los hábitos
alimenticios podrían evitar una parte de este incremento, recomienda Reay.
Pollo y coches
Así, reducir
el consumo de pollo por habitante en los países desarrollados a los niveles de
Japón (donde gran parte de la dieta es a base de pescado) permitiría reducir en
más de 100.000 toneladas anuales las emisiones de óxido nitroso, lo que
equivale a 46 millones de toneladas de dióxido de carbono, CO2.
"Esta
medida nos permitiría disminuir la misma cantidad de emisiones que si
retirásemos de las carreteras más de un millón de coches", precisó Reay.
Evitar la
ingesta excesiva de calorías o disminuir la cantidad de comida desperdiciada,
también supondría una reducción importante, afirmó Reay.
"Alrededor
de un tercio de la comida producida en todo el mundo termina en la basura.
Evitar este desperdicio permitiría alimentar a más personas y evitar
emisiones", añadió este experto en cambio climático.
Riesgos del "efecto
perverso" de los combustibles bioenergéticos
Reay, quien
defiende que la agricultura ha causado una "perturbación inmensa" en
el ciclo natural del nitrógeno desde la revolución industrial, alertó sobre los
riesgos del "efecto perverso" de los combustibles bioenergéticos para
las emisiones globales de óxido nitroso.
En este
sentido, estudios previos apuntan a que la utilización de estos combustibles
crecerá de 160 millones de toneladas en 2010 a 200 millones de toneladas en
2020, por lo que se deberán destinar más tierras al cultivo de trigo, cereales
secundarios y aceites vegetales.
Más información:http://www.nature.com/nclimate/index.html
La expansión de los cultivos y la
demanda de carne para alimentar a la población mundial incrementarán las
emisiones globales de óxido nitroso, N2O, en un 16 por ciento hasta 2022, según
informa hoy la revista "Nature Climate Change".
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