La explicación de este
fenómeno se halla, según este trabajo, en el flujo extra de carbono que llega a
los ecosistemas acuáticos procedente de los terrestres, a través de la lluvia.
El aumento de
las temperaturas provocará que los ecosistemas acuáticos generen más dióxido de
carbono (CO2) que los ecosistemas terrestres, hasta el doble en algunos casos,
debido al cambio climático, según un estudio internacional en el que ha
participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que ha
sido publicado en el último número de 'Nature'.
La
explicación de este fenómeno se halla, según este trabajo, en el flujo extra de
carbono que llega a los ecosistemas acuáticos procedente de los terrestres, a
través de las lluvia. Esto permite quemar más carbono del que producen mediante
la respiración.
El cálculo de
este aumento de las emisiones de CO2 se ha realizado mediante un análisis de
datos de tasas de respiración y una teoría matemática, que combina los datos
sobre la respiración de los organismos de diferentes ecosistemas con sus
reacciones al aumento de las temperaturas.
"La
respiración es un componente fundamental del ciclo del carbono y regula
concentración de CO2 en la atmósfera y, de este modo, el clima. La respiración
es sensible al aumento de la temperatura: cuanto más calor haga, mayor será el
metabolismo, aumentará la respiración y la producción de CO2", explica el
investigador del CSIC José María Montoya, del Instituto de Ciencias del Mar.
RESPIRACIÓN
ECOSISTÉMICA
El estudio
analiza los datos de la respiración ecosistémica (el conjunto de todas las
respiraciones individuales de los organismos en un ecosistema) en diferentes
tipos de hábitats y estima qué ecosistemas respirarán más debido a un aumento
de las temperaturas.
El cálculo se
realiza teniendo en cuenta la energía de activación, que mide la producción de
CO2 ante un cambio de temperatura. A corto plazo, días y semanas, todos los
ecosistemas se comportan igual: El mismo aumento de temperatura provoca el
mismo aumento de CO2.
A largo
plazo, durante un año, la energía de activación de la respiración en los
ecosistemas acuáticos puede llegar a ser el doble que la observada en los
terrestres, "lo que significa que producirán más CO2 que los terrestres,
hasta el doble en algunos casos", añade Montoya.
En los
ecosistemas "cerrados", que no cuentan con un aporte extra de carbono
desde otro hábitat, los organismos no pueden respirar más carbono del que fijan
de la atmósfera. Este es el caso de los ecosistemas terrestres.
Por el
contrario, los ecosistemas acuáticos reciben flujos de carbono fijado en los
bosques y en los suelos, así como nutrientes lavados por las lluvias que van a
parar a ríos, lagos, estuarios y el mar. Esto hace que no se vean limitados por
la fotosíntesis y puedan quemar más de lo que producen.
"Esto lo
observamos en prácticamente todos los sistemas acuáticos analizados, donde la
energía de activación de la respiración es mayor que en los terrestres. A largo
plazo, los ecosistemas acuáticos emitirán a la atmósfera mayor cantidad de CO2,
por lo que es muy probable que aumenten aún más el efecto invernadero y el
calentamiento climático asociado.
Las consecuencias a escala global requieren
una modelización más detallada, pero el mecanismo y diferencias descubiertas en
nuestro trabajo son un paso fundamental", concluye el investigador del
CSIC.
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