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viernes, 22 de junio de 2012

Mariposas, obligadas a volar más lejos y más alto


El cambio climático las desplaza más al norte y a cotas más altas.
El 9% de las mariposas diurnas europeas y el 16% de las endémicas están amenazados.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) daba a conocer recientemente en la cumbre de Río de Janeiro la actualización de la lista roja de especies amenazadas. Entre los datos menos aireados aparecía que un 16% de las mariposas diurnas endémicas de Europa está amenazado. En cuanto a las nocturnas, este fin de semana tiene lugar en el Reino Unido la Moth Night o, lo que es lo mismo, la Noche de la Polilla. Miles de aficionados salen con linternas y atrapa-mariposas a estudiar, censar y detectar anomalías y curiosidades en torno a estos insectos. Se trata de una actividad que en España correría el riesgo de ser tildada de exótica o friqui, pero que en las islas británicas reúne a familias enteras en cientos de citas.

La iniciativa del Reino Unido persigue obtener más información de las grandes desconocidas del orden de los lepidópteros, que sin embargo son las más numerosas, ya que de las 174.000 especies identificadas (es el mayor orden del reino animal tras los coleópteros) solo 18.000 son diurnas. Esta enormidad de cifras hace que las investigaciones en torno a su protección y conservación sean dificultosas y caras de abordar. Pero no imposibles, y en eso España, una de las reservas más valiosas de lepidópteros de Europa, puede sacar pecho. Miguel López Munguira, actual presidente de Butterfly Conservation Europe y profesor de zoología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), es uno de los investigadores más reputados en este campo y enseguida centra la cuestión en la conservación: “el cambio climático y la transformación del hábitat, como la desaparición de las praderas, ocasionan graves perjuicios a las poblaciones de lepidópteros, especialmente en países montañosos como España y en especies endémicas”.

Las mariposas nocturnas son las más numerosas. De las 174.000 especies identificadas solo 18.000 son diurnas

El cambio climático tiene atrapados a varios investigadores españoles en el estudio de la evolución de decenas de especies de mariposas. “El desajuste temporal que se produce entre la floración de plantas y la presencia de mariposas y aves en un determinado hábitat puede ocasionar no solo grandes pérdidas de lepidópteros, sino tener una incidencia fatal para la agricultura y la economía, ya que de ellos depende la polinización de una gran variedad de cultivos”. Constantí Stefanescu, coordinador del área de Lepidópteros del Museu de Ciències Naturals de Granollers e investigador asociado al Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals de Cataluña (CREAF), forma parte de un amplio equipo que ha estudiado la “deuda climática” que se produce en Europa con el aumento de la temperatura media. Esta se desplaza cada vez más al norte (250 kilómetros entre 1990 y 2008), pero las aves (37 km) y las mariposas (114 km) llevan otro ritmo que agudiza aún más los desajustes presentados por Stefanescu.

El trabajo, realizado en siete países de la Unión Europea, revela que los desplazamientos hacia el norte son más destacados en los países escandinavos, donde los efectos del cambio climático serán más acusados, pero también en España hay preocupación por el carácter montañoso de su relieve y la distribución altitudinal de las especies. En la actualidad, la única incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas como en peligro de extinción es la niña de Sierra Nevada(Polyommatus golgus). “Es la típica especie que lo va a pasar muy mal porque vive muy alto en Sierra Nevada, en torno a los 2.500 metros, y los efectos del cambio climático reducen cada vez más su hábitat, como también lo ha hecho la ampliación de la estación de esquí”, advierte Miguel López Munguira.

El desajuste entre la floración y la presencia de mariposas y aves crea graves problemas

Desde la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid también realizan un seguimiento exhaustivo de la repercusión del cambio climático sobre poblaciones de las montañas del centro peninsular. Constatan que la supervivencia será muy complicada para las especies que aparecen más tarde y vuelan en cotas más altas, y es ahí donde debe centrarse su protección y conservación. Sin embargo, todos los investigadores coinciden en que en la actualidad no se realiza un manejo del hábitat adecuado a la supervivencia de estas mariposas. La intensificación agraria, pero sobre todo el abandono del campo hace que se pierdan praderas, bordes de bosques y una ganadería extensiva que favorecía la presencia de los lepidópteros diurnos. En el Reino Unido se han establecido acuerdos con algunos propietarios forestales que han mejorado la gestión de determinados bosques y elevado las poblaciones de una especie muy amenazada.

Junto a otros expertos entomólogos del continente, López Munguira es autor de la European red list of butterflies, en la que se constata que el 9% de las 488 especies de mariposas diurnas está amenazado, otro 10% bordea las categorías de amenaza y, en general, el 31% presenta un descenso de sus poblaciones. En España, el mencionado catálogo oficial, aparte de incluir a la niña de Sierra Nevada, solo añade una especie más, la hormiguera oscura (Maculinea nausithous), como vulnerable. Conservacionistas e investigadores consideran claramente insuficiente esta representación, ya que el Atlas de los invertebrados amenazados de España, publicado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama), señala a 13 especies como vulnerables y cinco en peligro de extinción. Como en el resto del mundo, España presenta un número de lepidópteros nocturnos (5.700 especies) mucho mayor que el de diurnos (230 especies). El catálogo oficial no incluye a ninguna de las primeras como amenazadas, pero sí el atlas, que lista a cuatro, dos de ellas en peligro de extinción.

Casi la mitad de las especies europeas vuelan en España y, lo que es más importante, “no hemos sufrido el grave declive que se ha dado en países como el Reino Unido y Holanda, donde desaparecieron especies como la hormiguera oscura, que aún sobrevive aquí”, apostilla López Munguira, “por lo que estamos a tiempo de salvar a varias de nuestras mariposas”. Lo complicado que resulta abarcar el estudio preciso de 174.000 especies hace imposible determinar los grados de amenaza y causas exactas del estado de la gran mayoría, de hecho, solo 722 están incluidas en la lista roja de la UICN, y de ellas aún menos, 175, están entre las tres categorías de amenaza (vulnerables, en peligro y en peligro crítico) y solo nueve en estado crítico. Esta última cifra resulta ampliamente desproporcionada si se compara con las especies de aves en peligro crítico: 197 sobre un total de 10.000.
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