Cada vez que se corta un árbol hay que
sembrar otro, manifestó la embajadora de Ecuador en España, Aminta Buenaño,
miembro de la Asamblea Constituyente de su país que en 2008 elaboró una inédita
Carta Manga "ecológica", con derechos propios para la naturaleza.
En su
redacción, se otorgan, por primera vez, derechos de existencia a la
propia Naturaleza, sin condicionantes ni dependencias, recordó la embajadora
durante una entrevista.
"Hemos
entendido que el hombre es una extensión de la naturaleza, de la que no podemos
divorciarnos, es nuestra madre y nutriente, e ir en su contra es ir contra
nosotros mismos", subrayó la representante diplomática, destinada en
Madrid hace casi un año por el gobierno de Rafael Correa.
El gobierno
ecuatoriano, añadió, promueve una estrategia internacional para elaborar una
"declaración universal de los derechos de la naturaleza", que ya se
presentó en las negociaciones de la conferencia de Naciones Unidas sobre
Desarrollo Sostenible Río+20 y espera se considere en la asamblea general del
organismo.
Buenaño
integró la "mesa de Derechos" de la asamblea que incorporó
constitucionalmente el concepto de "buen vivir" o "sumak
kawsay" andino, la convivencia en diversidad y armonía con la naturaleza.
Este es el
conocimiento ancestral de las muchas nacionalidades y culturas autóctonas
ecuatorianas que no explotan ni expolian la Naturaleza porque no es ajena, sino
propia, dijo. La titularidad del terreno, no es prerrogativa para su
expoliación o deterioro, explicó Buenaño, quien apuntó el artículo 71 de la
Constitución de su país, que otorga a la naturaleza "derecho a que se
respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus
ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos".
"La
naturaleza -sigue el documento- tiene derecho a la restauración, que será
independiente de la obligación que tienen el Estado y las personas naturales o
jurídicas de indemnizar a los individuos y colectivos que dependan de los
sistemas naturales afectados".
Sobre la
explotación petrolera y minera en el país, que "prohíbe la actividad
extractiva de recursos no renovables en áreas protegidas", salvo por
decisión presidencial y ratificación del Parlamento, Buenaño aclaró que en
Ecuador rige el principio de "restauración" y que es compromiso de
quien gestiona un yacimiento recuperar el entorno al final de la concesión
pactada."Si se tala un árbol hay que plantar otro, y si se abre una brecha
se debe tapar o transformarla para que vuelva la vida.
No hay
desarrollo si no es sostenible", aseguró la embajadora, convencida de que
en Ecuador se trabaja en un "futuro verde" con una mayor conciencia
ecológica de la juventud.El país "aplica con rigor" la normativa de
control ambiental, con énfasis en la prevención y la mitigación de los impáctos
ambientales y exige los más altos estándares en el uso de tecnología para el
desarrollo de la industria petrolera y minera, agregó.
Destacó,
asimismo, el programa "socio bosque" (al que se ha incorporado mas de
un millón de hectáreas y favorece a 125.000 personas), que compensa
económicamente a quienes protejan sus bosques naturales y contribuye a reducir
la tasa de deforestación y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Ecuador ha
acuñado, además, el concepto "emisiones netas evitadas" (ENE), un mecanismo de intercambio para que los países en
desarrollo reciban financiación de los desarrollados a cambio de evitar
liberación de gases de efecto invernadero.
Su proyecto
estrella es el parque Yasuní, en el eje petrolero Ishpingo-Tambococha-Tiputini
(ITT), en plena amazonia ecuatoriana, donde el país renuncia a la explotación
de mas de 846 millones de barriles de crudo (el 20 % de sus reservas) y la
emisión de 407 millones de toneladas de CO2, por 3.600 millones de dólares, el
precio en el mercado de esas emisiones, pero solo el 50 % de lo que supondría
la venta del petróleo.
El
intercambio ENE, recalcó la embajadora, puede negociarse de forma bilateral o
bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático
(CMNUCC), que incluyó el concepto en la Conferencia de las Partes de Cancún
(Cop16), de 2010.Sobre la propuesta Yasuní-ITT,
que ya cuenta con 117 millones de dólares, Buenaño recalcó que "aún hay
tiempo de alcanzar la meta y salvar el corazón del planeta, que
-definitivamente- late en ese parque".
Autora:
Ana Cerrud (Efe)
Parque Nacional de Yasuní, Amazonía
ecuatoriana
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