En
España se reciclan 7 de cada 10 envases de plástico y sólo en 2011
se sometieron a este proceso 1,2 millones de toneladas, lo que en
volumen equivale a llenar 90 estadios de fútbol.
Pero,
pese a estos datos, aún hay muchos ciudadanos que se preguntan qué
ocurre con la basura que separan en casa.
Seguro
que tampoco saben que con 80 latas de refresco recicladas se puede
hacer una llanta de bicicleta, con 6 briks de leche se hace una caja
de zapatos y con 40 botellas de plástico un forro polar.
Estos
datos los aporta Ecoembes, una organización creada por 12.000
empresas españolas que utilizan envases, que nos explica que la
basura que arrojamos a los más de 500.000 contenedores amarillos
repartidos por España se recoge por el servicio de basuras de
nuestro ayuntamiento, se traslada a una planta de selección de
envases y luego a un reciclador homologado.
Ecoembes
es la empresa encargada de coordinar este proceso y, para ello, han
firmado más de 103 acuerdos con entidades locales, cuentan con 94
plantas de selección y 150 recicladores.
En
el contenedor amarillo nos encontramos con botellas de plástico,
briks y latas que antes de enviarlos a los recicladores, tienen que
ser clasificados en plantas de selección de envases.
Hemos seguido todos los pasos del proceso y ha visitado una de estas
plantas situada en Salto del Negro en Gran Canaria donde reciben, al
año, 28.000 de envases de toda la isla.
Los
camiones llegan a Salto del Negro cargados de residuos que se
depositan en la playa de descarga donde dos operarios apartan los
impropios (objetos que no son envases ligeros) de los materiales
válidos. Estos últimos van a parar al tromel, una especie de
centrifugador gigante, que clasifica la basura, por tamaño, en tres
cintas transportadoras.
Los
envases ligeros se someten un segundo trillaje manual en el que se
clasifican según el tipo de plástico (PET, polietileno de alta
densidad y plástico mezcla). Después se prensan para viajar hasta
las plantas de reciclaje.
Por
otro lado, las latas se clasifican en acero o aluminio y también se
prensan en pequeños bloques; los briks sufren el mismo proceso.
Los
ciudadanos separan bastante bien la basura: sólo un 25 % de los
residuos que llegan a las plantas de selección son impropios. El
jefe de planta de Gran Canaria, Marcial Betancor, destaca lo
"importante" que es que separar bien en casa. Un ejemplo:
las antiguas cintas de vídeo deben ir a parar a un punto limpio, no
al contenedor amarillo, porque la cinta se enreda y estropea la
maquinaria.
El
reciclaje se lleva a cabo en centrales como Plascan, en el caso de
Gran Canaria, donde gestionan 12.000 toneladas de plástico al año.
El
proceso consiste en triturar, lavar, secar y grancear (crear pequeñas
bolitas) el plástico para dar lugar a una materia prima de calidad
"equiparable" a la pura, aclara el director ejecutivo de
Plascan, Francisco Ruiz.
Al
final del proceso, la materia prima se vende para la fabricación de
otros productos y ahí comienza la segunda o tercera vida del
plástico (se puede reciclar de manera ilimitada).
En
14 años, desde que hay contenedores amarillos, se han reciclado 11,7
millones de toneladas de envases y se han ahorrado 11,5 millones de
toneladas de CO2; 13,3 millones de Mwh (lo que consumen al año 1,2
millones de ciudadanos) y 314 millones de metros cúbicos de agua
(cantidad que emplean 5,6 millones de habitantes).
Estos
datos sitúan a España, explica Ecoembes, entre los 10 países que
más y mejor reciclan en Europa, superando en 13 puntos la tasa
mínima de reciclaje establecida por la Comisión Europea (un 55 %).
Más información:http://www.ecoembes.com/es
Más información:http://www.ecoembes.com/es
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