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viernes, 13 de septiembre de 2013

Chips para controlar la contaminación marina

Investigadores del CSIC participarán en dos proyectos europeos que se acaban de aprobar -”Sea on a chip” y “Braavoo”- y que tienen por objetivo buscar una solución alternativa basada en sensores autónomos y con control remoto para vigilar la contaminación del mar, especialmente en las piscifactorías.

El primero de los dos proyectos, que forman parte de la última convocatoria del VII Programa Marco de la Unión Europea, desarrollará un sistema de control basado en una red de chips sensores miniaturizados que quedarán fijados en el perímetro de las piscifactorías.

Este proyecto está liderado por Damià Barceló, profesor de investigación del CSIC en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA), y tiene como gestora del proyecto a Marinella Farré, también investigadora del CSIC en el IDAEA.

Farré ha avanzado que “la intención es que los chips vayan sobre unas miniboyas, del tamaño de un tercio de un paquete de tabaco, que llevarán un chip de apenas 10 centímetros, con su fuente de energía propia, con los reactivos necesarios para el análisis y con los componentes electrónicos necesarios para la recepción y transmisión de datos” de modo que cada miniboya será un laboratorio autónomo.

Cada chip estará dotado de biosensores para analizar un grupo de 6 o 7 compuestos, los más representativos del tipo de contaminación que se quieran controlar: desde toxinas naturales procedentes de floraciones algales naturales hasta contaminantes emergentes, como los compuestos polibromados o antibióticos.

“Buscamos aplicar una tecnología flexible y barata, que se pueda adaptar a las circunstancias, el control de diferentes contaminantes y que los sensores puedan ser reemplazados fácilmente”, dice Farré.

“Los chips enviarán los resultados a una estación central y, en función de la situación, por ejemplo ante una alerta por contaminación, se pueden enviar nuevas órdenes a los sensores para que realicen análisis con más frecuencia o se centren en algún contaminante concreto”, ha explicado la científica.

En el proyecto “Sea on a chip”, que cuenta con un presupuesto de más de 5,5 millones de euros y que coordina el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua el CSIC, también participarán el Instituto de Química Avanzada de Cataluña (IQAC) y el Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB), además de 17 socios de 9 países.

El otro proyecto para controlar la contaminación marina, el “Braavoo”, busca desarrollar un laboratorio flotante instalado en un minicatamarán totalmente autónomo y dotado de energía por paneles solares, según ha informado el CSIC en un comunicado.

Este sistema se controlará de forma remota y los resultados analíticos obtenidos a lo largo del recorrido se enviarán a una central de recogida de datos.

El proyecto prevé dotar al catamarán con diferentes biosensores: por un lado inmunosensores ópticos, que son extremadamente precisos en la detección de contaminantes diana, y por otros sensores basados en células bacterianas para la determinación de contaminantes como el mercurio.

En este proyecto participan dos centros de investigación del CSIC: el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) y el Centro de Investigación en Nanotecnología y Nanociencia (CIN2), tiene un presupuesto total de 3,5 millones de euros y cuenta con la participación de 9 socios de 7 países (Alemania, España, Holanda, Irlanda, Israel, Italia y Suiza).

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