Pretenden catalogar más
de 12.000 lagos y lagunas de la estepa de Mongolia, identificar nuevas especies
de crustáceos desconocidas hasta ahora y desarrollar estrategias para
diagnosticar el estado de los lagos de la Península Ibérica. Este es el reto de
una investigación que está desarrollando la Universidad de Barcelona.
El proyecto,
dirigido por el colaborador del Departamento de Ecología de la UB y experto en
limnología de lagos y humedales, Miguel Alonso, consiste en realizar un
catálogo limnológico de los lagos de Mongolia, un árido país centroasiático con
lagos y zonas húmedas similares a los de las estepas y montañas ibéricas.
“En Mongolia
encontramos lagunas en un estado excepcional de conservación, intactos desde
hace miles de años, que son similares a las que existían en la Península
Ibérica antes de ser destruidas por la acción humana”, ha explicado Alonso.
Los lagos
esteparios se encuentran en las regiones de clima continental en diferentes
latitudes de todo el planeta y suelen ser lagos poco profundos, muy frágiles,
que se desecan fácilmente y con una elevada productividad biológica.
“Los lagos
esteparios son ecosistemas extraordinariamente valiosos”, ha destacado Alonso,
que desde 2005 ha estudiado lagos permanentes de agua dulce, lagunas temporales
de aguas mineralizadas o lagos hipersalinos en sus expediciones a Mongolia.
El proyecto
ha permitido hasta hoy estudiar 880 lagos esteparios del país mongol en el
marco del Programa de Conservación de la Biodiversidad de Endesa y con la
colaboración de la Universidad Nacional de Mongolia.
Según Alonso,
los lagos esteparios asiáticos son muy similares a los de la Península Ibérica
y comparten muchas similitudes en hidromorfología y en comunidades biológicas.
“La
investigación -ha agregado Alonso- nos permite establecer comparaciones y
relaciones biogeográficas entre especies de los lagos esteparios ibéricos, que
están desaparecidos o profundamente alterados en la actualidad”.
“Este
proyecto también ayudará a establecer indicadores sobre el estado ecológico de
referencia en lagos esteparios de la Europa industrializada, tal como exige la
normativa europea actual”, ha añadido el ecólogo.
El proyecto
también ha permitido descubrir algunas nuevas especies de crustáceos
branquiópodos, un grupo muy antiguo de crustáceos, considerados auténticos
fósiles vivientes que aún conservan características ancestrales y algunos
tienen una alta afinidad con especies que viven lagunas de España.
Según Alonso,
“estudiamos los crustáceos como bioindicadores porque son organismos muy fieles
a su hábitat natural, con un ciclo de vida relativamente largo, y dejan rastros
biológicos fácilmente reconocibles y permanentes de gran interés científico,
incluso para reconstrucciones paleoclimáticas”.
Alonso,
discípulo de Ramon Margalef, ha advertido de que la sobreexplotación de
acuíferos por la minería y los trasvases hidrológicos son las amenazas más
directas para conservar estos ecosistemas de las llanuras mongoles.
El ecólogo ha
señalado que en la Península Ibérica la situación de los lagos esteparios es
“realmente alarmante”.
“En nuestro
país, existen zonas esteparias que son únicas en la Europa occidental, como los
Monegros, la cuenca del Ebro, la cuenca del Duero, el Tajo- Guadalquivir, la
Mancha… pero en los últimos años se han hecho intervenciones que han provocado
la desaparición de muchas de las lagunas más emblemáticas en estas áreas”, ha
lamentado.
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