Los insectos que se
alimentan de las raíces de los árboles afectan a la capacidad de los bosques de
actuar como sumideros naturales de carbono y contrarrestar los efectos del
cambio climático.
Algunos
estudios prevén que el aumento de los niveles atmosféricos de CO2 provocará una
especie de “efecto de fertilización” mediante un aumento en el ritmo de la
fotosíntesis y el incremento de la biomasa vegetal del planeta. Pero Scott
Johnson, experto en ecología de la Universidad de Western Sydney, y su colega
Markus Riegler, consideran que estas proyecciones han soslayado el impacto que
puedan tener los insectos que se alimentan de las raíces de los árboles.
Para los
científicos, estos insectos tienen capacidad para limitar el aumento de la
biomasa provocado por el aumento del CO2, el alimento de las plantas en el
proceso de fotosíntesis que, en interacción con el agua, libera oxígeno a la
atmósfera.
Para efectos
del estudio, Johnson y Riegler sometieron a un grupo de árboles jóvenes de
eucalipto (Eucalyptus globulus) a diversos niveles de concentración de CO2 y a
la presencia los insectos que se alimentan de raíces en un invernadero, según
el estudio divulgado por la cadena local ABC.
Los niveles
de CO2 fijados fueron de 400 partes por millón, que es el actual, y de 600
partes por millón, concentración que se pronostica tendrá el planeta en unas
tres a cuatro décadas.
Asimismo, los
expertos utilizaron un tipo de escarabajo rinoceronte (Xylotrupes Gideon australicus),
cuyas larvas viven en la tierra y se alimenta de raíces.
En los experimentos, los
árboles crecieron con mayor rapidez en ambientes de mayor concentración de CO2,
tal y como se esperaba, pero esto se daba solamente en la ausencia de los
escarabajos.
En el caso en
que no habían escarabajos, la biomasa de brotes y raíces crecieron en un 46 y
35 por ciento, respectivamente, según la ABC.
Pero cuando
los científicos colocaron escarabajos en ese mismo ambiente de alta
concentración de dióxido de carbono, “las plantas básicamente dejaron de
crecer” por su incapacidad de “sacar provecho de los altos niveles de CO2″,
explicó Johnson.
Los investigadores también descubrieron que
cuando los escarabajos rinoceronte estaban sobre las hojas, los árboles tenían
un 9 por ciento menos de agua que los otros eucaliptos libres de estos
insectos.
“Si las plantas no van a crecer como se
esperaba o no van a desarrollarse bien, entonces se reducirá el secuestro de
carbono”, lo que evita que sea emitido a la atmósfera, comentó el investigador
australiano.
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