El
colapso de los glaciares aumentará el nivel del océano hasta en 1,2
metros
El
colapso de los glaciares en la extensa región de hielo de la
Antártida occidental parece inevitable. Dos equipos científicos
independientes pero trabajando sobre la misma zona llegan a la misma
conclusión de que el proceso, que se puede acelerar en el futuro, ha
empezado ya. La buena noticia, dice la revista Science, donde se da a
conocer una de las investigaciones, es que aunque la palabra colapso
implique cambio rápido, el escenario más veloz es de 200 años, y
el más lento, de 1.000. Pero la mala noticia es que ese colapso es
inevitable. Y tal es la cantidad de hielo acumulado en la Antártida
occidental, que su fusión provocaría una elevación del mar de 1,2
metros. “Este sector será uno de los contribuyentes principales a
la subida del nivel del mar en las décadas y siglos venideros”,
señala el glaciólogo Eric Rignot, científico de la Universidad de
California en Irvine y de la NASA en el Jet Propulsion Laboratory.
Aunque
los procesos implicado son complejos, los científicos señalan como
principal desencadenante el flujo de aguas más calientes en torno al
continente blanco que va lamiendo el borde de los glaciares al
hacerlos más frágiles. “Hasta ahora cuando veíamos el
adelgazaiento [de los glaciares] no sabíamos si se ralentizaría más
tarde, de modo espontáneo o por algún efecto de retroalimentación”,
señala Ian Joughin, glaciólogo de la Universidad de Washington y
líder del grupo que da a conocer sus resultados en Science esta
semana. “No hay un auténtico mecanismo de estabilización que
podamos ver”, añade.
La
Antártida es un escollo especialmente difícil para los científicos
del cambio climático, donde múltiples factores se entrecruzan e
influyen mutuamente. No es el aumento de la temperatura del aire allí
lo que produce las alteraciones, sino el calentamiento de las aguas
oceánicas,los cambios en los regímenes de vientos que las empujan
hacia las costas heladas, la dinámica propia de los glaciares,
etcétera. En concreto, sobre la estabilidad de los glaciares de la
región occidental ha habido debates desde hace tiempo.
Mapa
en alta resolución del adelgazamiento de la capa de hielo en el
glaciar Thwaites en la Antártida. / DAVID SHEAN (UNIVERSIDAD DE
WASHINGTON)
Joughin
y sus colegas se han centrado en un glaciar en concreto, el Thwaites,
para investigar su sensibilidad a la fusión producida por el
calentamiento del mar y su estabilidad. Han combinado datos de
satélite con un modelo avanzado desarrollado por ellos que, de
entrada, reproduce con rigor la evolución de esa masa de hielo en
los últimos 18 años, lo que lo valida su fiabilidad. Luego han
dejado correr su simulación hacia el futuro en distintos escenarios
de velocidad de fusión del hielo, dependiendo de la cantidad de
calentamiento. En el peor de los casos, el ritmo de pérdida de hielo
se mantiene moderado durante los próximos 200 años y entonces
empieza la fase acelerada de colapso; en el caso más conservador, se
aplaza el proceso a 1.000 años, pero los investigadores señalan que
el escenario más probable se sitúa entre 200 y 500 años.
Plazos
similares encuentra el otro equipo de científicos, liderado por
Rignot y que da a conocer sus resultados en la revista Geophysical
Research Letters. Ellos se han ocupado de seis glaciares de la
Antártida occidental, incluido el Thwaites. Su conclusión es
contundente: “Han pasado el punto de no retorno”.
La
enorme extensión helada de esa zona del continente blanco está en
declive irreversible y no hay obstáculos que impidan la fusión de
ese hielo en el océano, fusión que está siendo más rápida de lo
que se creía hasta ahora. Estos glaciares ya contribuyen en gran
medida a la subida del nivel del mar que se está registrando en el
planeta, dado que aportan casi tanta agua al océano anualmente como
toda la capa helada de Groenlandia, apuntan.
El
continente es un escollo para los científicos del cambio climático
Los
cambios en el flujo de los glaciares, la parte de ellos que flota
sobre el mar en la costa y la pendiente del terreno por la que se
desplazan son los factores clave de su evolución. El primer punto,
la aceleración del flujo de los glaciares en esa región del
continente blanco en los últimos 40 años ya se conocía, el mismo
Rignot y su grupo de investigación han tratado el fenómeno
recientemente. Ahora, con nuevos análisis de los datos de radar
tomados por satélites (sobre todo los ERS-1 y ERS-2 de la Agencia
Europea del Espacio, ESA), se ocupan de los otros dos factores, la
parte flotante de los glaciales y el terreno en el que se asientan.
A
medida que los glaciares adelgazan aumenta su extensión flotante y
los investigadores afirman que han adelgazado ya tanto que ahora
flotan en zonas donde antes estaban sólidamente reposando en el
fondo. La aceleración del desplazamiento de los hielos y su
adelgazamiento están directamente relacionados: al ser más rápido
su flujo, se estiran y adelgazan de forma que una mayor extensión de
ellos se convierte en hielo flotante. También la topografía influye
ya que en esa región del terreno está bajo el nivel del mar, lo que
significa que al reducirse, el glaciar no alcanza el mar y el agua
más templada se acumula y acelera su fusión. En cinco de los seis
glaciares estudiados no hay obstáculos en el terreno que contengan
el hielo.
“El
colapso de este sector de la Antártida parece imparable y el hecho
de que el retroceso de los glaciares se esté produciendo
simultáneamente en un área tan grande sugiere que está
desencadenado por una causa común, como el incremento de la cantidad
de calor oceánico bajo las partes flotantes de los glaciares, así
que parece inevitable el fin de este sector”, concluye Rignot.
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