El cambio climático va demasiado deprisa para los seres
vivos. Los intentos de adaptarse se producen en todos los órdenes de la vida:
con el aumento de la temperatura, hay árboles que están ocupando espacios cada
vez más al norte o cotas más altas de las montañas. Muchas aves están
adelantando sus migraciones y los peces se están desplazando hacia el norte.
Pero los pocos estudios que hay lo suficientemente extensos en el tiempo
muestran que son pocas las especies que se adaptan al calentamiento global.
Un grupo de investigadores, entre ellos varios españoles,
han revisado las publicaciones científicas que han estudiado la respuesta de
los distintos animales al aumento de las temperaturas provocadas por el cambio
climático en curso. Encontraron casi 5.000 estudios con datos de más de 1.400
especies en los que se recogían la conexión entre evolución de las temperaturas
y cambios en determinadas características o patrones de conducta de los
distintos animales, como el adelanto del periodo de cría o el de las
migraciones.
El estudio, publicado en Nature Communications, no ha
encontrado confirmación de que las especies estén experimentando cambios
morfológicos por la presión selectiva del aumento de la temperatura. Pero sí
cambios fenológicos, adaptaciones de patrones de conducta de su ciclo vital, en
general en forma de adelantamiento de los eventos de ese ciclo, como el fin de
la hibernación o el inicio del periodo de apareamiento y cría. Pero estas
adaptaciones no son suficientes ante el acelerado ritmo del cambio climático.
Muchas
especies han adelantado el fin de la hibernación, las migraciones o la época de
cría
"Vemos que algunas poblaciones cambian demasiado poco
a poco, por lo que enfrentan un riesgo de extinción en un espacio de tiempo
relativamente corto", sostiene en un correo el biólogo evolutivo del IZW y
coautor del estudio Alexandre Courtiol.
"Con esta base de datos podemos decir cómo ha afectado
la temperatura a las características. Por ejemplo, mostramos que, a lo largo de
muchos taxones [grupo de organismos emparentados, que en una clasificación dada
han sido agrupados, asignándole un nombre en latín, una descripción si es una
especie y un tipo], el tempo de los diversos eventos biológicos se ha
adelantado a medida que las temperaturas iban subiendo en las últimas décadas",
explica en un correo la investigadora del Instituto Leibniz para la
Investigación de la Vida Salvaje y Zoológica (IZW, con sede en Berlín) y
principal autora del estudio, Viktoriia Radchuk. "Pero este conjunto de
datos no podía contarnos nada sobre si estas respuestas de las especies son
adaptativas, es decir, si se traducen en alguna ventaja de adaptación, como un
mayor número de crías sacadas adelante", añade.
Para saber si hay
respuesta adaptativa al cambio climático hace falta estudiar las poblaciones
durante muchas generaciones, como los 54 años que ya lleva el estudio de las
gaviotas de pico rojo de la península Kaikoura, en Nueva Zelanda.
Para poder determinar si un cambio es adaptativo o no, hace
falta trabajar durante décadas con las mismas poblaciones. Por eso, apenas hay
estudios que respondan a esta última cuestión. Solo encontraron 71 trabajos
sobre menos de 20 especies, la mayoría aves. Investigadores españoles de la
Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC) aportaron sus investigaciones
con tres de esas especies: la carraca (Coracias garrulus), el autillo (Otus
scops) y la urraca (Pica pica) en la zona Guadix - Baza, en el interior de
Granada.
"Hemos observado que las carracas y autillos han
avanzado su fecha de puesta, cada año ponen los huevos antes, pero no así las
urracas que no han modificado su fenología durante estos últimos años",
comenta el investigador de la EEZA Jesús Miguel Avilés. Este cambio de la fecha
de puesta no conlleva beneficios al autillo, porque no tiene mayor descendencia
cuando cría más pronto, mientras que las carracas sí tienen más pollos al
adelantar la reproducción.
Aún más preocupante es el hecho de que los datos
disponibles se refieren a especies relativamente comunes y abundantes, como el
carbonero común, el corzo o la urraca, que están sobrellevando mejor el impacto
climático. "Las respuestas adaptativas entre las especies más raras o
amenazadas aún están por investigar", dice en una nota Stephanie
Kramer-Schadt, también del IZW, y añade: "Tememos que las previsiones de
mantenimiento de las poblaciones de estas especies claves para la conservación
sean aún más pesimistas".
¡Qué pena! Buena info, saludos
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